/ viernes 30 de noviembre de 2018

Esperanza e incertidumbre

Este sábado primero de diciembre da inicio la llamada “Cuarta Transformación” mexicana. Andrés Manuel López Obrador asume la Presidencia Constitucional del país y ofrece transformarlo en una “república amorosa”, basada en una Constitución moral. Irónicamente llega en medio de un torbellino económico desatado por sus propuestas de gobierno y las de sus congresistas, que han propiciado la caída de la bolsa mexicana de valores y una gran percepción de incertidumbre y desconfianza en los hombres de negocios. Ha sido tal la vehemencia y protagonismo del futuro presidente a partir de su elección, que para muchos se habla ya de que mañana, en lugar de tomar posesión de la Presidencia, rendirá su primer informe de gobierno.

Resulta muy preocupante para nuestra realidad la nota publicada por El Economista el lunes de esta semana, que advertía sobre el hecho de que en el trimestre julio-septiembre se registró una salida neta de capital por 1,886 millones de dólares, comportamiento que solo se había observado cuando dio inició el gobierno de Donald Trump. Y lo tengo muy claro al respecto, en su discurso para dar a conocer los resultados de la encuesta sobre la construcción del aeropuerto, el Presidente Electo lo expresó muy claro: “… estábamos acostumbrados a que el poder político estaba supeditado al poder económico; y ahora será todo lo contrario, como siempre debería haber sido, el poder económico deberá supeditarse al poder político”. Estas son las primeras consecuencias.

México anhela un cambio y así lo expresó la ciudadanía en las urnas el primero de julio. La victoria contundente de MORENA y de su Líder representan la esperanza de millones de mexicanos por un país en donde prive la paz, la prosperidad y la justicia, basadas en un Estado de Derecho que hace mucho se nos fue de las manos. Los mexicanos estamos urgidos de congruencia y de honestidad. No queremos más “Pactos por México” que encubran la venta del país a las grandes corporaciones mundiales. Estamos cansados de demagogia, engaño y corrupción, que nos han llevado a ser uno de los países más corruptos del mundo. Nuestra esperanza de lograr nuevos horizontes está fincada en el nuevo gobierno y en la promesa hecha por el candidato triunfador, dirigida al pueblo al finalizar el último debate: “Tengan confianza. No les voy a fallar”.

Y con estas palabras me quedo. Quiero pensar que lo que ha ocurrido recientemente en la transición ha sido por estar afectando muchos intereses de los grandes capitales, que estaban acostumbrados a imponer su voluntad perniciosa, así como también por “los fueros de adentro” que escuchan “pasos en la azotea”. A propósito, sobre la nueva ley de remuneraciones de los servidores públicos, que tanto afecta a un sector de privilegiados, principalmente en el Poder Judicial Federal, que sabemos que inclusive han contratado un despacho extranjero para su defensa (algo que resulta inaudito), las noticias hablan de que ya están concediendo amparos a magistrados para evitar se aplique dicha ley. Y me pregunto, siendo los propios juzgadores federales servidores públicos afectados por dicha regulación, ¿no existe un conflicto de intereses?, ¿pueden ellos jurídicamente resolver apegados al Derecho y a la moral, los Amparos, cuyos agravios también a ellos les afectan la nueva ley?

En cuanto a ti Puebla, reina la incertidumbre… Solo te digo, que mi percepción del gobierno de Antonio Gali Fayad es buena, cumplió con sus compromisos de campaña y posicionó al Estado en los primeros lugares en empleo, transparencia y en el campo; su deuda con nosotros, es el tema de la seguridad. ¿Qué vendrá?, no lo sé, pero ojalá Dios se acuerde de Puebla… ¡La violencia y la inseguridad están desatadas!

Gracias Puebla. Escúchame mañana en ABC Radio, 12.80 am. Y te recuerdo “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”

Este sábado primero de diciembre da inicio la llamada “Cuarta Transformación” mexicana. Andrés Manuel López Obrador asume la Presidencia Constitucional del país y ofrece transformarlo en una “república amorosa”, basada en una Constitución moral. Irónicamente llega en medio de un torbellino económico desatado por sus propuestas de gobierno y las de sus congresistas, que han propiciado la caída de la bolsa mexicana de valores y una gran percepción de incertidumbre y desconfianza en los hombres de negocios. Ha sido tal la vehemencia y protagonismo del futuro presidente a partir de su elección, que para muchos se habla ya de que mañana, en lugar de tomar posesión de la Presidencia, rendirá su primer informe de gobierno.

Resulta muy preocupante para nuestra realidad la nota publicada por El Economista el lunes de esta semana, que advertía sobre el hecho de que en el trimestre julio-septiembre se registró una salida neta de capital por 1,886 millones de dólares, comportamiento que solo se había observado cuando dio inició el gobierno de Donald Trump. Y lo tengo muy claro al respecto, en su discurso para dar a conocer los resultados de la encuesta sobre la construcción del aeropuerto, el Presidente Electo lo expresó muy claro: “… estábamos acostumbrados a que el poder político estaba supeditado al poder económico; y ahora será todo lo contrario, como siempre debería haber sido, el poder económico deberá supeditarse al poder político”. Estas son las primeras consecuencias.

México anhela un cambio y así lo expresó la ciudadanía en las urnas el primero de julio. La victoria contundente de MORENA y de su Líder representan la esperanza de millones de mexicanos por un país en donde prive la paz, la prosperidad y la justicia, basadas en un Estado de Derecho que hace mucho se nos fue de las manos. Los mexicanos estamos urgidos de congruencia y de honestidad. No queremos más “Pactos por México” que encubran la venta del país a las grandes corporaciones mundiales. Estamos cansados de demagogia, engaño y corrupción, que nos han llevado a ser uno de los países más corruptos del mundo. Nuestra esperanza de lograr nuevos horizontes está fincada en el nuevo gobierno y en la promesa hecha por el candidato triunfador, dirigida al pueblo al finalizar el último debate: “Tengan confianza. No les voy a fallar”.

Y con estas palabras me quedo. Quiero pensar que lo que ha ocurrido recientemente en la transición ha sido por estar afectando muchos intereses de los grandes capitales, que estaban acostumbrados a imponer su voluntad perniciosa, así como también por “los fueros de adentro” que escuchan “pasos en la azotea”. A propósito, sobre la nueva ley de remuneraciones de los servidores públicos, que tanto afecta a un sector de privilegiados, principalmente en el Poder Judicial Federal, que sabemos que inclusive han contratado un despacho extranjero para su defensa (algo que resulta inaudito), las noticias hablan de que ya están concediendo amparos a magistrados para evitar se aplique dicha ley. Y me pregunto, siendo los propios juzgadores federales servidores públicos afectados por dicha regulación, ¿no existe un conflicto de intereses?, ¿pueden ellos jurídicamente resolver apegados al Derecho y a la moral, los Amparos, cuyos agravios también a ellos les afectan la nueva ley?

En cuanto a ti Puebla, reina la incertidumbre… Solo te digo, que mi percepción del gobierno de Antonio Gali Fayad es buena, cumplió con sus compromisos de campaña y posicionó al Estado en los primeros lugares en empleo, transparencia y en el campo; su deuda con nosotros, es el tema de la seguridad. ¿Qué vendrá?, no lo sé, pero ojalá Dios se acuerde de Puebla… ¡La violencia y la inseguridad están desatadas!

Gracias Puebla. Escúchame mañana en ABC Radio, 12.80 am. Y te recuerdo “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”