/ sábado 8 de agosto de 2020

Equilibremos las prioridades personales para evitar odios

Todos tenemos valores distintos y tenemos el derecho a seguirlos, el mundo es una pluralidad en donde es imposible establecer un camino correcto, sin embargo, eso no significa que los axiomas personales de cada quien tengan una validez colectiva, mucho menos que se quieran imponer.

Un aforismo de internet dice: eres lo que escribes y, efectivamente, una persona puede indicar aspectos de su vida y personalidad cuando se expresa, con la salvedad de esa gran parte que quiere aparentar lo que no es, situación que también es parte de una elección personal, siempre respetable, pero no legítima. Ahora bien, todo eso es parte de una particular forma de mostrarnos, la cual posee su génesis en la libertad que todos y cada uno tenemos.

Vamos a poner un ejemplo: hay quien llena sus redes de fotos de perritos en adopción, fomenta lo que entiende por cuidado a los animales y participa activamente en alguna actividad en beneficio de los canes.

Por otro lado, tenemos a quien manifiesta su apoyo a los movimientos en contra de la discriminación racial y llega a “romperse las vestiduras” por su causa, porque para esa persona no hay nada más importante que eso.

También podríamos ejemplificar con un torero, quien defiende la fiesta brava porque él considera que esa actividad es el mejor modo de trascender.

Estos tres sujetos están en su derecho de creer y defender sus convicciones, sin embargo, pero eso no significa que deban ser obligatorias para todos.

Pensemos por ejemplo en algún gobernante que se dice ser muy inclusivo y adorna su palacio de gobierno con la bandera del arcoíris, símbolo de la diversidad sexual, pero por otro lado descuida la seguridad pública y la corrupción al interior de su administración. También pensemos en quien se desvive por la adopción de perros callejeros, pero está a favor del aborto y aborrece a los niños. Más allá de esas claras contradicciones, debemos pensar que vivimos en una sociedad donde se conjuntan toda una serie de opiniones, axiomas y convicciones que deben tener un rumbo fijo, dentro de una sociedad donde debe haber más consensos que discordias.

En este sentido, debemos acudir a los valores que se han establecido como prioritarios por un orden jurídico, los cuales son parte de una ideología que se ha tenido por siglos. Estos valores se han traducido en bienes jurídicamente tutelados: vida, libertad y propiedad, los cuales siguen ese orden prioritario, es decir, para la ley mexicana actual, la vida de una persona es lo más importante y lo que más debe ser cuidado, sin embargo, tenemos el caso de quien le importa más una mascota que la subsistencia de sus hijos.

Algo que observo de una parte, de quienes tienen una convicción radical, es que muestran una actitud sumamente intolerante y hasta violenta, es decir, creen que la importancia que sus valores debe ser superlativa. Esto parte de un error lógico y parte de la ignorancia, el problema es que una parte de los animalistas, neopuritanos y pseudo activistas depositan algún tipo de problema emocional en esos movimientos, no tanto por defender sus supuestas causas, sino como una compensación por algo mal ordenado en su pensamiento, lo cual puede denotar cierto egoísmo.

Para finalizar, considero que no es válido querer imponer criterios personales y asumir que son totalmente ciertos y prioritarios, ya que eso crea ese ambiente hostil que vemos en las redes y en la sociedad en general, donde basta cualquier pretexto para estallar en ira y llegar a la lamentable violencia que vemos.

Debemos asumir prioridades comunes, como el crecimiento económico, el fomento al empleo, la seguridad pública, la educación y el combate a la corrupción, de eso debemos partir, para construir la casa de la nación, debemos empezar por cimientos y muros fuertes, para luego pensar en las alfombras y los cuadros, solo así podremos tener un desarrollo sustentable y no la cantidad de mundos alternos que inventan diversos gobernantes, ilusiones que han propiciado un deterioro del país que llega lucir, lamentablemente, hasta irremediable. Hasta la vista.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Todos tenemos valores distintos y tenemos el derecho a seguirlos, el mundo es una pluralidad en donde es imposible establecer un camino correcto, sin embargo, eso no significa que los axiomas personales de cada quien tengan una validez colectiva, mucho menos que se quieran imponer.

Un aforismo de internet dice: eres lo que escribes y, efectivamente, una persona puede indicar aspectos de su vida y personalidad cuando se expresa, con la salvedad de esa gran parte que quiere aparentar lo que no es, situación que también es parte de una elección personal, siempre respetable, pero no legítima. Ahora bien, todo eso es parte de una particular forma de mostrarnos, la cual posee su génesis en la libertad que todos y cada uno tenemos.

Vamos a poner un ejemplo: hay quien llena sus redes de fotos de perritos en adopción, fomenta lo que entiende por cuidado a los animales y participa activamente en alguna actividad en beneficio de los canes.

Por otro lado, tenemos a quien manifiesta su apoyo a los movimientos en contra de la discriminación racial y llega a “romperse las vestiduras” por su causa, porque para esa persona no hay nada más importante que eso.

También podríamos ejemplificar con un torero, quien defiende la fiesta brava porque él considera que esa actividad es el mejor modo de trascender.

Estos tres sujetos están en su derecho de creer y defender sus convicciones, sin embargo, pero eso no significa que deban ser obligatorias para todos.

Pensemos por ejemplo en algún gobernante que se dice ser muy inclusivo y adorna su palacio de gobierno con la bandera del arcoíris, símbolo de la diversidad sexual, pero por otro lado descuida la seguridad pública y la corrupción al interior de su administración. También pensemos en quien se desvive por la adopción de perros callejeros, pero está a favor del aborto y aborrece a los niños. Más allá de esas claras contradicciones, debemos pensar que vivimos en una sociedad donde se conjuntan toda una serie de opiniones, axiomas y convicciones que deben tener un rumbo fijo, dentro de una sociedad donde debe haber más consensos que discordias.

En este sentido, debemos acudir a los valores que se han establecido como prioritarios por un orden jurídico, los cuales son parte de una ideología que se ha tenido por siglos. Estos valores se han traducido en bienes jurídicamente tutelados: vida, libertad y propiedad, los cuales siguen ese orden prioritario, es decir, para la ley mexicana actual, la vida de una persona es lo más importante y lo que más debe ser cuidado, sin embargo, tenemos el caso de quien le importa más una mascota que la subsistencia de sus hijos.

Algo que observo de una parte, de quienes tienen una convicción radical, es que muestran una actitud sumamente intolerante y hasta violenta, es decir, creen que la importancia que sus valores debe ser superlativa. Esto parte de un error lógico y parte de la ignorancia, el problema es que una parte de los animalistas, neopuritanos y pseudo activistas depositan algún tipo de problema emocional en esos movimientos, no tanto por defender sus supuestas causas, sino como una compensación por algo mal ordenado en su pensamiento, lo cual puede denotar cierto egoísmo.

Para finalizar, considero que no es válido querer imponer criterios personales y asumir que son totalmente ciertos y prioritarios, ya que eso crea ese ambiente hostil que vemos en las redes y en la sociedad en general, donde basta cualquier pretexto para estallar en ira y llegar a la lamentable violencia que vemos.

Debemos asumir prioridades comunes, como el crecimiento económico, el fomento al empleo, la seguridad pública, la educación y el combate a la corrupción, de eso debemos partir, para construir la casa de la nación, debemos empezar por cimientos y muros fuertes, para luego pensar en las alfombras y los cuadros, solo así podremos tener un desarrollo sustentable y no la cantidad de mundos alternos que inventan diversos gobernantes, ilusiones que han propiciado un deterioro del país que llega lucir, lamentablemente, hasta irremediable. Hasta la vista.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.