Los pataleos dentro del PAN por la inminente designación de Eduardo Rivera Pérez como candidato de ese partido, en alianza con el PRI y el PRD, comienzan a tomar fuerza.
Todo inició con la inscripción en lo “oscurito” de Ricardo Gali, sobrino del exgobernador Antonio Gali Fayad, y del panista Pedro Gutiérrez Varela, para buscar esa misma candidatura en la elección del próximo 6 de junio.
La inscripción de estos personajes va más allá de buscar alguna otra posición en la boleta, pues todo pinta para que el proceso interno se judicialice si alguno de los dos no consigue ser incluido en el proyecto panista.
Tan sólo ayer, Pedro Gutiérrez abrió el camino de la judicialización al acusar que la dirigencia estatal, que encabeza Genoveva Huerta Villegas, no lo notificó de la procedencia de su registro que, de acuerdo a la convocatoria, tendría que haberse hecho a más tardar el pasado miércoles 3 de marzo. Si el panista logra acreditar estas omisiones, el proceso interno podría terminar en los tribunales electorales.
A esto hay que sumar que los panistas que firmaron un desplegado en contra de Eduardo Rivera hace unas semanas siguen sin dar su respaldo abierto al ex alcalde de Puebla.
Vaya que falta mucho camino por recorrer en esta “operación cicatriz” para sumar a todos los grupos de cara a la próxima contienda electoral. Y falta ver si Eduardo Rivera tiene intención de llevarla a cabo o anular lo poco que queda del morenovallismo que por muchos años intentó someterlo.
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En el Congreso del Estado hay un ambiente festivo por el nombramiento de la diputada Nora Merino Escamilla como presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, por ser la primera mujer en ocupar este cargo, acto que engalana al Poder Legislativo justo en el mes del Día Internacional de la Mujer.
Sin embargo, también hay voces que ven en la ex integrante del PES inexperiencia para asumir tal rol, pero sobre todo la ven con animadversión porque avizoran que seguirá la línea que se dicte desde Casa Aguayo, tal como hizo Gabriel Biestro Medinilla, y poco aportará en realidad a los procesos democráticos que implican el trabajo legislativo.
A la legisladora se le ha acusado de ser responsable de limitar la libertad de expresión como presidenta de la Mesa Directiva al cerrarles el micrófono a diputados de oposición a Morena y al grupo en el poder, quienes han hecho críticas a las iniciativas presentadas por el Ejecutivo y que se han aprobado fast track.
La pregunta es si Nora Merino tendrá la apertura para escuchar a todas las fuerzas políticas del Congreso del Estado y permitirá la discusión de las iniciativas polémicas, como la interrupción del embarazo a las doce semanas de gestación, o seguirá el mismo guión que su antecesor Gabriel Biestro.
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El PRI ha resucitado de entre las cenizas gracias a la alianza que ha tejido desde el Comité Ejecutivo Nacional con sus otrora archirrivales PAN y PRD, y en esa lógica se han vuelto a cotizar hacia arriba las diferentes candidaturas a puestos de elección popular en ese partido, lo que ha puesto al presidente del Comité Directivo Estatal, Néstor Camarillo Medina, en posibilidad de hacer negocios con los aspirantes.
Sobre el líder tricolor ya pesan sospechas de venta de candidaturas, y uno de los casos que se utiliza para tratar de argumentar la acusación es lo que está por ocurrir en Coxcatlán.
La carrera para hacerse de la candidatura a la presidencia municipal la lideraba hasta hace unos días Irma Martínez, integrante y carta de Antorcha Campesina para convertirse en edil, pero recientemente se ha colado un empresario constructor con no muy buenos antecedentes.
Se trata de Camerino Montalvo Montiel, sobre quien pesan señalamientos de autoridades municipales oaxaqueñas por su trabajo como constructor, y otras de proveedores que lo acusan por no pagar los servicios que le han prestado.
El aspirante asegura que será candidato, a pesar de Antorcha, y gracias al presidente del PRI.
