Si los errores del comienzo de la segunda fase de la campaña de vacunación contra el coronavirus pasaron desapercibidos por concentrarse en comunidades retiradas de la capital, concretamente en la región mixteca, lo ocurrido esta misma semana en San Andrés Cholula, municipio colindante con Puebla, demostró lo ineficientes y poco efectivos que son los servidores públicos que laboran para el gobierno federal.
El miércoles sucedió un caos visto por todos en redes sociales de manera inmediata, en tiempo real.
Miles de personas de la tercera edad, mayores de 60 años, acudieron a los siete módulos de vacunación instalados en ese municipio para aplicarse la primera dosis.
¿Qué pasó?
Que llegaron personas sin registro previo en la página web de la Secretaría de Bienestar de la administración lopezobradorista, y consiguieron la vacuna; llegaron otras con registro comprobable, y no la obtuvieron.
Acudieron ajenas a San Andrés Cholula, incluso de fuera del estado de Puebla, que pudieron vacunarse, en perjuicio de aquellas que sí habitan en ese municipio poblano y no lo hicieron.
Un auténtico caos, en el que faltó además la implementación de la socorrida sana distancia porque no hubo ni personal ni autoridad que fuera de los módulos organizara a la gente pare impedir aglomeraciones que llevaran a más contagios.
El optimismo llevó a creer que las condiciones mejorarían para el jueves y no fue así.
“Verse a más de tres kilómetros de la entrada que le prometía la inoculación contra la Covid 19, no fue impedimento para que doña Paola Maldonado abandonara la larga fila, de la cual formó parte este miércoles y jueves en el Centro Escolar “Doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara”, pues su esperanza de tener una dosis en la jornada nacional replicada en San Andrés Cholula, la llevó a destinar más de quince horas de su tiempo para buscar este objetivo que desafortunadamente, dijo, no logró.”
Así comienza la crónica de la reportera Norma Marcial para informar que, ayer mismo, las 10 mil 800 dosis destinadas para ese municipio se terminaron.
Tal y como lo lee.
Se previeron cuatro días de vacunación en San Andrés para proteger a los adultos mayores.
Las dosis, sin embargo, enviadas por el gobierno de López Obrador, no alcanzaron ni para dos días completos.
Caos e incompetencia, el sello de la cuatroté.
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El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) puso fin a una vieja práctica dentro de Morena que ha dejado a más de uno inconforme desde que nació este partido político: la opacidad en las encuestas para elegir a sus candidatos y candidatas.
En Puebla, el primero en pedir que se transparentaran estos estudios fue el exrector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), Enrique Cárdenas Sánchez, quien buscó ser candidato de ese partido político a la gubernatura en 2018 y perdió la contienda interna ante el entonces senador Luis Miguel Barbosa Huerta, hoy gobernador.
Para nadie es un secreto que esa inconformidad escaló a una rivalidad que se consumó en la elección extraordinaria de 2019, donde ambos se vieron la cara otra vez, pero ahora en las boletas electorales.
Este tipo de inconformidades y rivalidades podrían repetirse en el proceso interno de Morena para este año, pues una vez que el TEPJF ordenó crear mecanismos de impugnación, se prevé una cascada de juicios por parte de aquellos que no resulten electos por la famosa encuesta.
Por ejemplo, seguramente habrá inconformes con el resultado de la competencia por la candidatura a la presidencia municipal, y los perdedores querrán conocer los detalles de la encuesta que les habrá quitado la posibilidad de pelear por la alcaldía.
Estos juicios, en lugar de sumar, dividen.
Habrá que esperar en qué términos viene la nueva convocatoria, pero lo que es un hecho es que debe garantizar a los inconformes su derecho a protestar.
A exigir el respeto a sus garantías individuales, pues.
