Aunque en los dichos de los políticos no haya una confrontación entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, en los hechos y ante los ojos del respetable camotero -que no se chupa el dedo- evidentemente hay un agarrón entre los diputados y el gobernador, pues por lo visto han comenzado a echarse competencias de fuerzitas para ver quién tiene más power.
Ambos poderes han expresado sus razones lógicas y jurídicas para defender sus decisiones, pero más allá de quién tenga la razón, en medio del evidente altercado político-partidista están los ciudadanos y son quienes terminan pagando el show.
De nada sirve que en el Congreso del Estado hasta se agarren los chongos para aprobar por mayoriteo o unanimidad ciertas reformas, si al final el mero mero petatero con su derecho de veto frena tales modificaciones, por lo tanto nos quedamos en las mismas. De nada sirve que las y los nuevos diputados hayan llegado muy enjundiosos hacer más reformas en 30 días que otras legislaturas en un periodo de 4 meses, si al final no surten efecto. No sirve de nada la chamba de los congresistas si al final las modificaciones a las leyes no son publicadas para que entren en vigor.
Las y los legisladores de Juntos Haremos Historia tienen su agenda y aunque los temas suenen a interés prioritario de la sociedad, en realidad también tienen su destinatario. Las decisiones tomadas llevan jiribilla y venganza política para el receptor que es un ex gobernador poblano que hoy es senador. Y aunque no gusten a unos, a otros les alegran.
En un inicio la fuerza de la mayoría morenista ganó su primera batalla ante las minorías legislativas y ni se despeinaron. Pero ahora tendrán que encarar a un rival con más power y aunque algunos piensan en el inquilino de Casa Puebla por ser el titular del Ejecutivo, los lobos de la política saben que el enfrentamiento en realidad es con otro político mucho más duro de roer.
Y a todo esto, ante tal escenario de confrontación ¿a dónde vamos a parar?, ¿a la desaparición de poderes en Puebla?, ¿la negociación?, ¿concertación?, ¿más agarrones?, ¿a dónde y hasta cuándo? El gobernador dijo que no se trata de un veto, sino de observaciones. Los legisladores afirmaron que el ejecutivo sobrepasa sus facultades. ¿Entonces en qué quedamos?
¿Y LA SEGURIDAD?
A escasa semana y media de que inició la gestión de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, lo cierto es que al momento todo parece seguir igual en todos los sentidos.
Es entendible y justificable que en 10 días NO sean resueltos todos los pendientes, pues a estas alturas aún sigue acomodándose la alcaldesa y su equipo; pero lo que también es cierto es que tampoco se ha sentido la mano firme en contra de la delincuencia e inseguridad.
En el resto de los ayuntamientos de todo el estado la situación es similar, la inseguridad ha sorprendido a las y los ediles que van llegando; pero es en la capital en donde se palpa que la inseguridad ya se adueñó del territorio al grado que vive días de campo.
La secretaria de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, María de Lourdes Rosales Martínez, seguramente está trabajando en su encomienda, pero mientras ella está en lo suyo, los delincuentes también hacen su chamba al grado que en estos primeros días ya hay saldos e indicadores que exhiben que los malos van ganando.
En la medida en que la presidenta municipal fortalezca la seguridad pública y los ciudadanos así lo perciban, sin duda que irá ganando la confianza de quienes la respaldaron en las urnas, pero en caso contrario pues verá minado ese respaldo y en este rubro la presidente depende de la secretaria María de Lourdes. ¡Ni modo, parece que le tocó bailar con la más fea: la inseguridad!
Aunque la munícipe pidió unos días para dar resultados, hay que decir que claro que se le conceden en cualquier terreno, pero en materia de seguridad, nadie le va a dar tiempo extra.
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