/ jueves 9 de julio de 2020

¡¡¡Grillas azules!!!

Los fans y amigos panistas de Eduardo Rivera Pérez están tranquilos porque saben que las convicciones y fidelidades políticas del ex alcalde van más allá de las grillas y calenturas por nominaciones al 2021, por lo que ven muy irreal el escenario de que la figura blanquiazul pudiera ser abanderado de Morena por la alcaldía poblana y menos cuando Rivera es uno de los perfiles más competitivos del PAN.

La versión que coloca al panista siendo candidato por otra fuerza política viene de sus adversarios dentro del mismo partido. La jiribilla tiene la intención de amarrar navajas y sembrar dudas entre los militantes azules. Mire que ligarlo con el gobernador Miguel Barbosa y decir que sería su favorito emergente no es cosa menor, pero quienes conocen a Lalo nuevamente confían en su histórica lealtad al panismo.

Que Eduardo fuera candidato de otro partido no sería raro. No sería novedad que Rivera fuera abanderado de un partido de izquierda porque ya lo fue. En la elección del 2018 por la misma alcaldía de Puebla, ya fue candidato del PRD y MC. Sí claro, en la alianza que hizo el PAN con esas fuerzas, pero al final ya representó a otros partidos ¿o no?

En la vida política ya hemos visto esa película que siempre se repite, aquella del político que traiciona a su partido para tirarse a los brazos de otro totalmente opuesto y así convertirse en candidato. Y aunque los seguidores de Lalo Rivera descartan una conducta así, los grillos del PAN se han encargado de alimentar esa posibilidad que tendría varios efectos: que Eduardo no fuera candidato suyo en 2021, que pierda adeptos y verlo fuera de las filas azules.

Un ingrediente extra en toda la grilla contra Rivera es la “exoneración” que el gobernador Miguel Barbosa hizo a Eduardo. Aunque la pregunta lógica es ¿Exonerarlo de qué, en calidad de qué o por qué? Aunque el tono de la “exoneración” haya sido de ironía y chunga como dijeron algunos, lo cierto es que el mandatario se mostró respetuoso del panista, no le hizo el fuchi, ni lo descalificó, al contrario dijo que lo respeta; en otras palabras le dio coba, hasta parece que le cae bien y si no es para tanto, lo visto muestra que tampoco le cae mal pese a sus diferencias políticas. ¿Entonces?

En suma, en el PAN ya están en lo suyo, ya se preparan para el 2021. Las grillas panistas van a seguir y crecerán. Hay quienes ven a Eduardo Rivera como una carta fuerte para la alcaldía –oootra vez pese a su derrota del 2018- Hay quienes no quieren llevar como candidato a un abanderado perdedor y por eso ven a otros posibles gallos con iguales o mayores posibilidades de ganarle a Morena el próximo año. Otros sostienen que si Eduardo no claudicó en los momentos de mayor presión que tuvo de parte del difunto Rafael Moreno Valle, ahora menos lo hará.

Lo cierto es que la contienda electoral ya inició y mientras llega el primer domingo de junio del 21, ahora tendremos en qué entretenernos en medio de la pandemia. ¿A poco no?

Tache al diputado

¡Qué llevadito! Al diputado Arturo de Rosas se le “chispoteo” un tremendo “hija de la chingada” cuando la diputada Tonantzin Fernández votaba a favor de la eliminación del fuero. Tache para el “representante popular”. ¿Y ninguna diputada de Puebla va a reprobar el calificativo? Imaginen que lo dijo Héctor Alonso Granados. ¡Anímense!

Los fans y amigos panistas de Eduardo Rivera Pérez están tranquilos porque saben que las convicciones y fidelidades políticas del ex alcalde van más allá de las grillas y calenturas por nominaciones al 2021, por lo que ven muy irreal el escenario de que la figura blanquiazul pudiera ser abanderado de Morena por la alcaldía poblana y menos cuando Rivera es uno de los perfiles más competitivos del PAN.

La versión que coloca al panista siendo candidato por otra fuerza política viene de sus adversarios dentro del mismo partido. La jiribilla tiene la intención de amarrar navajas y sembrar dudas entre los militantes azules. Mire que ligarlo con el gobernador Miguel Barbosa y decir que sería su favorito emergente no es cosa menor, pero quienes conocen a Lalo nuevamente confían en su histórica lealtad al panismo.

Que Eduardo fuera candidato de otro partido no sería raro. No sería novedad que Rivera fuera abanderado de un partido de izquierda porque ya lo fue. En la elección del 2018 por la misma alcaldía de Puebla, ya fue candidato del PRD y MC. Sí claro, en la alianza que hizo el PAN con esas fuerzas, pero al final ya representó a otros partidos ¿o no?

En la vida política ya hemos visto esa película que siempre se repite, aquella del político que traiciona a su partido para tirarse a los brazos de otro totalmente opuesto y así convertirse en candidato. Y aunque los seguidores de Lalo Rivera descartan una conducta así, los grillos del PAN se han encargado de alimentar esa posibilidad que tendría varios efectos: que Eduardo no fuera candidato suyo en 2021, que pierda adeptos y verlo fuera de las filas azules.

Un ingrediente extra en toda la grilla contra Rivera es la “exoneración” que el gobernador Miguel Barbosa hizo a Eduardo. Aunque la pregunta lógica es ¿Exonerarlo de qué, en calidad de qué o por qué? Aunque el tono de la “exoneración” haya sido de ironía y chunga como dijeron algunos, lo cierto es que el mandatario se mostró respetuoso del panista, no le hizo el fuchi, ni lo descalificó, al contrario dijo que lo respeta; en otras palabras le dio coba, hasta parece que le cae bien y si no es para tanto, lo visto muestra que tampoco le cae mal pese a sus diferencias políticas. ¿Entonces?

En suma, en el PAN ya están en lo suyo, ya se preparan para el 2021. Las grillas panistas van a seguir y crecerán. Hay quienes ven a Eduardo Rivera como una carta fuerte para la alcaldía –oootra vez pese a su derrota del 2018- Hay quienes no quieren llevar como candidato a un abanderado perdedor y por eso ven a otros posibles gallos con iguales o mayores posibilidades de ganarle a Morena el próximo año. Otros sostienen que si Eduardo no claudicó en los momentos de mayor presión que tuvo de parte del difunto Rafael Moreno Valle, ahora menos lo hará.

Lo cierto es que la contienda electoral ya inició y mientras llega el primer domingo de junio del 21, ahora tendremos en qué entretenernos en medio de la pandemia. ¿A poco no?

Tache al diputado

¡Qué llevadito! Al diputado Arturo de Rosas se le “chispoteo” un tremendo “hija de la chingada” cuando la diputada Tonantzin Fernández votaba a favor de la eliminación del fuero. Tache para el “representante popular”. ¿Y ninguna diputada de Puebla va a reprobar el calificativo? Imaginen que lo dijo Héctor Alonso Granados. ¡Anímense!