/ sábado 13 de marzo de 2021

¿Es un milagro saber en México?

La ciencia en México es magia y los hombres de ciencia, magos. Saber algo en México representa, y es, un milagro: Daniel Cosío Villegas

Cuando observamos los programas esotéricos, la propaganda comercial y política, los negacionistas de vacunas y covid, los radicalismos, la simulación gubernamental y de la iniciativa privada, las millones de mentiras que hay en internet y hasta la falta de ortografía, lamentablemente tenemos que aceptar que la ciencia y la educación están sumamente marginadas.

Hace unos días se conmemoró el aniversario luctuoso del autor del epígrafe de esta editorial, un hombre que se distinguió en diversas facetas de manera sobresaliente. El capitalino se desempeñó como economista, historiador, sociólogo, politólogo y ensayista, roles que lo llevaron a acuñar un gran prestigio intelectual que lo llevó a ser fundador del Colegio de México, la Escuela Nacional de Economía y el Colegio Nacional.

Podría mencionar muchos de los méritos académicos de quien también fuera director del Fondo de Cultura Económica, pero hay dos episodios notables que mostraron una gran valentía y humanidad: el primero de ellos fue la gestión ante el presidente Lázaro Cárdenas para poder recibir a los españoles que huyeron de la Guerra Civil, algunos de ellos dedicados a las ciencias y las artes, situación que dio lugar a La Casa de España, que posteriormente sería el actual Colmex; el segundo fue el cúmulo de críticas al presidente Luis Echeverría, quien indudablemente fue el peor mandatario que tuvo el país en la historia reciente y echó por tierra los resultados positivos que algún día alcanzó el PRI, sepultando la bonanza del “milagro mexicano” por siempre.

Dichos los méritos y credenciales de Cosío Villegas, la frase citada al inicio nos da una triste idea de lo que sucede en nuestro país:

Educar, conocer e investigar son las directrices de cualquier país que aspire al desarrollo, eso es más que sabido, pero en nuestro país estos elementos no son prioridad, no es un secreto que la gran mayoría de los políticos solo tienen en su mente un objetivo: alcanzar el el poder a costa de lo que sea, en un egoísmo que va cayendo en cascada hasta los sectores más modestos, haciendo de esto una lucha regida quizá solo por la ley de la selva.

Hemos visto a gobernantes asociarse con los más deleznables delincuentes para conservar sus privilegios; notamos que muchos ciudadanos no les interesa en lo más mínimo los asuntos de la vida pública; y tristemente cada vez vemos a jóvenes más apáticos, débiles y carentes de convicciones positivas. En esa tragedia cultural y educativa, son muy pocos quienes realizan una auténtica investigación, aquellos que levantan su voz y se preocupan por los conocimientos que tendrán las próximas generaciones, ya sea mediante la crítica fundada o la publicación de contenidos reflexivos.

Lamentablemente vemos que es mucho más popular una persona hipersexualizada que intenta cantar o bailar unos segundos en la red, respecto a un pensador que emite un texto interesante.

Los elementos antes señalados son parte del problema que conduce a muchos abusos e injusticias que conducen a la una descomposición social de la que todos somos víctimas.

Es triste, es más, es muy trágico que un cantante de reguetón, cuya música carece de sofisticación musical y cosifica a la mujer, tenga más seguidores y éxito que aquel que ha estudiado un doctorado y hace investigación auténtica, porque también hay que entender que poseer un grado académico no es suficiente como tal, ya que la propia educación se ha mercantilizado, dando como resultado que los títulos se otorguen a personas que no tienen la más mínima noción de la docencia e investigación, pilares fundamentales de esos posgrados, es más, muchos de aquellos que presumen un título no saben escribir bien ni su nombre.

Por todo lo anterior, saber, hacer ciencia y reflexionar se ha vuelto una actividad de muy pocos en un país dominado por la ignorancia y el odio. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

La ciencia en México es magia y los hombres de ciencia, magos. Saber algo en México representa, y es, un milagro: Daniel Cosío Villegas

Cuando observamos los programas esotéricos, la propaganda comercial y política, los negacionistas de vacunas y covid, los radicalismos, la simulación gubernamental y de la iniciativa privada, las millones de mentiras que hay en internet y hasta la falta de ortografía, lamentablemente tenemos que aceptar que la ciencia y la educación están sumamente marginadas.

Hace unos días se conmemoró el aniversario luctuoso del autor del epígrafe de esta editorial, un hombre que se distinguió en diversas facetas de manera sobresaliente. El capitalino se desempeñó como economista, historiador, sociólogo, politólogo y ensayista, roles que lo llevaron a acuñar un gran prestigio intelectual que lo llevó a ser fundador del Colegio de México, la Escuela Nacional de Economía y el Colegio Nacional.

Podría mencionar muchos de los méritos académicos de quien también fuera director del Fondo de Cultura Económica, pero hay dos episodios notables que mostraron una gran valentía y humanidad: el primero de ellos fue la gestión ante el presidente Lázaro Cárdenas para poder recibir a los españoles que huyeron de la Guerra Civil, algunos de ellos dedicados a las ciencias y las artes, situación que dio lugar a La Casa de España, que posteriormente sería el actual Colmex; el segundo fue el cúmulo de críticas al presidente Luis Echeverría, quien indudablemente fue el peor mandatario que tuvo el país en la historia reciente y echó por tierra los resultados positivos que algún día alcanzó el PRI, sepultando la bonanza del “milagro mexicano” por siempre.

Dichos los méritos y credenciales de Cosío Villegas, la frase citada al inicio nos da una triste idea de lo que sucede en nuestro país:

Educar, conocer e investigar son las directrices de cualquier país que aspire al desarrollo, eso es más que sabido, pero en nuestro país estos elementos no son prioridad, no es un secreto que la gran mayoría de los políticos solo tienen en su mente un objetivo: alcanzar el el poder a costa de lo que sea, en un egoísmo que va cayendo en cascada hasta los sectores más modestos, haciendo de esto una lucha regida quizá solo por la ley de la selva.

Hemos visto a gobernantes asociarse con los más deleznables delincuentes para conservar sus privilegios; notamos que muchos ciudadanos no les interesa en lo más mínimo los asuntos de la vida pública; y tristemente cada vez vemos a jóvenes más apáticos, débiles y carentes de convicciones positivas. En esa tragedia cultural y educativa, son muy pocos quienes realizan una auténtica investigación, aquellos que levantan su voz y se preocupan por los conocimientos que tendrán las próximas generaciones, ya sea mediante la crítica fundada o la publicación de contenidos reflexivos.

Lamentablemente vemos que es mucho más popular una persona hipersexualizada que intenta cantar o bailar unos segundos en la red, respecto a un pensador que emite un texto interesante.

Los elementos antes señalados son parte del problema que conduce a muchos abusos e injusticias que conducen a la una descomposición social de la que todos somos víctimas.

Es triste, es más, es muy trágico que un cantante de reguetón, cuya música carece de sofisticación musical y cosifica a la mujer, tenga más seguidores y éxito que aquel que ha estudiado un doctorado y hace investigación auténtica, porque también hay que entender que poseer un grado académico no es suficiente como tal, ya que la propia educación se ha mercantilizado, dando como resultado que los títulos se otorguen a personas que no tienen la más mínima noción de la docencia e investigación, pilares fundamentales de esos posgrados, es más, muchos de aquellos que presumen un título no saben escribir bien ni su nombre.

Por todo lo anterior, saber, hacer ciencia y reflexionar se ha vuelto una actividad de muy pocos en un país dominado por la ignorancia y el odio. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.