La pelea por el control de Morena para definir la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, entre muchas otras postulaciones de interés para los grupos de poder afines a ese instituto político, tuvo este fin de semana un nuevo episodio de confrontación entre los involucrados.
Mario Bracamonte González, el exdelegado destituido por el Comité Ejecutivo Nacional en el breve periodo de Alfonso Ramírez Cuéllar, convocó a un consejo estatal con el objetivo de que los consejeros invitados lo volvieran a nombrar representante del partido en Puebla con funciones de dirigente.
Y lo logró.
Después de algunas horas de polémica y sobresaltos al seno de ese partido por la inesperada reunión, Bracamonte fue nombrado delegado por sus aliados.
El problema para el delegado presuntamente devuelto a sus funciones es que ignoró por completo al grupo interno que está en su contra y que legalmente debía ser incluido para la realización del consejo.
Carlos Evangelista Aniceto y Edgar Garmendia de los Santos fueron excluidos, por la sencilla razón de que son ellos y su aliada en el CEN, Bertha Luján, el objetivo de este intento de golpe de estado partidista.
Bracamonte debió ser inducido y apadrinado en este movimiento por los barbosistas, lo que se puede dar por sentado al saber que dos de los principales promotores de la reunión, presentes en la misma, fueron Leonor Vargas Galllegos y Eduardo Gandur Islas, directora general del DIF y director de delegaciones de la misma institución, respectivamente.
Gandur, además, es suplente del diputado Gabriel Biestro Medinilla.
Todos son aliados de ya sabe usted quién.
Por el otro lado, los desplazados son aliados de la presidenta municipal Claudia Rivera Vivanco.
El movimiento, por tanto, no fue más que un esfuerzo por hacerse del control del partido en una coyuntura electoral importante para retener y prolongar el poder.
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Francisco Fraile García, aún titular de la Secretaría General del Comité Directivo Estatal del PAN, ha reconocido su aspiración para convertirse en presidente municipal de San Andrés Cholula.
En entrevista con EL SOL DE PUEBLA, el panista, uno de los militantes más respetados en el partido blanquiazul, dijo que sí quiere, pero atajó que esperará a que salga la convocatoria para formalizar s aspiración.
“No hay que adelantar las vísperas, primero hay que esperar a que salga una convocatoria y saliendo una convocatoria se toman las decisiones correspondientes. Si me preguntas si tengo ganas o deseos, sí, pero hay que esperar a que convoque el propio Comité Directivo Estatal”, expuso.
Aunque estas aspiraciones, que se comentaban solo al nivel de especulación, ya generaron algunas protestas por parte de un grupo de panistas del municipio sanandreseño, Fraile negó que, en caso de resultar postulado, vaya a ser producto de una imposición:
“Por imposición sería que yo rompiera el estatuto e impusiera yo a alguien, pero si está dentro del estatuto no tenemos por qué decir que es una imposición, porque yo al entrar al partido acepté las reglas que pone el mismo partido”.
Los dados están echados por parte del secretario general panista.
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A propósito del PAN… y del PRI.
La presidenta estatal, Genoveva Huerta Villegas, afirmó ayer en su conferencia de prensa que aún no hay candidato definido a la presidencia municipal de Puebla en el blanquiazul, por lo que, según ella, son falsas las versiones que el jueves por la noche dieron como un hecho consumado que la postulación ya esté en la bolsa de Eduardo Rivera Pérez.
Y justo en ese sentido, el líder estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, insistió el fin de semana en que el empresario José Chedraui Budib aún puede hacerse de la candidatura. ¿Será?
