/ martes 24 de agosto de 2021

Entre Cuervos | Lalo y el PAN: una relación tóxica

Todos en algún momento tuvimos una relación tóxica y hoy en día Eduardo Rivera Pérez vive la suya con Acción Nacional, donde la dependencia de uno con el otro los obliga a convivir, aunque no quieran, porque alcanzar la cima del éxito cada quien por su lado parece prácticamente imposible.

En realidad, la relación tóxica de Lalo no es con el partido, sino con quien dirige el partido y que va encaminada a lograr la reelección como presidenta del Comité Directivo Estatal: Genoveva Huerta Villegas.

Como vieja trama novelera, los protagonistas provienen de familias diferentes. Uno representa el ala más conservadora del PAN y la otra lo que el morenovallismo dejó sembrado en la dirigencia estatal y que, hay que reconocer, se pudo mantener ahí.

La elección de 2018 los obligó a sentarse y los dramas no faltaron. El jaloneo fue largo e intenso, pero después de mucho pleito el acuerdo llegó y ganaron la capital en las urnas el pasado 6 de junio.

Fueron felices para…volver a pelear semanas después, en el marco de la renovación del Comité Directivo Estatal.

Lalo buscaba cortar esa relación y trato de infiltrar al desconocido Marcos Castro como dirigente, pero la presidenta ganó la primera batalla y garantizó que sea mujer la próxima dirigente estatal, para después nombrar una Comisión Organizadora Electoral a modo para facilitar su camino a la reelección.

Si nada cambia, parece que el alcalde electo de Puebla tendrá que entrarle de nuevo a los jaloneos, por más que presuma a su nuevo amor: el PRI.

Y es que el panista hoy anda de luna de miel con el tricolor.

Ya se sentó con su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, y varias veces con el dirigente estatal, Néstor Camarillo Medina, que, dicho sea de paso, el domingo amarró su permanencia en la presidencia del Comité Estatal para 2024 al ser el único que se registró en el proceso interno.

Como recién enamorados, las fotos no faltaron en redes sociales.

Pero le conviene a Lalo botar al viejo amor y escribir una nueva historia con el PRI.

Los fríos números dicen que no.

Y es que Eduardo Rivera obtuvo el triunfo del pasado 6 de junio en Puebla capital con un total de 318 mil 424 votos, de los cuales 241 mil 462 votos los captó el PAN, es decir, el 75 por ciento.

El nuevo amor del panista, el PRI, solo le aportó 54 mil 123 votos.

Muy aventurado sería cambiar el chaleco azul por el rojo.

Pero la presidenta no debe cantar victoria, pues hoy en día no tiene ningún liderazgo panista con el potencial político de ganar una gubernatura como lo tiene el alcalde electo.

Los 54 mil votos del PRI se pueden multiplicar si el candidato es Eduardo Rivera, quien además tendrá tres años en la presidencia municipal de Puebla para exponerse a la opinión pública.

Con lo bueno o malo que eso signifique.

En resumen, Lalo no gana sin el PAN y el PAN no gana sin Lalo.

Codependencia pura.

Una relación tóxica.

Twitter: Juarez_VH

Facebook: Hugo Juárez

Correo: v.hugojuarez.h@gmail.com

Todos en algún momento tuvimos una relación tóxica y hoy en día Eduardo Rivera Pérez vive la suya con Acción Nacional, donde la dependencia de uno con el otro los obliga a convivir, aunque no quieran, porque alcanzar la cima del éxito cada quien por su lado parece prácticamente imposible.

En realidad, la relación tóxica de Lalo no es con el partido, sino con quien dirige el partido y que va encaminada a lograr la reelección como presidenta del Comité Directivo Estatal: Genoveva Huerta Villegas.

Como vieja trama novelera, los protagonistas provienen de familias diferentes. Uno representa el ala más conservadora del PAN y la otra lo que el morenovallismo dejó sembrado en la dirigencia estatal y que, hay que reconocer, se pudo mantener ahí.

La elección de 2018 los obligó a sentarse y los dramas no faltaron. El jaloneo fue largo e intenso, pero después de mucho pleito el acuerdo llegó y ganaron la capital en las urnas el pasado 6 de junio.

Fueron felices para…volver a pelear semanas después, en el marco de la renovación del Comité Directivo Estatal.

Lalo buscaba cortar esa relación y trato de infiltrar al desconocido Marcos Castro como dirigente, pero la presidenta ganó la primera batalla y garantizó que sea mujer la próxima dirigente estatal, para después nombrar una Comisión Organizadora Electoral a modo para facilitar su camino a la reelección.

Si nada cambia, parece que el alcalde electo de Puebla tendrá que entrarle de nuevo a los jaloneos, por más que presuma a su nuevo amor: el PRI.

Y es que el panista hoy anda de luna de miel con el tricolor.

Ya se sentó con su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, y varias veces con el dirigente estatal, Néstor Camarillo Medina, que, dicho sea de paso, el domingo amarró su permanencia en la presidencia del Comité Estatal para 2024 al ser el único que se registró en el proceso interno.

Como recién enamorados, las fotos no faltaron en redes sociales.

Pero le conviene a Lalo botar al viejo amor y escribir una nueva historia con el PRI.

Los fríos números dicen que no.

Y es que Eduardo Rivera obtuvo el triunfo del pasado 6 de junio en Puebla capital con un total de 318 mil 424 votos, de los cuales 241 mil 462 votos los captó el PAN, es decir, el 75 por ciento.

El nuevo amor del panista, el PRI, solo le aportó 54 mil 123 votos.

Muy aventurado sería cambiar el chaleco azul por el rojo.

Pero la presidenta no debe cantar victoria, pues hoy en día no tiene ningún liderazgo panista con el potencial político de ganar una gubernatura como lo tiene el alcalde electo.

Los 54 mil votos del PRI se pueden multiplicar si el candidato es Eduardo Rivera, quien además tendrá tres años en la presidencia municipal de Puebla para exponerse a la opinión pública.

Con lo bueno o malo que eso signifique.

En resumen, Lalo no gana sin el PAN y el PAN no gana sin Lalo.

Codependencia pura.

Una relación tóxica.

Twitter: Juarez_VH

Facebook: Hugo Juárez

Correo: v.hugojuarez.h@gmail.com