/ jueves 28 de febrero de 2019

Fortalecer el desarrollo de la mujer en México

Sin lugar a duda, el desarrollo humano, va ligado al proceso de aprendizaje y consecuentemente de su aplicación, lo cual mejorara la calidad de vida; y, su eje de crecimiento, se sustenta en la vinculación con la educación, siendo el elemento clave del desarrollo económico.

Por ello, cuando existe una estructura social que permite la movilidad ascendente y un contexto económico favorable, la educación produce un capital humano más rico, variado y consecuentemente reduce las desigualdades sociales.

Sin embargo, para que la educación pueda cumplir ese papel, es necesario vincularla a políticas de desarrollo. Tomando decisiones sobre el desarrollo socio-económico que se desea impulsar, sobre el tipo de sociedad que se quiere construir y, consecuentemente, sobre qué educación promover.

Pues ante los cambios económicos, políticos y sociales que de manera vertiginosa vivimos día a día, nos debe llevar a replantear la configuración del sistema educativo en México, que permita resolver las disfunciones que genera su inadecuación a los diversos escenarios.

Al respecto, la gran mayoría de las reformas educativas en el mundo, tienen una especial incidencia en la educación básica y en la secundaria, ya que la transformación del sistema es una de las condiciones tanto de la consolidación democrática como del proceso de desarrollo y modernización.

Sin embargo, democratizar la educación, o mejor conocida como educación de calidad para todos, a la fecha representa un objetivo distante, puesto que la desigualdad de oportunidades que genera esta situación está íntimamente ligada a la problemática económico-social y afecta a sectores, que van desde las mujeres a minorías sociales o a poblaciones étnica y culturalmente diferenciadas.

Es por tal razón, desconcertante la decisión del Presidente López Obrador de no apoyar a las estancias infantiles, lo cual deja desprotegidos, de acuerdo a los datos dados a conocer, a “350 mil niños, a cien mil familias, las cuales un tercio de ellas es encabezada por una mujer, dejar sin trabajo a otras 50 mil mujeres” las cuales se formaron como educadoras, en un programa social que lleva 12 años y que ha recibido reconocimiento internacional.

Este noble proyecto de las instancias infantiles, surge con base en el reclamo de madres trabajadoras, que no tenían opciones para dejar a sus hijos. Las guarderías o estancias infantiles como actualmente se les conoce en México, son instituciones de carácter asistencial-educativo, que atienden durante el día a niños menores de 4 años, hijos de madres y padres que trabajan o estudian.

Y de acuerdo a las encuestas realizadas en junio y noviembre de 2008, establecen: el 94 por ciento de las beneficiarias manifiestan que su incorporación al Programa tuvo un impacto positivo en su situación familiar, el 99 por ciento refieren a las estancias como un lugar seguro donde dejar a sus hijos y están satisfechas con el servicio.

El 95 por ciento de las madres beneficiarias considera que la estancia ha tenido un impacto positivo en el lenguaje, habilidades sociales y desarrollo motriz de su hijo, el 94 por ciento considera que la estancia ha tenido un impacto positivo en la salud emocional de su hijo. El nivel de confianza que los beneficiarios otorgan al Programa es de 97% y, que el mayor incremento de los beneficiarios se encuentra en el rango de edad de 25 a 54 años.

Tradicionalmente en nuestro país, las mujeres se han hecho cargo del cuidado de los hijos, y cuando han tenido necesidad de trabajar han contado con familiares para su cuidado; en la actualidad, las estancias infantiles son necesarias para que la mujer pueda incorporarse al mercado laboral de manera más equitativa.

La respuesta debe enfocarse en construir los programas con objetivos claros y medibles, El Presidente López Obrador, quien de manera reiterativa alude a la aplicación de la moral y la ley, debería considerar que la decisión de cerrar las estancias infantiles, limita principalmente el desarrollo de la mujer.

Es por ello, que no deben ser la moral, la corrupción y el derecho, términos intercambiables y adaptables a cualquier situación. Esta confusión, tal vez se genere, por ausencias o por errores que parecen derivarse, entre otras causas, por un análisis poco riguroso de los obstáculos que se enfrentan.

Por ese motivo se debería insistir en aumentar la comunicación entre autoridades, actores sociales e institucionales, incentivando mecanismos que favorezcan su propio desarrollo, mediante proyectos y programas que contengan objetivos claros y medibles.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

Sin lugar a duda, el desarrollo humano, va ligado al proceso de aprendizaje y consecuentemente de su aplicación, lo cual mejorara la calidad de vida; y, su eje de crecimiento, se sustenta en la vinculación con la educación, siendo el elemento clave del desarrollo económico.

Por ello, cuando existe una estructura social que permite la movilidad ascendente y un contexto económico favorable, la educación produce un capital humano más rico, variado y consecuentemente reduce las desigualdades sociales.

Sin embargo, para que la educación pueda cumplir ese papel, es necesario vincularla a políticas de desarrollo. Tomando decisiones sobre el desarrollo socio-económico que se desea impulsar, sobre el tipo de sociedad que se quiere construir y, consecuentemente, sobre qué educación promover.

Pues ante los cambios económicos, políticos y sociales que de manera vertiginosa vivimos día a día, nos debe llevar a replantear la configuración del sistema educativo en México, que permita resolver las disfunciones que genera su inadecuación a los diversos escenarios.

Al respecto, la gran mayoría de las reformas educativas en el mundo, tienen una especial incidencia en la educación básica y en la secundaria, ya que la transformación del sistema es una de las condiciones tanto de la consolidación democrática como del proceso de desarrollo y modernización.

Sin embargo, democratizar la educación, o mejor conocida como educación de calidad para todos, a la fecha representa un objetivo distante, puesto que la desigualdad de oportunidades que genera esta situación está íntimamente ligada a la problemática económico-social y afecta a sectores, que van desde las mujeres a minorías sociales o a poblaciones étnica y culturalmente diferenciadas.

Es por tal razón, desconcertante la decisión del Presidente López Obrador de no apoyar a las estancias infantiles, lo cual deja desprotegidos, de acuerdo a los datos dados a conocer, a “350 mil niños, a cien mil familias, las cuales un tercio de ellas es encabezada por una mujer, dejar sin trabajo a otras 50 mil mujeres” las cuales se formaron como educadoras, en un programa social que lleva 12 años y que ha recibido reconocimiento internacional.

Este noble proyecto de las instancias infantiles, surge con base en el reclamo de madres trabajadoras, que no tenían opciones para dejar a sus hijos. Las guarderías o estancias infantiles como actualmente se les conoce en México, son instituciones de carácter asistencial-educativo, que atienden durante el día a niños menores de 4 años, hijos de madres y padres que trabajan o estudian.

Y de acuerdo a las encuestas realizadas en junio y noviembre de 2008, establecen: el 94 por ciento de las beneficiarias manifiestan que su incorporación al Programa tuvo un impacto positivo en su situación familiar, el 99 por ciento refieren a las estancias como un lugar seguro donde dejar a sus hijos y están satisfechas con el servicio.

El 95 por ciento de las madres beneficiarias considera que la estancia ha tenido un impacto positivo en el lenguaje, habilidades sociales y desarrollo motriz de su hijo, el 94 por ciento considera que la estancia ha tenido un impacto positivo en la salud emocional de su hijo. El nivel de confianza que los beneficiarios otorgan al Programa es de 97% y, que el mayor incremento de los beneficiarios se encuentra en el rango de edad de 25 a 54 años.

Tradicionalmente en nuestro país, las mujeres se han hecho cargo del cuidado de los hijos, y cuando han tenido necesidad de trabajar han contado con familiares para su cuidado; en la actualidad, las estancias infantiles son necesarias para que la mujer pueda incorporarse al mercado laboral de manera más equitativa.

La respuesta debe enfocarse en construir los programas con objetivos claros y medibles, El Presidente López Obrador, quien de manera reiterativa alude a la aplicación de la moral y la ley, debería considerar que la decisión de cerrar las estancias infantiles, limita principalmente el desarrollo de la mujer.

Es por ello, que no deben ser la moral, la corrupción y el derecho, términos intercambiables y adaptables a cualquier situación. Esta confusión, tal vez se genere, por ausencias o por errores que parecen derivarse, entre otras causas, por un análisis poco riguroso de los obstáculos que se enfrentan.

Por ese motivo se debería insistir en aumentar la comunicación entre autoridades, actores sociales e institucionales, incentivando mecanismos que favorezcan su propio desarrollo, mediante proyectos y programas que contengan objetivos claros y medibles.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com