/ martes 10 de agosto de 2021

Genoveva suma descontentos

Aunque faltan tres meses para que la militancia panista defina si cambiarán de dirigente o amplían el periodo de Genoveva Huerta Villegas, los grupos que pretenden esa silla política no desaprovechan el tiempo para intentar echar agua a su molino en su intento de hacerse o mantener esa posición que tendrá peso para el cada vez más cercano 2024.

Prácticamente, desde que concluyó el pasado proceso electoral, la actual presidenta del panismo local, como el operador electoral y ex regidor de Eduardo Rivera Pérez, Marcos Castro Martínez, así como el diputado local electo, Rafael Micalco Méndez se han dado a la tarea de afianzar sus posibilidades para hacerse del PAN estatal.

Del exsecretario general panista, Francisco Fraile García, la futura diputada Ana Teresa Aranda Orozco y del saliente presidente municipal de Atlixco, Guillermo Velázquez Gutiérrez, quienes aparentemente tuvieron la intención de buscar el cargo partidista, ya no hablamos, porque todo indica que decidieron sumarse a la aspiración de Marcos Castro.

Tampoco del ex diputado, Pablo Rodríguez Regordosa, que, a decir de algunos de sus correligionarios, anda haciendo campaña en favor de Genoveva en primera instancia y si no es bien vista su primera propuesta, opta por proponer a Micalco como segunda opción.

Aunque Huerta Villegas y sus seguidores dirán lo contrario, su intento de reelegirse suena complicado, sobre todo por los descontentos generados durante la contienda pasada y por los presuntos abusos y desdén hacia los comités municipales.

Por ejemplo, en Santiago Miahuatlán, para que el comité municipal pudiera recibir los listados nominales para el cuidado de casillas, el Comité Directivo Estatal los hizo firmar aceptando un descuento de 25 mil pesos, pues de lo contrario no se les entregaría.

O en Amozoc, hay molestias porque es la fecha en la que los representantes de casilla no reciben su pago correspondiente.

Hay municipios que dejaron de tener oficinas porque el financiamiento no les ha llegado y esto les impide el pago de la renta. Así ocurre, por lo menos en los municipios de Quimixtlán, Esperanza y Tlachichuca. En Huauchinango, Albino Zertuche y Huatlatlauca andan también con problemas financieros que no encuentran respaldo de la dirigencia de Genoveva Huerta.

Desde que inició la pandemia, los nombramientos formales en los comités municipales de Oriental, Xochitlán, Libres, Tuzamapan y Cuyoaco quedaron inconclusos por lo que no tienen ni oficinas ni el respectivo financiamiento.

Caso contrario a los comités de Cuetzalan, Teziutlan, Zacapoaxtla y Atempan que cuentan con oficinas, pero no tienen actividades.

Difícil que lo ocurrido en esas demarcaciones no interfiera con la percepción de los panistas que elegirán, tentativamente en noviembre próximo a quien los represente a nivel estatal.

Buena parte de la disputa está en Puebla capital, donde hay 4 mil 259 militantes, pero representan el 22 por ciento de los potenciales votos, el resto, otros 15,095 se encuentran en el resto del estado.

Solo falta ver si Marcos Castro capitaliza esos descontentos o si Rafael Micalco aprovecha el desgaste de Genoveva para buscar ser la figura que se enfrente al perfil de Eduardo Rivera; de lo contrario anticipan, que la disputa sea entre el primero y la actual dirigente.

Hasta la próxima.

Aunque faltan tres meses para que la militancia panista defina si cambiarán de dirigente o amplían el periodo de Genoveva Huerta Villegas, los grupos que pretenden esa silla política no desaprovechan el tiempo para intentar echar agua a su molino en su intento de hacerse o mantener esa posición que tendrá peso para el cada vez más cercano 2024.

Prácticamente, desde que concluyó el pasado proceso electoral, la actual presidenta del panismo local, como el operador electoral y ex regidor de Eduardo Rivera Pérez, Marcos Castro Martínez, así como el diputado local electo, Rafael Micalco Méndez se han dado a la tarea de afianzar sus posibilidades para hacerse del PAN estatal.

Del exsecretario general panista, Francisco Fraile García, la futura diputada Ana Teresa Aranda Orozco y del saliente presidente municipal de Atlixco, Guillermo Velázquez Gutiérrez, quienes aparentemente tuvieron la intención de buscar el cargo partidista, ya no hablamos, porque todo indica que decidieron sumarse a la aspiración de Marcos Castro.

Tampoco del ex diputado, Pablo Rodríguez Regordosa, que, a decir de algunos de sus correligionarios, anda haciendo campaña en favor de Genoveva en primera instancia y si no es bien vista su primera propuesta, opta por proponer a Micalco como segunda opción.

Aunque Huerta Villegas y sus seguidores dirán lo contrario, su intento de reelegirse suena complicado, sobre todo por los descontentos generados durante la contienda pasada y por los presuntos abusos y desdén hacia los comités municipales.

Por ejemplo, en Santiago Miahuatlán, para que el comité municipal pudiera recibir los listados nominales para el cuidado de casillas, el Comité Directivo Estatal los hizo firmar aceptando un descuento de 25 mil pesos, pues de lo contrario no se les entregaría.

O en Amozoc, hay molestias porque es la fecha en la que los representantes de casilla no reciben su pago correspondiente.

Hay municipios que dejaron de tener oficinas porque el financiamiento no les ha llegado y esto les impide el pago de la renta. Así ocurre, por lo menos en los municipios de Quimixtlán, Esperanza y Tlachichuca. En Huauchinango, Albino Zertuche y Huatlatlauca andan también con problemas financieros que no encuentran respaldo de la dirigencia de Genoveva Huerta.

Desde que inició la pandemia, los nombramientos formales en los comités municipales de Oriental, Xochitlán, Libres, Tuzamapan y Cuyoaco quedaron inconclusos por lo que no tienen ni oficinas ni el respectivo financiamiento.

Caso contrario a los comités de Cuetzalan, Teziutlan, Zacapoaxtla y Atempan que cuentan con oficinas, pero no tienen actividades.

Difícil que lo ocurrido en esas demarcaciones no interfiera con la percepción de los panistas que elegirán, tentativamente en noviembre próximo a quien los represente a nivel estatal.

Buena parte de la disputa está en Puebla capital, donde hay 4 mil 259 militantes, pero representan el 22 por ciento de los potenciales votos, el resto, otros 15,095 se encuentran en el resto del estado.

Solo falta ver si Marcos Castro capitaliza esos descontentos o si Rafael Micalco aprovecha el desgaste de Genoveva para buscar ser la figura que se enfrente al perfil de Eduardo Rivera; de lo contrario anticipan, que la disputa sea entre el primero y la actual dirigente.

Hasta la próxima.