Tres días faltan para que se lleve a cabo la elección de presidenta del Comité Directivo Estatal del PAN y muy pocos observadores se atreven a pronosticar la victoria de alguna de las dos candidatas: Genoveva Huerta Villegas y Augusta Díaz de Rivera, lo que demuestra que se trata de una contienda bastante reñida, en la que no habrá una gran diferencia de porcentaje de votos entre una y otra.
Uno de los ingredientes públicos en esta competencia, que permite prever el desenlace de una elección cerrada, tiene que ver con aquello que transmiten las candidatas y sus aliados y seguidores en declaraciones a los medios de comunicación y en redes sociales, donde se ha dado la batalla más cruenta.
Ambos grupos se acusan de lo mismo: de pretender favorecer solo a sus aliados políticos, pero en las últimas horas, concretamente el martes, Jorge Aguilar Chedraui (aliado de Genoveva) se subió al cuadrilátero de Twitter para lanzarse en contra del presidente municipal Eduardo Rivera Pérez (aliado de Augusta), a quien calificó de incongruente por asegurar primero que no se sumaría a la pelea por la dirigencia y acudir después a un mitin en apoyo de Díaz de Rivera.
Chedraui asestó el golpe, con todo y video, un día después de la renuncia de Jesús Morales Rodríguez al Comité Directivo Estatal para expresarle su respaldo a Augusta Valentina.
Si el triunfo estuviese garantizado para alguno de los dos bandos, no habría la estridencia que se observa en público.
Y ese ruido, las descalificaciones, los golpes bajos, las adhesiones y las traiciones no emanan solo de los aliados de una de las candidatas, sino de las dos.
Eso significa que ninguna tiene la victoria en la bolsa, con todo y que a una la apoye la estructura del partido y a otra la del ayuntamiento de Puebla.
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En Morena no se andan por las ramas.
Si un militante coquetea con otro partido político, o peor aún, si se lanza en una aventura electoral abanderado por una camiseta distinta a la suya, es echado sin miramientos, a diferencia de lo que ocurre en otros lados, como, por ejemplo, en el PRI, donde nunca hay consecuencias por mal comportamiento.
Vea usted.
La Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) de Morena expulsó del partido al exsecretario general del ayuntamiento de Teziutlán, José Manuel Bello Mora, por haber participado como candidato a alcalde de Fuerza por México en el pasado proceso electoral.
Este acontecimiento, impensable en otros institutos políticos, derivó de la queja presentada por el secretario estatal de Jóvenes de Morena en Puebla, Luis Norberto Vázquez Lucas, quien denunció a Bello Mora por cometer alta traición a los estatutos del partido presidencial.
Alguien podría considerar exagerada la medida, pero a la luz de los acontecimientos ocurridos en el PRI, donde cada quien juega como le conviene, no está mal de vez en cuando castigar las deslealtades, incluso las políticas.
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Esperemos que los diputados federales que representan al estado de Puebla se pongan como propósito establecer una partida para la reconstrucción del hospital San Alejandro del IMSS y el resto de nosocomios que repondrán los servicios que daba ese inmueble antes del sismo del 19 de septiembre de 2017, cuando quedó inutilizado debido a los daños estructurales que sufrió.
Legisladores federales de todos los partidos políticos, no solo los del PAN, con Mario Riestra Piña a la cabeza, tienen ese deber con los derechohabientes del instituto de seguridad social, que sin ese hospital y con pandemia encima han padecido los estragos del hacinamiento.
A ver si logran destinar recursos, justo ahora que se cocina la Ley de Egresos correspondiente al año 2022.