/ martes 17 de noviembre de 2020

En Punto

Lo menos malo sería que los conflictos permanentes que se traen entre el gobierno del estado y el ayuntamiento de Puebla quedaran solo en el terreno político, pero eso no ha sido así, para mala suerte de los habitantes del municipio capital. Las diferencias entre ambos niveles de la administración pública han afectado ya otras áreas, como la expedición de permisos de construcción.

La disputa ha generado un rezago en la autorización del desarrollo de obras particulares en la capital, lo que, evidentemente, no ha impedido que los propietarios de esas construcciones detengan sus propósitos por culpa de servidores públicos que no acaban de ponerse de acuerdo para responder a las demandas de la gente.

Aun sin permisos, hay obras de construcción en la ciudad de Puebla, y si hay obras, también hay generación de escombro, situación que ha derivado en la improvisación de tiraderos clandestinos a los que recurren arquitectos y constructores para desechar los materiales que les sobran.

El problema viene a continuación.

Los materiales de desecho se han ido preferentemente a barrancas de la zona metropolitana del estado, hecho que, como alertan especialistas en la nota que este día lleva de principal EL SOL DE PUEBLA, “representa una bomba de tiempo que podría detonar en tragedias por desastres naturales y contaminación del agua que se consume en la capital.”

De las 30 afluentes y barrancas que conforman la hidrología superficial del municipio de Puebla, por lo menos cinco están identificadas como puntos donde se tiran de forma clandestina los desechos de construcción y otros cinco presentan alertas de contaminación generada por la población aledaña, narra el especial que se publica bajo la firma de Víctor Hugo Juárez.

¿Qué hay que hacer para resolver el problema?

Que los colaboradores del gobernador Miguel Barbosa Huerta y la edila Claudia Rivera Vivanco dejen de comprar pleitos ajenos y se pongan a trabajar.

***

Aparentemente resuelto el asunto de la educación a distancia, u olvidado en la agenda pública después de que diera inicio el ciclo escolar 2020-2021, los responsables del sistema educativo estatal, con el secretario Melitón Lozano Pérez a la cabeza, han olvidado un punto muy importante en el desarrollo personal de los menores de edad que tratan de tomar clases desde la computadora o el televisor.

La educación en línea, obligada a llevarse a cabo de esa manera por la emergencia sanitaria derivada del coronavirus, omite por razones naturales la interacción social de los estudiantes, desde aquellos que están en el jardín de niños hasta los que cursan la universidad, condición que generará en el mediano plazo problemas de conducta y que atenta de forma directa con el aprovechamiento que se tiene desde casa.

Ante ese problema, en el que muy pocas personas han reparado, especialistas entrevistados por este diario recomiendan reforzar a niños y jóvenes con actividades muy concretas que tienen que correr a cargo de los padres de familia o de las personas adultas que en casa acompañan a los menores.

No se trata de un asunto sin importancia.

En ocasiones, y así lo han establecido especialistas alrededor del mundo, la socialización es igual de relevante que el conocimiento en el desarrollo de las personas.

Y si la Covid-19 va todavía para largo rato, si la “cuarentena” continúa extendiéndose, como parece que ocurrirá, más allá de la segunda mitad del ciclo escolar, más vale que los encargados de definir las políticas públicas en esa materia empiecen a trabajar para cubrir esa necesidad.

Lo menos malo sería que los conflictos permanentes que se traen entre el gobierno del estado y el ayuntamiento de Puebla quedaran solo en el terreno político, pero eso no ha sido así, para mala suerte de los habitantes del municipio capital. Las diferencias entre ambos niveles de la administración pública han afectado ya otras áreas, como la expedición de permisos de construcción.

La disputa ha generado un rezago en la autorización del desarrollo de obras particulares en la capital, lo que, evidentemente, no ha impedido que los propietarios de esas construcciones detengan sus propósitos por culpa de servidores públicos que no acaban de ponerse de acuerdo para responder a las demandas de la gente.

Aun sin permisos, hay obras de construcción en la ciudad de Puebla, y si hay obras, también hay generación de escombro, situación que ha derivado en la improvisación de tiraderos clandestinos a los que recurren arquitectos y constructores para desechar los materiales que les sobran.

El problema viene a continuación.

Los materiales de desecho se han ido preferentemente a barrancas de la zona metropolitana del estado, hecho que, como alertan especialistas en la nota que este día lleva de principal EL SOL DE PUEBLA, “representa una bomba de tiempo que podría detonar en tragedias por desastres naturales y contaminación del agua que se consume en la capital.”

De las 30 afluentes y barrancas que conforman la hidrología superficial del municipio de Puebla, por lo menos cinco están identificadas como puntos donde se tiran de forma clandestina los desechos de construcción y otros cinco presentan alertas de contaminación generada por la población aledaña, narra el especial que se publica bajo la firma de Víctor Hugo Juárez.

¿Qué hay que hacer para resolver el problema?

Que los colaboradores del gobernador Miguel Barbosa Huerta y la edila Claudia Rivera Vivanco dejen de comprar pleitos ajenos y se pongan a trabajar.

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Aparentemente resuelto el asunto de la educación a distancia, u olvidado en la agenda pública después de que diera inicio el ciclo escolar 2020-2021, los responsables del sistema educativo estatal, con el secretario Melitón Lozano Pérez a la cabeza, han olvidado un punto muy importante en el desarrollo personal de los menores de edad que tratan de tomar clases desde la computadora o el televisor.

La educación en línea, obligada a llevarse a cabo de esa manera por la emergencia sanitaria derivada del coronavirus, omite por razones naturales la interacción social de los estudiantes, desde aquellos que están en el jardín de niños hasta los que cursan la universidad, condición que generará en el mediano plazo problemas de conducta y que atenta de forma directa con el aprovechamiento que se tiene desde casa.

Ante ese problema, en el que muy pocas personas han reparado, especialistas entrevistados por este diario recomiendan reforzar a niños y jóvenes con actividades muy concretas que tienen que correr a cargo de los padres de familia o de las personas adultas que en casa acompañan a los menores.

No se trata de un asunto sin importancia.

En ocasiones, y así lo han establecido especialistas alrededor del mundo, la socialización es igual de relevante que el conocimiento en el desarrollo de las personas.

Y si la Covid-19 va todavía para largo rato, si la “cuarentena” continúa extendiéndose, como parece que ocurrirá, más allá de la segunda mitad del ciclo escolar, más vale que los encargados de definir las políticas públicas en esa materia empiecen a trabajar para cubrir esa necesidad.

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