/ sábado 24 de octubre de 2020

Entender y asumir la responsabilidad

En alguna de sus ideas éticas Aristóteles señalaba “Por nuestras acciones voluntarias merecemos alabanzas o reproches. Por las involuntarias, indulgencia o compasión. El legislador debe tener esto en cuenta a la hora de recompensar o castigar una conducta”.

En tal virtud, toda acción razonable debe ser deliberada por todos los medios que se tengan al alcance y no precisamente solo por los fines, principalmente ante situaciones en las cuales no se tiene claridad o cuyo resultado no se vislumbre favorable hacia un gran conglomerado social.

Durante el 2019 y en el presente 2020, la narrativa del gobierno federal, se ha centrado en señalar que; nos encontramos ante una nueva etapa, donde los beneficios y cambios son tangibles para los mexicanos y en el transitar de esta transformación se llevan a la práctica nuevas fórmulas para revertir desigualdad, marginación y pobreza; lamentablemente el resultado es cada vez más adverso.

Pues ante la pandemia, independientemente de los demás temas pendientes como la inseguridad y el creciente desempleo, se viene acrecentando la inconformidad social; la incertidumbre y el comportamiento de diversas variables económicas, no avizoran un mejor panorama para el próximo 2021.

En sentido estrictamente económico, la mejoría se dará siempre y cuando exista una mayor demanda agregada la cual alentará la recuperación del mercado laboral, disminuyendo el desempleo, e incrementara el consumo privado; al tiempo de impulsarlo mediante el gasto público.

Independientemente de continuar eliminando la impunidad y la injusticia, el actual gobierno, debe destinar mayores recursos, para la investigación, el desarrollo tecnológico, la capacitación y coordinación para hacer frente a la inseguridad, la delincuencia y el crimen organizado; los cambios serán exitosos si se garantiza un clima de seguridad, para la inversión privada.

Pero para que ello suceda, se debe insistir en la evaluación, depuración y certificación de las corporaciones de seguridad pública, pues a pesar de las cifras que se dan a la opinión pública sobre el avance, esta situación no se nota un cambio sustancial en la integración de las corporaciones y en la percepción que la sociedad tiene de ellas.

El desasosiego y la inconformidad social, por las manifestaciones e inconformidades en diversas latitudes del territorio nacional, marcan un escenario que evidencia la gravedad de una crisis de ingobernabilidad, como resultado de la indolencia y/o incapacidad manifiesta de algunos funcionarios del gobierno de la 4T, para atender la multifacética problemática social.

Como la falta de fármacos para el tratamiento de miles de niños con cáncer o contener la desbordada pandemia que hace ya un poco más de 2 meses, superó por mucho, el “escenario catastrófico” definido en la retórica del subsecretario López-Gatell. O la insuficiencia de recursos disponibles para el financiamiento de programas sociales, que lleva a la decisión del ejecutivo federal, de apropiarse de los recursos ante la extinción de diversos fideicomisos.

Por el contrario, considero que el jefe del Estado Mexicano, debe centrarse en resolver los enormes retos que enfrenta su gobierno, como el de recuperar el crecimiento económico, hacer frente a la inseguridad, reforzar el sistema de salud y disminuir el enorme rezago social y no dividir más al país

Y con base en el pensamiento Aristotélico, no hay que llevara a cabo solo nuestros planes o satisfacer nuestro ego, sino en la medida de lo posible, satisfacer las necesidades de la sociedad a la cual se gobierna. Pues cuando la polarización y la división se acrecienta, al grado al que se ha llegado, puede provocar un estallido social y debilitar la democracia en nuestro país.

"mailto:jrobertofl@hotmail.com" jrobertofl@hotmail.com

En alguna de sus ideas éticas Aristóteles señalaba “Por nuestras acciones voluntarias merecemos alabanzas o reproches. Por las involuntarias, indulgencia o compasión. El legislador debe tener esto en cuenta a la hora de recompensar o castigar una conducta”.

En tal virtud, toda acción razonable debe ser deliberada por todos los medios que se tengan al alcance y no precisamente solo por los fines, principalmente ante situaciones en las cuales no se tiene claridad o cuyo resultado no se vislumbre favorable hacia un gran conglomerado social.

Durante el 2019 y en el presente 2020, la narrativa del gobierno federal, se ha centrado en señalar que; nos encontramos ante una nueva etapa, donde los beneficios y cambios son tangibles para los mexicanos y en el transitar de esta transformación se llevan a la práctica nuevas fórmulas para revertir desigualdad, marginación y pobreza; lamentablemente el resultado es cada vez más adverso.

Pues ante la pandemia, independientemente de los demás temas pendientes como la inseguridad y el creciente desempleo, se viene acrecentando la inconformidad social; la incertidumbre y el comportamiento de diversas variables económicas, no avizoran un mejor panorama para el próximo 2021.

En sentido estrictamente económico, la mejoría se dará siempre y cuando exista una mayor demanda agregada la cual alentará la recuperación del mercado laboral, disminuyendo el desempleo, e incrementara el consumo privado; al tiempo de impulsarlo mediante el gasto público.

Independientemente de continuar eliminando la impunidad y la injusticia, el actual gobierno, debe destinar mayores recursos, para la investigación, el desarrollo tecnológico, la capacitación y coordinación para hacer frente a la inseguridad, la delincuencia y el crimen organizado; los cambios serán exitosos si se garantiza un clima de seguridad, para la inversión privada.

Pero para que ello suceda, se debe insistir en la evaluación, depuración y certificación de las corporaciones de seguridad pública, pues a pesar de las cifras que se dan a la opinión pública sobre el avance, esta situación no se nota un cambio sustancial en la integración de las corporaciones y en la percepción que la sociedad tiene de ellas.

El desasosiego y la inconformidad social, por las manifestaciones e inconformidades en diversas latitudes del territorio nacional, marcan un escenario que evidencia la gravedad de una crisis de ingobernabilidad, como resultado de la indolencia y/o incapacidad manifiesta de algunos funcionarios del gobierno de la 4T, para atender la multifacética problemática social.

Como la falta de fármacos para el tratamiento de miles de niños con cáncer o contener la desbordada pandemia que hace ya un poco más de 2 meses, superó por mucho, el “escenario catastrófico” definido en la retórica del subsecretario López-Gatell. O la insuficiencia de recursos disponibles para el financiamiento de programas sociales, que lleva a la decisión del ejecutivo federal, de apropiarse de los recursos ante la extinción de diversos fideicomisos.

Por el contrario, considero que el jefe del Estado Mexicano, debe centrarse en resolver los enormes retos que enfrenta su gobierno, como el de recuperar el crecimiento económico, hacer frente a la inseguridad, reforzar el sistema de salud y disminuir el enorme rezago social y no dividir más al país

Y con base en el pensamiento Aristotélico, no hay que llevara a cabo solo nuestros planes o satisfacer nuestro ego, sino en la medida de lo posible, satisfacer las necesidades de la sociedad a la cual se gobierna. Pues cuando la polarización y la división se acrecienta, al grado al que se ha llegado, puede provocar un estallido social y debilitar la democracia en nuestro país.

"mailto:jrobertofl@hotmail.com" jrobertofl@hotmail.com