/ miércoles 29 de enero de 2020

Evadir no ayudará a revertir la mala percepción en seguridad

La presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, tiene un discurso bien ensayado para responder cada vez que los reporteros le preguntan si va a remover a su secretaria de Seguridad Ciudadana, María de Lourdes Rosales Martínez, debido a los altos índices delictivos que siguen presentándose en la ciudad.

“No cederé a presiones políticas”, ataja la edil cuando se le cuestiona sobre el futuro inmediato de su colaboradora, para subrayar que no la despedirá y que seguirá al frente de las labores de seguridad en el municipio, le pese a quien le pese.

La respuesta, esa que expresa siempre ante el mismo cuestionamiento, encaja bien si va dirigida a los representantes de los partidos políticos de oposición a Morena, principalmente del PAN, o a los seguidores del gobernador Luis Miguel Barbosa que quisieran verla desterrada, fuera de palacio municipal, pero no para los ciudadanos, angustiados por la delincuencia, que nada tienen que ver con sus adversarios.

Asentar que no quitará a Rosales Martínez para no ceder a presiones aplica a la perfección para quienes la descalifican por intereses, en efecto, políticos, pero deja fuera, ignora y quita el derecho de opinión a quienes, por genuinas motivaciones personales, demandan de sus autoridades acciones concretas, y en ocasiones radicales, que les provean de esperanza para confiar en la eventual solución de ese que se ha convertido en el principal problema de convivencia social: la inseguridad.

Rivera Vivanco olvida hacer una acotación en sus respuestas para enviar un mensaje de certidumbre a los poblanos que demandan el regreso de la tranquilidad al municipio.

Esos poblanos son mayoría y son los que contestaron la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, del Inegi, que puso a la capital del estado en el peor lugar nacional de percepción social sobre inseguridad.

La percepción, en ocasiones, puede no encajar con la realidad, sin embargo, refleja un auténtico estado de ánimo.

Ese sentimiento interior de las personas que se asumen inseguras (nueve de cada 10 en el municipio) está caracterizado por el miedo, pero también por la ira contra quienes no han sido capaces, por las circunstancias que sean, de devolverles la paz y la tranquilidad.

La percepción puede moldearse para bien.

Sin embargo, eso no ocurrirá mientras las instancias encargadas de velar por la seguridad empleen un discurso hostil en contra de quienes manifiesten críticas y señalamientos genuinos.

Ahí ha errado el mensaje de la alcaldesa.

Si tanto requiere de la permanencia de Rosales Martínez en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que busque entonces por otro lado para transmitirle confianza a sus gobernados.

En caso contrario, la percepción pública no mejorará, y el costo político-electoral para Morena será muy alto.

Los ciudadanos no ejercen presión política, demandan resultados.

***

El reportero y columnista Marco Aurelio Mirón Cortés, autor de la columna La Entrega, ha decidido emprender nuevos caminos periodísticos. Ya no lo leerá usted en las páginas de EL SOL DE PUEBLA, donde publicaba los días martes y jueves desde hace algunos años. Pronto regresará a comentar e informarnos de los acontecimientos políticos más importantes en un nuevo espacio editorial en la web. A donde sea que vaya en lo sucesivo, le deseo el mayor de los éxitos.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, tiene un discurso bien ensayado para responder cada vez que los reporteros le preguntan si va a remover a su secretaria de Seguridad Ciudadana, María de Lourdes Rosales Martínez, debido a los altos índices delictivos que siguen presentándose en la ciudad.

“No cederé a presiones políticas”, ataja la edil cuando se le cuestiona sobre el futuro inmediato de su colaboradora, para subrayar que no la despedirá y que seguirá al frente de las labores de seguridad en el municipio, le pese a quien le pese.

La respuesta, esa que expresa siempre ante el mismo cuestionamiento, encaja bien si va dirigida a los representantes de los partidos políticos de oposición a Morena, principalmente del PAN, o a los seguidores del gobernador Luis Miguel Barbosa que quisieran verla desterrada, fuera de palacio municipal, pero no para los ciudadanos, angustiados por la delincuencia, que nada tienen que ver con sus adversarios.

Asentar que no quitará a Rosales Martínez para no ceder a presiones aplica a la perfección para quienes la descalifican por intereses, en efecto, políticos, pero deja fuera, ignora y quita el derecho de opinión a quienes, por genuinas motivaciones personales, demandan de sus autoridades acciones concretas, y en ocasiones radicales, que les provean de esperanza para confiar en la eventual solución de ese que se ha convertido en el principal problema de convivencia social: la inseguridad.

Rivera Vivanco olvida hacer una acotación en sus respuestas para enviar un mensaje de certidumbre a los poblanos que demandan el regreso de la tranquilidad al municipio.

Esos poblanos son mayoría y son los que contestaron la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, del Inegi, que puso a la capital del estado en el peor lugar nacional de percepción social sobre inseguridad.

La percepción, en ocasiones, puede no encajar con la realidad, sin embargo, refleja un auténtico estado de ánimo.

Ese sentimiento interior de las personas que se asumen inseguras (nueve de cada 10 en el municipio) está caracterizado por el miedo, pero también por la ira contra quienes no han sido capaces, por las circunstancias que sean, de devolverles la paz y la tranquilidad.

La percepción puede moldearse para bien.

Sin embargo, eso no ocurrirá mientras las instancias encargadas de velar por la seguridad empleen un discurso hostil en contra de quienes manifiesten críticas y señalamientos genuinos.

Ahí ha errado el mensaje de la alcaldesa.

Si tanto requiere de la permanencia de Rosales Martínez en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que busque entonces por otro lado para transmitirle confianza a sus gobernados.

En caso contrario, la percepción pública no mejorará, y el costo político-electoral para Morena será muy alto.

Los ciudadanos no ejercen presión política, demandan resultados.

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El reportero y columnista Marco Aurelio Mirón Cortés, autor de la columna La Entrega, ha decidido emprender nuevos caminos periodísticos. Ya no lo leerá usted en las páginas de EL SOL DE PUEBLA, donde publicaba los días martes y jueves desde hace algunos años. Pronto regresará a comentar e informarnos de los acontecimientos políticos más importantes en un nuevo espacio editorial en la web. A donde sea que vaya en lo sucesivo, le deseo el mayor de los éxitos.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx