Veloz como pocas o ninguna vez, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador avanza con la aplicación de la vacuna contra la Covid-19 que se realiza en el estado de Puebla, como quien sabe que los positivos del partido en el poder han subido a partir del despliegue de esta muy necesaria estrategia sanitaria.
La tercera etapa de vacunación masiva para adultos mayores de 60 años arranca este día y abarcará esta vez a 41 municipios del interior del estado, en un esfuerzo coordinado por la Secretaría de la Defensa Nacional, en el que participan por la administración federal la Secretaría de Bienestar, el ISSSTE y el IMSS, y por el gobierno del estado el ISSSTEP y los Servicios de Salud.
Pese al caos que se registró en las primeras fases de la aplicación del antígeno anti coronavirus, las autoridades federales han mejorado paso a paso en la logística y la organización de los módulos que se han dispuesto para ello, como se puede ver con solo comparar lo ocurrido en San Andrés Cholula entre la colocación de la primera y la segunda dosis.
Invariablemente, especialistas en estudios de opinión del país han coincidido en que la vacuna será una herramienta electoral muy eficiente en beneficio de los candidatos de Morena y sus partidos aliados.
Después de recibir la vacuna, el grueso de los adultos mayores termina agradecido con López Obrador, como si se tratara de un favor o un regalo del presidente, cuando no es así.
Como sea, ese es el efecto emocional en muchos de los eventuales electores, y Morena y el mandatario mexicano lo saben, de ahí que el partido utilice la vacuna en sus promocionales de campaña y AMLO apresure el paso para dejar satisfecha a la población de la tercera edad.
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Inconformes por la imposición de Irene Olea Torres como candidata de Morena a la presidencia municipal de Izúcar de Matamoros acusan traición de su dirigencia, así como del alcalde suplente Benjamín Hernández Lima, porque la aspirante es su síndico municipal, a quien desde meses atrás dejó operar políticamente en el municipio. Es decir, le dio todas las facilidades como los viejos políticos lo hacen con su “delfín” para la sucesión del poder.
Olea Torres es un cuadro del presidente municipal con licencia, Melitón Lozano Pérez, quien terminó imponiéndose a Loreley Armenta, sobrina del senador Alejandro Armenta Mier, así como a Juan Soto Bravo, considerado como un personaje cercano a Jorge Estefan Chiadiac.
Aunque la designación muestra la fortaleza de Lozano Pérez en el municipio, los conflictos por la candidatura provocaron una fractura entre los grupos morenistas, lo que pondrá en riesgo la elección para el partido en el poder.
El martes, por ejemplo, los militantes encabezados por luchadores sociales como Gilberto Maldonado, Yesennia Rincón, Arturo Toscano y José Pastor, acusaron dedazo e imposición en las candidaturas del Movimiento Regeneración Nacional y anunciaron la impugnación de las designaciones realizadas por su partido.
Por todos lados le llueven conflictos al partido presidencial.
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Y hablando de conflictos, estos muchos más serios, lo sucedido ayer en la capital del país con el diputado federal de Morena y candidato a la reelección, Saúl Huerta Corona, podría marcar un antes y un después en la campaña electoral del estado.
Huerta Corona es legislador por el distrito 11 de Puebla y fue detenido en la Ciudad de México por presunto abuso sexual en contra de un menor de 15 años.
Al margen del camino y destino final que encuentre el caso, con Huerta Corona resuelto como culpable o inocente por la autoridad ministerial, la acusación de la presunta víctima dará mucho de qué hablar a la oposición y se convertirá en tema del contenido anti Morena, ligado además a los escándalos de Félix Salgado en Guerrero y David Monreal en Zacatecas.
