/ martes 31 de julio de 2018

Era Liliana Ortiz y no Eduardo Rivera

Aunque se especuló demasiado a inicios de este 2018 sobre el caso Eduardo Rivera respecto a su posible inclusión a las filas de Morena para que fuera candidato a la presidencia municipal de Puebla, ha surgido una nueva historia de este caso.

Para nadie es un secreto que el excandidato del PAN a la alcaldía sí tuvo acercamientos con la cúpula del partido de Andrés Manuel López Obrador para sumarse al proyecto político.

Las pláticas fueron constantes e incluso ventiladas públicamente.

Morena quería en sus filas a Eduardo Rivera Pérez por factores como su buen nivel de aceptación entre la ciudadanía cuando fue alcalde de la ciudad en el trienio 2011-2014 y segundo, porque finalmente era un perseguido del morenovallismo en torno a las presuntas irregularidades para que los diputados no aprobaran su cuenta pública del año 2013.

Es decir, reunía el perfil deseado: personajes con cierta popularidad y afectados por el grupo en el poder.

Rivera Pérez llegó a meditar su decisión de renunciar al PAN, partido político que lo formó ideológicamente al grado de convertirse en uno de sus principales cuadros del territorio poblano.

Sin embargo, cuentan que la idea precisamente NO era para ser el candidato a la alcaldía de Puebla como se había dicho.

La intención de Morena, vía sus operadores locales encabezados por Luis Miguel Barbosa, estaba en utilizar su popularidad y su posición de perseguido político para lanzarlo como contendiente a diputado federal.

La presidencia municipal estaba planteada pero no a Eduardo Rivera.

Según las versiones, la decisión del grupo de Andrés Manuel López Obrador siempre estuvo en lanzar a una mujer a esa posición.

Antes que se mencionaran diferentes perfiles como el de Claudia Rivera –hoy presidenta municipal electa-, Libertad Aguirre, Rosa Márquez o Paola Migoya –quien fue contendiente del PVEM-, fue puesto sobre la mesa un nombre ligado a Eduardo Rivera.

En este caso fue el de Liliana Ortiz… la esposa de Rivera.

Eduardo Rivera sería el enlace para lograr que Liliana Ortiz pudiera acceder a esa posición.

La decisión de apostar por la expresidenta del Sistema DIF Municipal fue porque representaba un cuadro “fresco” de la política, era igualmente bien vista entre la población y porque Morena estaba concentrado en lanzar a una mujer a esa posición.

Finalmente todo quedó en el aire.

Eduardo Rivera logró conciliar intereses con el morenovallismo –pese a las críticas en contra- para que fuera designado candidato a la presidencia municipal de Puebla sin renunciar desde luego a su partido, el PAN.


**


Con la finalidad de blindar en la medida de lo posible –si logra concretarse su triunfo- a Martha Erika Alonso como próxima gobernadora del estado, diputados locales buscan blindarla de la próxima legislatura conformada en su mayoría por legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES).

No solamente con la idea de ayudarla en aterrizar parte de sus propuestas de campaña, también con la posibilidad que rinda protesta ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) en lugar que sean ante la próxima legislatura.

Mientras Luis Miguel Barbosa promueve caminatas y marchas contra el llamado fraude electoral, Martha Erika Alonso mueve las fichas del ajedrez para generar condiciones que favorezcan su gestión de gobierno en caso que la autoridad electoral confirme su triunfo del pasado primero de julio.


Comentarios:

anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc


Aunque se especuló demasiado a inicios de este 2018 sobre el caso Eduardo Rivera respecto a su posible inclusión a las filas de Morena para que fuera candidato a la presidencia municipal de Puebla, ha surgido una nueva historia de este caso.

Para nadie es un secreto que el excandidato del PAN a la alcaldía sí tuvo acercamientos con la cúpula del partido de Andrés Manuel López Obrador para sumarse al proyecto político.

Las pláticas fueron constantes e incluso ventiladas públicamente.

Morena quería en sus filas a Eduardo Rivera Pérez por factores como su buen nivel de aceptación entre la ciudadanía cuando fue alcalde de la ciudad en el trienio 2011-2014 y segundo, porque finalmente era un perseguido del morenovallismo en torno a las presuntas irregularidades para que los diputados no aprobaran su cuenta pública del año 2013.

Es decir, reunía el perfil deseado: personajes con cierta popularidad y afectados por el grupo en el poder.

Rivera Pérez llegó a meditar su decisión de renunciar al PAN, partido político que lo formó ideológicamente al grado de convertirse en uno de sus principales cuadros del territorio poblano.

Sin embargo, cuentan que la idea precisamente NO era para ser el candidato a la alcaldía de Puebla como se había dicho.

La intención de Morena, vía sus operadores locales encabezados por Luis Miguel Barbosa, estaba en utilizar su popularidad y su posición de perseguido político para lanzarlo como contendiente a diputado federal.

La presidencia municipal estaba planteada pero no a Eduardo Rivera.

Según las versiones, la decisión del grupo de Andrés Manuel López Obrador siempre estuvo en lanzar a una mujer a esa posición.

Antes que se mencionaran diferentes perfiles como el de Claudia Rivera –hoy presidenta municipal electa-, Libertad Aguirre, Rosa Márquez o Paola Migoya –quien fue contendiente del PVEM-, fue puesto sobre la mesa un nombre ligado a Eduardo Rivera.

En este caso fue el de Liliana Ortiz… la esposa de Rivera.

Eduardo Rivera sería el enlace para lograr que Liliana Ortiz pudiera acceder a esa posición.

La decisión de apostar por la expresidenta del Sistema DIF Municipal fue porque representaba un cuadro “fresco” de la política, era igualmente bien vista entre la población y porque Morena estaba concentrado en lanzar a una mujer a esa posición.

Finalmente todo quedó en el aire.

Eduardo Rivera logró conciliar intereses con el morenovallismo –pese a las críticas en contra- para que fuera designado candidato a la presidencia municipal de Puebla sin renunciar desde luego a su partido, el PAN.


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Con la finalidad de blindar en la medida de lo posible –si logra concretarse su triunfo- a Martha Erika Alonso como próxima gobernadora del estado, diputados locales buscan blindarla de la próxima legislatura conformada en su mayoría por legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Partido del Trabajo (PT) y Partido Encuentro Social (PES).

No solamente con la idea de ayudarla en aterrizar parte de sus propuestas de campaña, también con la posibilidad que rinda protesta ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) en lugar que sean ante la próxima legislatura.

Mientras Luis Miguel Barbosa promueve caminatas y marchas contra el llamado fraude electoral, Martha Erika Alonso mueve las fichas del ajedrez para generar condiciones que favorezcan su gestión de gobierno en caso que la autoridad electoral confirme su triunfo del pasado primero de julio.


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