Que fácil es crearlas y que difícil es compararlas con la realidad. Las expectativas nacen junto con nuestros sueños y en la gran mayoría de los casos las confundimos unas con otras y nos perdemos en un mar de anhelos.
Expectativa proviene del latín y básicamente significa, espera. De tal forma que generar expectativas es esperar algo de algo o alguien, o que suceda algo en particular. Ahora bien, se puede esperar algo basado en experiencia o se puede esperar algo solo por un anhelo, y ahí es donde radica la diferencia de cómo lo acabamos tomando. Cuando decimos que las expectativas son altas, nos referimos a que esperamos algo superior o mayor de lo actual y eso basado en un sueño se convierte en una casi segura decepción, pero cuando es original de un cálculo se abre la posibilidad de concretar lo esperado.
En alguna otra opinión del que escribe ya había dedicado líneas a algo parecido sin embargo hoy hago un análisis más amplio y con la intención de provocar una reflexión sobre lo que esperamos o lo que planeamos, inclusive lo que soñamos. Veamos un ejemplo. Uno puede tener expectativas de sacar un diez en una actividad académica pero si no existe un estudio previo, evidentemente eso estará sustentado en un sueño y la probabilidad de que se vuelva una frustración, es alta; sin embargo, si existe una preparación previa, se convierte en un anhelo, y la expectativa es fundada, no obstante prevalece la probabilidad de que no se cumpla; la diferencia radica en lo que soporta un sueño, y si eso está claro en nosotros, las frustraciones serán tema menor porque lo que está pasando es que somos conscientes de una realidad.
Con mi ejemplo simple podemos trasladar el análisis a circunstancias más complejas, porque de igual forma podrías hablar de un ascenso en el trabajo, o la vida en pareja que se torna en la maestría de las relaciones humanas, porque generar expectativas en las personas es tan común que la decepciones están a la orden del día. También podemos hablar de gobiernos o inclusive de administraciones en las cuales se depositan expectativas determinadas de forma natural y lo único con lo que contamos para descifrarlo, es el maravilloso invento del ser humano, el tiempo, factor que mueve todo justamente por no saber esperar.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del sol, tiene su hora”, atribuido a varios personajes de la historia humana y que lo leemos en Eclesiastés, efectivamente hace referencia implícita a las expectativas, que a su vez se correlaciona con el factor tiempo.
Y dirás, “qué enredo nos dio Serdán ahora con su reflexión”, pero es que de verdad es aplicable en cualquier índole y bajo cualquier circunstancia porque somos seres de sueños, anhelos y por ende expectativas, que como ya lo he dicho la gran mayoría de las veces por no ponerlo en la casilla que corresponde y confundirnos, caemos en el dolor de la traición, frustración, decepción y todo aquello que tiene que ver con no hacernos responsables de nuestros pensamientos. Y aquí es a donde quería llegar, los pensamientos y la responsabilidad que implica tenerlos. Pero esto solo es una reflexión porque somos humanos.
Entonces las expectativas están directamente relacionadas con los pensamientos, y esos los generamos idealmente conscientes y con nuestras circunstancias así que podríamos decir que si cuidamos nuestros pensamientos tendremos mejores resultados con las expectativas y los anhelos reales y quizá esto nos conduce a un estado de mayor felicidad porque evitaremos las tan dolorosas frustraciones.
Soñemos, anhelemos y tengamos expectativas altas, sin embargo ayudemos al destino y cuando esto dependa de nosotros, hagamos lo propio y demos herramientas al futuro para sorprendernos favorablemente con resultados de pensamientos poderosos con corazón y de la mano de la razón.
@serdan.mx