El senador Alejandro Armenta Mier actúa de manera un tanto extraña.
Ha sido el morenista quien desde hace algunas semanas ha insistido en la existencia de más de dos aspirantes al gobierno del estado, pero cada vez que ofrece una conferencia de prensa o tiene algún encuentro con los representantes de los medios de comunicación en Puebla, solo habla, critica y dirige sus misiles discursivos al diputado federal Ignacio Mier Velazco.
Tras la muerte de Miguel Barbosa y el reacomodo del grupo político del fallecido exgobernador en torno a Sergio Salomón Céspedes, Armenta fue enfático en poner a Julio Miguel Huerta Gómez, secretario de Gobernación de la administración estatal, como un serio aspirante de Morena al gobierno del estado.
Pero no nada más enlistó al funcionario público.
También mencionó a Claudia Rivera Vivanco y a Olivia Salomón Vibaldo.
Con esa expresión, que fue realizada a mediados del mes pasado, Armenta se mostró como el principal interesado en transmitirle a la opinión pública que el pleito no es solo de dos, de él contra ‘Nacho’ Mier, sino de varios más.
Sin embargo, en sentido opuesto a sus afirmaciones, cada vez que habla de la sucesión de gobernador se refiere únicamente al coordinador de los diputados federales del partido presidencial.
Ayer, por ejemplo, volvió a hacer alusión a Mier Velazco al subrayar que él, Armenta, también es querido por el presidente López Obrador y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Es decir, centra su discurso en Ignacio Mier y lo pone en el sitio del que lo intentó bajar hace poco más de dos semanas: en el del aspirante a vencer.
Haría bien, de vez en cuando, en deslizar alguna que otra crítica en contra del primo de Miguel Barbosa y las dos mujeres que él mismo ‘candidateó’, para que no parezca que el único que le preocupa es ‘Nacho’ Mier.
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Y sí, como expuso el senador Armenta, hay que incluir a Claudia Rivera Vivanco en la lista de aspirantes de Morena al gobierno del estado, con todo y que haya recibido un revés por parte del Tribunal Electoral del Estado que pone en riesgo, temporalmente, su participación en los comicios locales del 2024.
La expresidenta municipal de Puebla ha intensificado sus recorridos por el interior del estado con el fin de hacerse presente en esos municipios donde tiene que ser conocida para mejorar su posicionamiento preelectoral, los más alejados de la capital del estado.
Si su cuenta de redes sociales no miente, la exalcaldesa estuvo, desde el viernes y hasta el domingo del fin de semana pasado, en al menos ocho municipios de la sierra norte de Puebla.
Rivera Vivanco subió imágenes en reuniones con ciudadanos de Zacatlán, Chignahuapan, Huauchinango, Xicotepec de Juárez, Ayotoxco, Pantepec, Tlatlauquitepec y Zacapoaxtla.
Todas son de sitios distintos y en todas acudió a nombre personal, para escuchar las necesidades de la gente que habita en esos recónditos sitios del estado.
¿Mero ejercicio de comunicación, desinteresado de motivaciones personales?
Por supuesto que no.
Rivera Vivanco está en precampaña, igual que Armenta, Mier y las ‘corcholatas’ del gobernador Céspedes.
Por eso enfureció con el fallo del tribunal y por eso también recurrió de inmediato a la sala regional para anular el resultado.
Quiere ser gobernadora y sus cercanos afirman que podría serlo, si el tema de género le favorece.
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¿Quién entiende a los panistas?
Desde sitios privados y mesas de café condenan la suavidad con que se conducen los dirigentes y el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, con relación a Morena y el gobierno del estado, y, desde la misma seguridad del anonimato, descalificaron a la presidenta del Comité Directivo Estatal por cuestionar el programa de verificación vehicular.
¿Qué hizo Augusta Valentina Díaz de Rivera?
Pues ponerse en el papel de lo que es, una dirigente de oposición.
Entonces, ¿por qué las descalificaciones?
Porque, en el fondo, hasta los panistas, estridentes en muchas cosas, gustan de las comodidades y los beneficios que obsequia el poder.
