El gobernador del estado, Miguel Barbosa Huerta, ventiló la buena relación y la disponibilidad que tiene para trabajar en conjunto con la nueva administración municipal, encabeza por Eduardo Riera Pérez, que arribará al Palacio el próximo 15 de octubre.
Tanto que hasta parece le urge que llegue el día de la sucesión, o eso parece.
En su conferencia de prensa matutina, el mandatario mostró la ganas y disposición que tiene de hacer frente a uno de los mayores problemas que aqueja a la ciudad capital: el desbordamiento del comercio informal, el cual se lo achacó directamente a Claudia Rivera Vivanco, actual alcaldesa, al asegurar que “es una herencia del ayuntamiento que se va”.
Barbosa Huerta fue claro al decir que tiene un compromiso con Rivera Pérez para resolver el tema “con justicia, con diálogo, sin abusos y sin arbitrariedades”, el objetivo, dijo, es dejar una ciudad con un equilibrio entre el comercio ambulante, comercio establecido, movilidad y transporte.
Parece que ya hasta hay un plan de trabajo. Ojalá que así sea y no se pierda tiempo, pues el tema se vuelve cada vez más crítico.
A menos de tres meses del cambio de ayuntamiento se vislumbra buena relación y colaboración entre los dos niveles de gobierno, esperemos que sea real y duradera, por el bien de los poblanos.
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Todavía no sale la convocatoria para la renovación de la dirigencia estatal del PAN en Puebla y parce ser que ya comienzan los sombrerazos. Y es que no solo ha sido Francisco Fraile, exsecretario general de ese partido y exaliado de la dirigente Genoveva Huerta Villegas, quien ya se ha volcado en su contra al impugnar la remoción de su cargo y ya ha manifestado su interés por quedar al frente del partido albiazul en el estado.
El panorama hacia la reelección de la panista cada vez se torna más complicado, pues el diputado local electo, Rafael Micalco Méndez, quien no ha oficializado su interés por la dirigencia, pero tampoco se ha descartado, ya expuso que la bancada de la que será miembro durante la próxima legislatura no pactará con el gobierno encabezado por Miguel Barbosa Huerta y también menospreció las alianzas, demeritando así el actuar de la líder panista.
Mientras Genoveva Huerta ya se ha reunido con el mandatario estatal para crear alianzas y andaba del tingo al tango de gira con los diputados electos, hasta hace unos días que volvió a sufrir un contagio por coronavirus, extraños posicionamientos se forman desde los panistas de cepa, que al parecer quieren que la dirigencia se quede entre ellos y así poner punto final a la era del morenovallismo en el blanquiazul.
Por ahora nada está escrito y, mientras más nombres salen a la luz, se vislumbra un largo camino en precampaña. Que recuerden los panistas que haber recuperado la presidencia municipal no los hace intocables y es mejor estar unidos, por el bien del partido.
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Uno de los principales detonantes de la tercera ola de contagios por covid, además de la irresponsabilidad de muchas personas que no toman las medidas preventivas indicadas, es el bajísimo porcentaje de poblanos vacunados hasta el momento, lo cual deriva de una mala actuación que ha tenido el gobierno federal en todo el país precisamente en este rubro: el de la aplicación de las dosis.
Por eso ha llamado la atención e interesado mucho aquello de la “vacunación universal”, que consiste en inyectar a todo aquel ciudadano a partir de 18 años de edad que no haya sido inoculado previamente, con el objetivo de superar el rezago.
Bien por esa medida, anunciada ayer por la mañana en la conferencia de prensa del presidente López Obrador. Lo malo, y hay que decirlo, es que el ritmo que se ha visto en las fases previas de la vacunación, para cuando llegue la “universal” estaremos preparando la cena navideña en casa. Y no es una exageración.
