Clásica reacción la que ha tenido el todavía diputado local Emilio Maurer Espinoza.
Natural en aquellos personajes que se acercan a la política por mera invitación casual, para acceder a posiciones de poder que de otra manera no obtendrían, y que se retiran una vez que ven agotada la posibilidad de continuar recibiendo los privilegios sin mayor esfuerzo que el de antes: ninguno.
Enfundado en la camiseta de Morena, partido que lo hizo legislador local en los comicios de 2018, el empresario Emilio Maurer se dedicó a hablar maravillas del partido, del presidente López Obrador y del gobernador Miguel Barbosa, quien es (¿o era?) su aliado, pero una vez que lo bajaron del tren de la reelección por un problema de paridad de género en la distribución de las postulaciones, vio la política completamente al revés y cambió de opinión.
Maurer, en efecto, se ha quitado la venda de los ojos.
Tras el descarrilamiento, subió un video a redes sociales para reprochar a los dirigentes de Morena que han perdido el rumbo de nación que perseguían, que ahora se mueven solo por intereses personales e informó que se separa de la bancada de ese instituto en el Congreso.
Lo que dijo es real, pero no vale que se diga cuando se ha perdido el privilegio.
Por eso nadie cree en Maurer, que años atrás había hecho lo mismo con el PRD.
Le tiraron el negocio y se marcha.
Como siempre.
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A menos de una semana del arranque de las campañas locales, la candidata a la reelección en el municipio de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, ha hecho ya señalamientos más o menos directos en torno al papel que juegan o jugarán el gobernador Barbosa y el diputado con licencia, Gabriel Biestro, en esta contienda electoral.
“El hecho de que alguno de mis compañeros tanto el gobernador como el diputado plurinominal con licencia estuvieran operando para que perdiera Morena en la capital, es para que regrese el PRIAN, yo desearía que no”, dijo en rueda de prensa, en respuesta a la pregunta concreta de uno de los reporteros.
“Yo desearía que no”, expresó, lo que deja solamente como un deseo, ante la posibilidad de que eso estuviese sucediendo, pero sin acusar de manera tajante ni a uno ni a otro.
No obstante, después de eso sí le dedicó unos segundos más a Biestro.
Al exaspirante a la presidencia municipal le recordó que en 2018, como presidente de Morena en el estado, le tocó recibir acusaciones similares a las que ahora hace en contra de los dirigentes, por venta de candidaturas y cierre de las oficinas a consejeros que no eran afines a él.
La candidata abrió una nueva línea de discusión verbal con el inquilino de Casa Aguayo que seguramente esta mañana continuará, en la mañanera de aquel.
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La contienda electoral en proceso ha aletargado el proceso de desafuero del diputado federal poblano Saúl Huerta Corona, en beneficio del partido en el poder.
Los legisladores de Morena, que son mayoría en la cámara de diputados, han hecho todo lo posible para impedir que el escándalo derivado de los presuntos abusos sexuales cometidos por el poblano le pegue a Morena antes de la jornada electoral.
Si bien el partido le ha retirado sus derechos políticos, el proceso de desafuero, en forma, público y mediatizado, comenzará hasta después del 6 de junio, lo que eliminará más abolladuras de las que de por sí ya ha sufrido este partido por todos sus escándalos.
Parece que al partido de López Obrador no le interesa que se haga justicia en ese caso.
O quizá sí, pero de ninguna manera antes de que los electores vayan a las urnas a emitir su sufragio.
Así pues, el caso Huerta Corona puede esperar.
Lo primero en las prioridades de Morena es la elección.
Así queda claro.
