/ miércoles 24 de enero de 2018

¿Es Por Puebla al Frente una coalición invencible?

La coalición Por Puebla al Frente, integrada por los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC), Compromiso por Puebla (CPP), y Pacto Social de Integración (PSI) cuenta con un conjunto de factores que pesaran a su favor en el proceso electoral local dada la desventaja financiera, de estructura y mecanismos de presión que tienen sus adversarios.

Como cabeza de grupo, el morenovallismo ha dado muestras de que, a pesar de que las condiciones estén a su favor; se vale de mucho de lo que esté a su alcance para aniquilar a sus adversarios, si de conservar el poder se trata.

Sin contar otras fuentes de financiamiento, auditables o no, este bloque encabezado por el PAN  concentrará el 45 por ciento del total de las prerrogativas asignadas a los partidos políticos con registro en el estado de Puebla, equivalentes a poco más de 154 millones de pesos.

El PRI, pudo asemejar un contrapeso, si de este tipo de recurso hablamos, pero ante el fracaso por replicar la coalición nacional con los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, perdió la oportunidad de acumular una bolsa de 137 millones de pesos, equivalente al 40.7 por ciento de los recursos. La realidad de dinero tricolor será de 82 millones de pesos, apenas un 24.3 por ciento del total.

En un lejano tercer lugar, económicamente hablando, está el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y de Partido Encuentro Social (PES), que apenas jugará con el 13.5 por ciento del presupuesto asignado por la autoridad electoral.

Más o menos e esos porcentajes andarán los espots propagandísticos de los bloques conformados por los respectivos partidos; la coalición panista tendrá el 44 por ciento de los anuncios, la prista  el 25 por ciento y la morenista con apenas el 14.5 por ciento.

Esta diferencia hará que sus campañas tengan más margen para posicionar a sus candidatos y de manera paralela tener otra campaña para, contrastarse o afrontar a sus adversarios, cosa que a los opositores les costará porque de sus tiempos al aire tendrán que sacrificar unos u otros.

A ello habría que añadir otros recursos como los expedientes que desde el poder se tengan con el fin de desgastar a los adversarios o las presiones o negociaciones para la aprobación de las cuentas públicas municipales, las estructuras y poder de movilización ensayados durante los últimos siete años.

Ante la creciente aceptación de Morena en territorio poblano y de manera particular en la capital del estado, la incorporación de Eduardo Rivera Pérez, como candidato a la presidencia municipal, me parece que es simplemente un recurso temporal del morenovallismo para evitar un riesgo de que la futura candidatura de la coalición Por Puebla al Frete a la gubernatura se desfonde en la capital y comprometa el principal de los objetivos, conservar el poder.

Si Eduardo Rivera piensa que después de su hipotético triunfo, podrá reelegirse por otro periodo y luego volver a aspirar a la gubernatura sin que se reactiven las batería para descarrilarlo políticamente, estaría pecando de inocente.

Máxime si el grupo político encabezado por el ex gobernador Rafael Moreno Valle ha mostrado tener la capacidad para incidir en candidaturas que resulten ganadoras, así fueran del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que en el contexto legislativo resultan extensión de bancada oficial.

Con su lentitud para definir candidatos ¿Tendrá el partido tricolor, cuando menos el interés de intentar recuperar el poder?

¿Podrá Luis Miguel Barbosa y compañía, con sus recursos, estructura y el arrastre de Andrés Manuel López Obrador hacer frente a la maquinaria azul?

Los románticos de la democracia dirán que la decisión está en los ciudadanos.

Hasta la próxima.

salvador_rios@elsoldepuebla.com.mx

Twitter: @elsalvadorrios

La coalición Por Puebla al Frente, integrada por los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC), Compromiso por Puebla (CPP), y Pacto Social de Integración (PSI) cuenta con un conjunto de factores que pesaran a su favor en el proceso electoral local dada la desventaja financiera, de estructura y mecanismos de presión que tienen sus adversarios.

Como cabeza de grupo, el morenovallismo ha dado muestras de que, a pesar de que las condiciones estén a su favor; se vale de mucho de lo que esté a su alcance para aniquilar a sus adversarios, si de conservar el poder se trata.

Sin contar otras fuentes de financiamiento, auditables o no, este bloque encabezado por el PAN  concentrará el 45 por ciento del total de las prerrogativas asignadas a los partidos políticos con registro en el estado de Puebla, equivalentes a poco más de 154 millones de pesos.

El PRI, pudo asemejar un contrapeso, si de este tipo de recurso hablamos, pero ante el fracaso por replicar la coalición nacional con los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, perdió la oportunidad de acumular una bolsa de 137 millones de pesos, equivalente al 40.7 por ciento de los recursos. La realidad de dinero tricolor será de 82 millones de pesos, apenas un 24.3 por ciento del total.

En un lejano tercer lugar, económicamente hablando, está el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y de Partido Encuentro Social (PES), que apenas jugará con el 13.5 por ciento del presupuesto asignado por la autoridad electoral.

Más o menos e esos porcentajes andarán los espots propagandísticos de los bloques conformados por los respectivos partidos; la coalición panista tendrá el 44 por ciento de los anuncios, la prista  el 25 por ciento y la morenista con apenas el 14.5 por ciento.

Esta diferencia hará que sus campañas tengan más margen para posicionar a sus candidatos y de manera paralela tener otra campaña para, contrastarse o afrontar a sus adversarios, cosa que a los opositores les costará porque de sus tiempos al aire tendrán que sacrificar unos u otros.

A ello habría que añadir otros recursos como los expedientes que desde el poder se tengan con el fin de desgastar a los adversarios o las presiones o negociaciones para la aprobación de las cuentas públicas municipales, las estructuras y poder de movilización ensayados durante los últimos siete años.

Ante la creciente aceptación de Morena en territorio poblano y de manera particular en la capital del estado, la incorporación de Eduardo Rivera Pérez, como candidato a la presidencia municipal, me parece que es simplemente un recurso temporal del morenovallismo para evitar un riesgo de que la futura candidatura de la coalición Por Puebla al Frete a la gubernatura se desfonde en la capital y comprometa el principal de los objetivos, conservar el poder.

Si Eduardo Rivera piensa que después de su hipotético triunfo, podrá reelegirse por otro periodo y luego volver a aspirar a la gubernatura sin que se reactiven las batería para descarrilarlo políticamente, estaría pecando de inocente.

Máxime si el grupo político encabezado por el ex gobernador Rafael Moreno Valle ha mostrado tener la capacidad para incidir en candidaturas que resulten ganadoras, así fueran del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que en el contexto legislativo resultan extensión de bancada oficial.

Con su lentitud para definir candidatos ¿Tendrá el partido tricolor, cuando menos el interés de intentar recuperar el poder?

¿Podrá Luis Miguel Barbosa y compañía, con sus recursos, estructura y el arrastre de Andrés Manuel López Obrador hacer frente a la maquinaria azul?

Los románticos de la democracia dirán que la decisión está en los ciudadanos.

Hasta la próxima.

salvador_rios@elsoldepuebla.com.mx

Twitter: @elsalvadorrios