En Punto

Pese a que aún no vivimos los estragos de la pandemia de la Covid-19 después de las vacaciones de Semana Santa, el gobernador del estado, Miguel Barbosa Huerta, cedió a las “presiones” de la afición del Puebla de La Franja para reabrir el estadio Cuauhtémoc.

El argumento del mandatario fue que hasta el momento no hay indicios de una tercera ola de contagios y muertes. Y ojalá así sea.

La noticia cobra mucha relevancia porque es un tema que se mueve entre la afición desde varias jornadas atrás debido al gran momento deportivo que vive el club: se ubica en el tercer lugar de la tabla general con 26 puntos, una marca que solo había conseguido en una ocasión anterior en toda su historia y que aún tiene dos partidos para romperla y firmar el mejor torneo corto en sus casi 77 años de vida.

De hecho, en redes sociales, políticos como Mario Riestra y hasta el exgobernador Antonio Gali se pronunciaron por volver al estadio y apoyar al equipo en su mejor momento. La urgencia de los seguidores es mucha, tanto que en el encuentro contra Pachuca, el pasado lunes 12 de abril, muchos poblanos se trasladaron casi 150 kilómetros para gritar los tres goles de los camoteros.

Entonces, así como si fuera el inicio de una carrera, la afición está esperando el “en sus marcas, listos, fuera” para correr a comprar sus boletos de acceso al próximo encuentro que será ante Pumas.

Pese a todo lo bueno deportivamente hablando, el peligro por la pandemia no ha pasado, entonces ya quedará en cada uno de los asistentes la responsabilidad de seguir las reglas y cuidarse para que la reapertura no sea después un hecho para lamentar.

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Los candidatos Humberto Aguilar y Nay Salvatori mostraron este lunes que incluso en momentos de confrontación política se puede y se debe seguir siendo un político decente y respetuoso, empático con los problemas personales del otro.

“Lo cortés no quita lo valiente”, habrá pensado Aguilar, abanderado de la alianza Va por México a diputado federal por el distrito de Cholula, antes de publicar un tuit de solidaridad con su rival de Juntos Hacemos Historia.

“Yo que he sufrido el contagio COVID y sabedor de la incertidumbre que prococa, le deseo a la personas muy cercana a @Naysalvatori, que está un poco delicada de salud por el virus, su pronta recuperación”, escribió el “Tigre” en la red social.

“Gracias @Tigre_Aguilar_C es un caballero y un digno rival. Bendiciones!!!”, respondió ella.

Un ejemplo de civilidad para muchos otros contendientes, a quienes se les va la vida en la competencia electoral y traspasan la delgada línea entre la contienda política y el rencor personal.

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Experiencia y popularidad son dos aspectos que evaluarán los poblanos el próximo 6 de junio cuando decidan quién los represente en el Distrito 9 de Puebla capital, y es que la batalla está clara, de las cinco candidatas y el único candidato, al final, la batalla se dará entre dos mujeres.

Por un lado está Ana Teresa Aranda Orozco, mujer con amplia trayectoria, que ya ha ocupado diversos cargos en los gobiernos panistas y dentro del mismo partido y que, aunque fue relegada durante el morenovallismo, regresa para sumarse a la coalición Va por México conformada por PAN, PRI y PRD. La panista se ha dicho confiada de su trayectoria y ha expresado que el abstencionismo de la ciudadanía será el único obstáculo para poder llevarse la elección.

Por otro lado, Sandra Ortiz Vela, reconocida cara de la televisión poblana, que representa a la Coalición Juntos Haremos Historia conformada por Morena, PVEM y PT, y que, aunque no cuenta con experiencia política, no sería la primera vez que la ciudadanía elija a un rostro conocido para representarlos. Curiosamente la candidata abandera a la coalición que ha criticado abiertamente. ¿Será que la ciudanía le reproche a la comunicadora su contradicción política o vote por ser un perfil alejado de la política y que no representa más de lo mismo?

La pelea está dura y muy interesante; la respuesta se conocerá el próximo 6 de junio.