Si bien el desarrollo de la jornada electoral del domingo fue en términos generales tranquilo, sin mayores sobresaltos que el intento de amedrentamiento por parte de un grupo político en la zona de Lomas de Angelópolis, en el municipio de Santa Clara Ocoyucan, los días posteriores a los comicios se han generado problemas por lo cerrado de las votaciones en algunas contiendas.
El Consejo General del Instituto Electoral del Estado, por ejemplo, aprobó ayer atraer el conteo de votos en el distrito 20 de Puebla capital, después de que integrantes de la organización Antorcha Campesina se instalaran frente al Consejo Distrital a pedir que el recuento de las actas lo hiciera el órgano central del Instituto y de que el ambiente se tensara.
Sin embargo, este es solo uno de los 13 casos para los que la autoridad electoral aprobó la realización del conteo de votos, de manera que no quedara duda en la identidad del ganador.
Representantes de los partidos políticos acreditados ante el IEE denunciaron diversas irregularidades que ponen en riesgo el conteo de votos en consejos municipales y distritales, por lo que solicitaron lo mismo que los antorchos del distrito 20.
El representante del PAN, Irving Vargas Ramírez, denunció que no había condiciones para realizar los cómputos distritales en los municipios de Vicente Guerrero, San Martín Texmelucan y Palmar de Bravo, además de que acusó que no había certeza en la elección de Chinconcuautla por los actos de violencia registrados.
La contienda todavía no termina, pero se espera que todos estos casos, que atraen una comprensible inconformidad, concluyan con certeza para todas las partes, de manera que, aunque no consigan el triunfo esperado, queden satisfechos con la decisión de los votantes y el recuento de los órganos electorales.
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Quienes se llevaron fuertes críticas dentro de sus partidos fueron los dirigentes de Pan, Genoveva Huerta; PRI, Néstor Camarillo, y PRD, Carlos Martínez, por esa actitud triunfalista mostrada el lunes en conferencia de prensa y anunciar, así sin tapujos, que ya pretenden repetir la alianza electoral en los comicios de 2024.
El razonamiento para descalificarlos es uno solo: fuera de Puebla y los municipios conurbados, la alianza tripartidista fue un fracaso en el resto del estado, donde se concentró la gran mayoría de cargos de elección popular en disputa.
“¿Cuál victoria, entonces?”, se preguntaron panistas y priistas, sobre todo.
Y con mucha razón.
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Una de las dudas más estresantes que aquejaba a la clase política poblana acaba de ser despejada ayer, cuando el todavía diputado local con licencia y exaspirante perdedor a la candidatura de Morena a la presidencia municipal de Puebla, Gabriel Biestro Medinilla, reveló su interés de convertirse, otra vez, en dirigente estatal de ese instituto político.
Eso resuelve la incógnita que los políticos de Morena y de otros partidos tenían acerca del futuro inmediato de Biestro, después de que fracasara en su intento por gobernar la ciudad más grande del estado.
¿Se iría de regreso a su casa para dedicarse a otras cosas que nada tienen que ver con la política?
¿Volvería a pedir un lugar como brigadista dentro del parito de López Obrador, como se lo sugirieron los aliados de Claudia Rivera Vivanco y la propia edil, candidata perdedora a la reelección?
¿Ingresaría al gabinete del gobernador Miguel Barbosa para, desde ahí, continuar en la construcción de una carrera política que le permitiera aspirar a un nuevo cargo de elección popular en el futuro?
Ninguna de esas, al menos por lo pronto.
Biestro Medinilla salió ayer de nueva cuenta para hacer otro pronunciamiento a los medios de comunicación y ahí soltó sus planes inmediatos: quiere hacerse de la presidencia del partido. “Si existen las condiciones, ¿por qué no?”, se dijo a sí mismo.
Así que agárrense los Garmendia, los Evangelista y los Belmont.
Y todos en ese partido.
