/ sábado 6 de abril de 2019

¿Es efectiva la acusación anónima vs el hostigamiento sexual?

Recientemente se suicidó Armando Vega-Gil, conocido por pertenecer al grupo musical, quien fue señalado por haber abusado de una mujer que en ese entonces tenía 13 años. El bajista dejó una carta donde se declaraba inocente y posteriormente se privó de la vida, situación que nos hace pensar acerca de estas situaciones, muy complejas y que deben reflexionarse.


En primer lugar, considero que alguien que se encuentra ante la muerte merece toda la atención, así como a un condenado se le permite decir sus últimas palabras, entonces este suicidio no se puede catalogar como un acto publicitario, sino como algo para pensar. También me queda la duda si él tenía algún otro conflicto y “aprovechó” la ocasión para segar su vida.

También desconozco si las acusaciones eran fundadas y si en realidad es culpable, lo que sí me preocupa es la gran cantidad de abusos y acosos que se dan diariamente sin que nadie haga nada; pero también nos enfrentamos a la difamación y la simulación que hay respecto a ello.

Para empezar, hay que distinguir entre los términos de algo que también es un delito, para lo cual me basaré en el Código Penal de Puebla, el cual contiene conceptos usados en otras legislaciones.

El hostigamiento sexual lo comente quien, valiéndose de una posición jerárquica derivada de la relación laboral, docente, doméstica o cualquiera otra que genere subordinación, asedie a otra persona, emitiéndole propuestas, utilice lenguaje lascivo con este fin o le solicite ejecutar cualquier acto de naturaleza sexual. Por otro lado, el acoso sexual lo realiza alguien con respecto a otra persona con la que no exista relación de subordinación, lleve a cabo conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad que la pongan en riesgo o le cause un daño o sufrimiento psicoemocional que lesione su dignidad. Es entonces que hay que diferenciar cuando la acción se da de igual a igual o cuando hay una jerarquía.

Ahora bien, el gran problema es que hay un cúmulo de abusadores y prepotentes que tienen sometidas a diversas mujeres, situación que me han informado algunas mujeres a las que le he prestado la asesoría correspondiente, aunque hay que decir que nuestro sistema de justicia no es efectivo para ése y todos los demás delitos, es decir, nos llegamos a encontrar con injusticias terribles.

Por otro lado, nos encontramos a quien solamente quiere difamar o sacar un provecho personal, como es el caso de algunas actrices que aseguran haber tenido relaciones sexuales, a petición de un productor, para obtener un papel hace años y hasta ahora lo denuncian. Es indudable que hacer esas propuestas indecorosas a una dama está mal, pero también me surge la sospecha de una doble moral por parte de la fémina, ya que ella aceptó y calló tanto tiempo.

Yo creo que el problema sobrepasa al mundo jurídico e institucional. El ver a una mujer como un objeto que se puede tomar y usar parte de una idiosincrasia nociva, la cual es reforzada también por la publicidad, los consejos familiares, la televisión y el cine, en donde se muestran a las féminas como simples cosas, lo cual me parece aberrante, pero también hay que decir que una parte de las féminas busca quien les pueda dar una seguridad económica, sin importar otro factor o sentimiento, lo cual es muy cuestionable también.

Creo que lo más trágico es que los movimientos como #Meetoo y otros más no son una solución plena a la terrible situación en la que viven muchísimas mujeres, pero tampoco creo que exista algo efectivo respecto al problema. Como dije, esta terrible situación surge de factores culturales, los cuales son muy difíciles de cambiar, pero hay que empezar por uno mismo y ser respetuoso hacia el género femenino y enseñar esto a nuestros hijos y alumnos. Si todos hiciéramos eso, las cosas serían muy diferentes. Mando una gran felicitación a mi querida amiga Jacqueline Deloya, quien hoy festeja un año más de vida. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Recientemente se suicidó Armando Vega-Gil, conocido por pertenecer al grupo musical, quien fue señalado por haber abusado de una mujer que en ese entonces tenía 13 años. El bajista dejó una carta donde se declaraba inocente y posteriormente se privó de la vida, situación que nos hace pensar acerca de estas situaciones, muy complejas y que deben reflexionarse.


En primer lugar, considero que alguien que se encuentra ante la muerte merece toda la atención, así como a un condenado se le permite decir sus últimas palabras, entonces este suicidio no se puede catalogar como un acto publicitario, sino como algo para pensar. También me queda la duda si él tenía algún otro conflicto y “aprovechó” la ocasión para segar su vida.

También desconozco si las acusaciones eran fundadas y si en realidad es culpable, lo que sí me preocupa es la gran cantidad de abusos y acosos que se dan diariamente sin que nadie haga nada; pero también nos enfrentamos a la difamación y la simulación que hay respecto a ello.

Para empezar, hay que distinguir entre los términos de algo que también es un delito, para lo cual me basaré en el Código Penal de Puebla, el cual contiene conceptos usados en otras legislaciones.

El hostigamiento sexual lo comente quien, valiéndose de una posición jerárquica derivada de la relación laboral, docente, doméstica o cualquiera otra que genere subordinación, asedie a otra persona, emitiéndole propuestas, utilice lenguaje lascivo con este fin o le solicite ejecutar cualquier acto de naturaleza sexual. Por otro lado, el acoso sexual lo realiza alguien con respecto a otra persona con la que no exista relación de subordinación, lleve a cabo conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad que la pongan en riesgo o le cause un daño o sufrimiento psicoemocional que lesione su dignidad. Es entonces que hay que diferenciar cuando la acción se da de igual a igual o cuando hay una jerarquía.

Ahora bien, el gran problema es que hay un cúmulo de abusadores y prepotentes que tienen sometidas a diversas mujeres, situación que me han informado algunas mujeres a las que le he prestado la asesoría correspondiente, aunque hay que decir que nuestro sistema de justicia no es efectivo para ése y todos los demás delitos, es decir, nos llegamos a encontrar con injusticias terribles.

Por otro lado, nos encontramos a quien solamente quiere difamar o sacar un provecho personal, como es el caso de algunas actrices que aseguran haber tenido relaciones sexuales, a petición de un productor, para obtener un papel hace años y hasta ahora lo denuncian. Es indudable que hacer esas propuestas indecorosas a una dama está mal, pero también me surge la sospecha de una doble moral por parte de la fémina, ya que ella aceptó y calló tanto tiempo.

Yo creo que el problema sobrepasa al mundo jurídico e institucional. El ver a una mujer como un objeto que se puede tomar y usar parte de una idiosincrasia nociva, la cual es reforzada también por la publicidad, los consejos familiares, la televisión y el cine, en donde se muestran a las féminas como simples cosas, lo cual me parece aberrante, pero también hay que decir que una parte de las féminas busca quien les pueda dar una seguridad económica, sin importar otro factor o sentimiento, lo cual es muy cuestionable también.

Creo que lo más trágico es que los movimientos como #Meetoo y otros más no son una solución plena a la terrible situación en la que viven muchísimas mujeres, pero tampoco creo que exista algo efectivo respecto al problema. Como dije, esta terrible situación surge de factores culturales, los cuales son muy difíciles de cambiar, pero hay que empezar por uno mismo y ser respetuoso hacia el género femenino y enseñar esto a nuestros hijos y alumnos. Si todos hiciéramos eso, las cosas serían muy diferentes. Mando una gran felicitación a mi querida amiga Jacqueline Deloya, quien hoy festeja un año más de vida. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.