/ viernes 12 de agosto de 2022

En Punto

La fila detrás de Eduardo Rivera Pérez en el PAN ha comenzado a crecer.

Usted sabe a quién puede creerle y a quién no, pero la nota es que esta misma semana han levantado la mano varios panistas que afirman tener la intención de participar en el proceso interno de ese instituto político para definir candidato (o candidata) a gobernador.

Javier Lozano Alarcón fue el primero, a quien le siguieron Genoveva Huerta Villegas y Francisco Fraile García.

Los tres han decidido formarse en la línea que parecía ocupar de manera exclusiva el presidente municipal de Puebla, quien hasta antes de esta semana gozaba de todas las condiciones para ser considerado el virtual abanderado de la alianza opositora a Morena para competir por el gobierno del estado.

Que alzaran la mano Lozano, Huerta y Fraile no ha cambiado sustancialmente el escenario para Eduardo Rivera, que posee el mejor escenario para hacerse de la nominación en la alianza, no obstante, y eso es lo interesante, le meterá presión a un proceso que se preveía plano y sin obstáculos, porque ingresarán personajes que pertenecen a grupos excluidos por la nueva dirigencia estatal, que, habrá que subrayar, llegó a donde está gracias a la alianza con el alcalde de Puebla.

Solo vea quiénes se apuntaron esta semana.

Javier Lozano y Genoveva Huerta emanan del morenovallismo.

Tienen carrera política más allá del fallecido Rafael Moreno Valle, pero tuvieron un crecimiento importante en esa etapa política del estado.

Francisco Fraile emergió en la era del panismo tradicional, pero después un accidentado paso por el IMSS acabó aliado, también, con Moreno Valle.

Los tres han sido excluidos del grupo actual, que se hizo del ayuntamiento de Puebla y el Comité Directivo Estatal del partido, lo que lleva a suponer que han vuelto para obtener algo de lo que ya no tienen: poder.

*

¿Y en el PRI?

¿Nadie levantará la mano en ese partido para encabezar la alianza opositora por la gubernatura?

Hoy, por lo pronto, no.

Aunque, tras bambalinas, son tres los personajes que cruzan los dedos en espera de alguna milagrosa coyuntura: Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Doger Guerrero.

Ya verá usted que, llegado el plazo para competir de manera interna, se sumarán a los jaloneos y a las negociaciones en busca de una posición en la amplia baraja de opciones que habrá.

*

Las versiones que apuntaban a Agustín Guerrero Castillo como muy probable relevo de Aristóteles Belmont Cortés en la dirigencia estatal de Morena, han pasado de ser solo rumores a confesiones expresadas por el propio interesado.

Guerrero, quien es oriundo de la Ciudad de México y fue presidente local del PRD en la capital del país, ya ha expresado su intención de convertirse en líder del partido presidencial, lo que ha llevado a pensar a los liderazgos de ese instituto político que así será, dada la muy estrecha cercanía que tiene con el gobernador Miguel Barbosa Huerta y su participación en el proceso de elección de consejeros.

Incluso, un morenista que no pertenece al grupo de aliados del gobernador, el diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo, ha declarado recientemente que el experredista será el nuevo presidente de Morena, cargo al que arribará con el apoyo de las dos terceras partes de los 150 delegados, quienes son afines al mandatario estatal.

Belmont Cortés ha tratado de detener esa percepción.

Después de Carvajal afirmó que Guerrero Castillo tiene las mismas posibilidades que los demás aspirantes, pero no, eso no es cierto.

La realidad es que tiene más posibilidades que cualquier otro que no sea palomeado por esas dos terceras partes.

Así que, si se cruza en el camino de este político recién llegado a Puebla, exprésele una calurosa felicitación.

Las condiciones parecen favorecerle.

La fila detrás de Eduardo Rivera Pérez en el PAN ha comenzado a crecer.

Usted sabe a quién puede creerle y a quién no, pero la nota es que esta misma semana han levantado la mano varios panistas que afirman tener la intención de participar en el proceso interno de ese instituto político para definir candidato (o candidata) a gobernador.

Javier Lozano Alarcón fue el primero, a quien le siguieron Genoveva Huerta Villegas y Francisco Fraile García.

Los tres han decidido formarse en la línea que parecía ocupar de manera exclusiva el presidente municipal de Puebla, quien hasta antes de esta semana gozaba de todas las condiciones para ser considerado el virtual abanderado de la alianza opositora a Morena para competir por el gobierno del estado.

Que alzaran la mano Lozano, Huerta y Fraile no ha cambiado sustancialmente el escenario para Eduardo Rivera, que posee el mejor escenario para hacerse de la nominación en la alianza, no obstante, y eso es lo interesante, le meterá presión a un proceso que se preveía plano y sin obstáculos, porque ingresarán personajes que pertenecen a grupos excluidos por la nueva dirigencia estatal, que, habrá que subrayar, llegó a donde está gracias a la alianza con el alcalde de Puebla.

Solo vea quiénes se apuntaron esta semana.

Javier Lozano y Genoveva Huerta emanan del morenovallismo.

Tienen carrera política más allá del fallecido Rafael Moreno Valle, pero tuvieron un crecimiento importante en esa etapa política del estado.

Francisco Fraile emergió en la era del panismo tradicional, pero después un accidentado paso por el IMSS acabó aliado, también, con Moreno Valle.

Los tres han sido excluidos del grupo actual, que se hizo del ayuntamiento de Puebla y el Comité Directivo Estatal del partido, lo que lleva a suponer que han vuelto para obtener algo de lo que ya no tienen: poder.

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¿Y en el PRI?

¿Nadie levantará la mano en ese partido para encabezar la alianza opositora por la gubernatura?

Hoy, por lo pronto, no.

Aunque, tras bambalinas, son tres los personajes que cruzan los dedos en espera de alguna milagrosa coyuntura: Jorge Estefan Chidiac, Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Doger Guerrero.

Ya verá usted que, llegado el plazo para competir de manera interna, se sumarán a los jaloneos y a las negociaciones en busca de una posición en la amplia baraja de opciones que habrá.

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Las versiones que apuntaban a Agustín Guerrero Castillo como muy probable relevo de Aristóteles Belmont Cortés en la dirigencia estatal de Morena, han pasado de ser solo rumores a confesiones expresadas por el propio interesado.

Guerrero, quien es oriundo de la Ciudad de México y fue presidente local del PRD en la capital del país, ya ha expresado su intención de convertirse en líder del partido presidencial, lo que ha llevado a pensar a los liderazgos de ese instituto político que así será, dada la muy estrecha cercanía que tiene con el gobernador Miguel Barbosa Huerta y su participación en el proceso de elección de consejeros.

Incluso, un morenista que no pertenece al grupo de aliados del gobernador, el diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo, ha declarado recientemente que el experredista será el nuevo presidente de Morena, cargo al que arribará con el apoyo de las dos terceras partes de los 150 delegados, quienes son afines al mandatario estatal.

Belmont Cortés ha tratado de detener esa percepción.

Después de Carvajal afirmó que Guerrero Castillo tiene las mismas posibilidades que los demás aspirantes, pero no, eso no es cierto.

La realidad es que tiene más posibilidades que cualquier otro que no sea palomeado por esas dos terceras partes.

Así que, si se cruza en el camino de este político recién llegado a Puebla, exprésele una calurosa felicitación.

Las condiciones parecen favorecerle.

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