/ viernes 3 de julio de 2020

Gobernar de manera responsable

La mentalidad de venganza destruye los Estados mientras que la mentalidad de reconciliación construye naciones

Nelson Mandela

A dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, se van alejando las expectativas de un elevado porcentaje de ciudadanos que, sufragamos para llevar al poder a un nuevo gobierno, que tuviera la sensibilidad y la capacidad para atender la demanda ciudadana, a temas que requerían pronta atención en el país.

La expectativa era ver la disminución de la inseguridad, la desigualdad social, la corrupción institucional, así como ejercer un manejo responsable y control en las finanzas públicas y, elevar el crecimiento de la economía mexicana.

Y con base en las propuestas de campaña; tomar decisiones acertadas para superar los obstáculos que se presentaran, pues la descomposición política aunada al sistema de justicia desarticulado, no abonaba al fortalecimiento de las instituciones por encima de las ambiciones de poder.

A pesar de los logros y avances, el país mantenía rezagos en temas como inseguridad, corrupción, violación de las garantías individuales, etc. La postura del presidente López Obrador, fue señalar, que el país, prácticamente se encontraba destruido, por culpa de los anteriores gobiernos; situación que ha venido generando un escenario de hostilidad hacia diversos actores y sectores productivos, provocado desencanto, malestar, enfrentamientos y división social.

En estas condiciones, la tarea de los partidos políticos es, fortalecer la democracia, y otorgar a la Sociedad Civil el papel que le corresponde por el número de ciudadanos que congrega y por su peso específico que representa.

Claro es que el Estado Mexicano debe ser el centro y garante de la integración social, del crecimiento económico, así como de disminuir la desigualdad social, mediante el orden legal y legítimo ligado al bienestar humano; porque es innegable y no podemos ignorar que el clientelismo ha impedido el avance de la sociedad civil y de la anhelada cohesión social.

Ahora bien, debemos tener presente que la eliminación de la corrupción la austeridad y la transformación, no solo son condición para los gobernantes son también responsabilidad de nosotros, del pueblo, que merece un trabajo digno, condiciones óptimas de seguridad y de un adecuado nivel de educación.

Independientemente a la crisis de la pandemia, se complicará aún más la crisis económica por el incremento en el desempleo, que incluso provocará una ola de violencia e inseguridad, en gran parte del territorio nacional.

La inseguridad y la caída económica, tiene decepcionada fundamentalmente a la clase media que no ve salidas ni apoyos; y los menos favorecidos, comprobarán, en el corto plazo, las graves deficiencias por ejemplo en el sistema de salud se agudizarán, pues con la eliminación del Seguro Popular y la instauración de un nuevo sistema, a la fecha no se han definido estructuras presupuestales básicas.

Los frentes abiertos, son demasiados y la estrategia seguida en materia de seguridad no convence a la sociedad y particularmente a quienes la hemos padecido; violencia e inseguridad que están sin control; sus niveles son históricamente nunca vistos: las cosas día a día empeoran, aunado a que la economía entro en una espiral descendente pues pierde empleo y oportunidades.

Independientemente de las acciones y medidas que emprenda el gobierno, es necesario modificar los términos de cambios de contexto, debido a que enfrentamos un escenario global distinto al de hace dos o tres décadas.

No se progresa cuando persiste la desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia, la sociedad no puede prosperar ni puede vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan, se debe gobernar, para todos de manera responsable y sensata o de lo contrario arribaremos a un Estado fallido.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

La mentalidad de venganza destruye los Estados mientras que la mentalidad de reconciliación construye naciones

Nelson Mandela

A dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, se van alejando las expectativas de un elevado porcentaje de ciudadanos que, sufragamos para llevar al poder a un nuevo gobierno, que tuviera la sensibilidad y la capacidad para atender la demanda ciudadana, a temas que requerían pronta atención en el país.

La expectativa era ver la disminución de la inseguridad, la desigualdad social, la corrupción institucional, así como ejercer un manejo responsable y control en las finanzas públicas y, elevar el crecimiento de la economía mexicana.

Y con base en las propuestas de campaña; tomar decisiones acertadas para superar los obstáculos que se presentaran, pues la descomposición política aunada al sistema de justicia desarticulado, no abonaba al fortalecimiento de las instituciones por encima de las ambiciones de poder.

A pesar de los logros y avances, el país mantenía rezagos en temas como inseguridad, corrupción, violación de las garantías individuales, etc. La postura del presidente López Obrador, fue señalar, que el país, prácticamente se encontraba destruido, por culpa de los anteriores gobiernos; situación que ha venido generando un escenario de hostilidad hacia diversos actores y sectores productivos, provocado desencanto, malestar, enfrentamientos y división social.

En estas condiciones, la tarea de los partidos políticos es, fortalecer la democracia, y otorgar a la Sociedad Civil el papel que le corresponde por el número de ciudadanos que congrega y por su peso específico que representa.

Claro es que el Estado Mexicano debe ser el centro y garante de la integración social, del crecimiento económico, así como de disminuir la desigualdad social, mediante el orden legal y legítimo ligado al bienestar humano; porque es innegable y no podemos ignorar que el clientelismo ha impedido el avance de la sociedad civil y de la anhelada cohesión social.

Ahora bien, debemos tener presente que la eliminación de la corrupción la austeridad y la transformación, no solo son condición para los gobernantes son también responsabilidad de nosotros, del pueblo, que merece un trabajo digno, condiciones óptimas de seguridad y de un adecuado nivel de educación.

Independientemente a la crisis de la pandemia, se complicará aún más la crisis económica por el incremento en el desempleo, que incluso provocará una ola de violencia e inseguridad, en gran parte del territorio nacional.

La inseguridad y la caída económica, tiene decepcionada fundamentalmente a la clase media que no ve salidas ni apoyos; y los menos favorecidos, comprobarán, en el corto plazo, las graves deficiencias por ejemplo en el sistema de salud se agudizarán, pues con la eliminación del Seguro Popular y la instauración de un nuevo sistema, a la fecha no se han definido estructuras presupuestales básicas.

Los frentes abiertos, son demasiados y la estrategia seguida en materia de seguridad no convence a la sociedad y particularmente a quienes la hemos padecido; violencia e inseguridad que están sin control; sus niveles son históricamente nunca vistos: las cosas día a día empeoran, aunado a que la economía entro en una espiral descendente pues pierde empleo y oportunidades.

Independientemente de las acciones y medidas que emprenda el gobierno, es necesario modificar los términos de cambios de contexto, debido a que enfrentamos un escenario global distinto al de hace dos o tres décadas.

No se progresa cuando persiste la desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia, la sociedad no puede prosperar ni puede vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan, se debe gobernar, para todos de manera responsable y sensata o de lo contrario arribaremos a un Estado fallido.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com