/ martes 11 de agosto de 2020

Grito de Independencia, ¿con o sin Claudia?

Inmediatamente después de que el gobernador Luis Miguel Barbosa anunciara en la mañanera que este 15 de septiembre sí habrá conmemoración y réplica del Grito de Independencia, con o sin coronavirus de por medio, el nido de grillos que se alimenta de observar y analizar la política comenzó a preguntarse si Claudia Rivera Vivanco será incluida o no en el festejo patrio.

Un año atrás, en su primer grito de independencia como jefe del Ejecutivo, Barbosa fue acompañado en el balcón de Palacio Municipal por el presidente del Congreso, Gabriel Biestro Medinilla; el titular del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez; un representante del Ejército Mexicano; por su esposa, María del Rosario Orozco, y por Claudia Rivera, en calidad de anfitriona, incluso cuando la relación entre el mandatario y la edil ya saca chispas tras bambalinas.

Para 2020 no solo no llegó la reconciliación entre ambos personajes, los dos emanados de Morena, sino que las diferencias se profundizaron y dejaron de ser parte de las historias que se cuentan de boca en boca para hacerse públicas, lo que llevó a un encono todavía mayor, irreparable.

Por eso fue que, con justa razón, los grillos de siempre están pendientes de saber si la presidenta municipal de Puebla será incluida o excluida de la celebración.

Con eso de la pandemia y de las restricciones sanitarias, no hay que descartar que Barbosa opte por dar un grito sin multitud que le mire desde el zócalo y lo haga solo en línea, vía internet, con una escenografía que no necesariamente tenga que ser el Palacio, sede de su archirrival, sino Casa Aguayo o cualquier otro sitio emblemático de la ciudad.

En efecto, al estilo del fallecido Rafael Moreno Valle cuando la capital era gobernada por Eduardo Rivera Pérez.

Como imaginará en el caso de Miguel Barbosa y Claudia Rivera, todo puede ocurrir con tal de evitarse el uno al otro. A menos, claro, que en un mes por fin resuelvan sus “malos entendidos”. ¿Usted lo cree?

*

A propósito de Claudia Rivera y los comicios intermedios de 2021.

La edil de Puebla ha tomado una decisión que puede generarle resultados positivos con miras al proyecto de reelección que trae bajo el brazo.

En lo que parece ser la recta final de la fase más cruda de la emergencia sanitaria por la covid-19, la presidenta municipal decidió y materializó reorientar el ejercicio de 500 millones de pesos que ya tenían asignados algunas dependencias municipales con el fin de “ayudar a la reactivación económica” de la ciudad en la etapa que algunos han decidido llamar “post-pandemia”.

De esos 500 millones de pesos, 400 millones serán destinados para el desarrollo de obra pública y 100 millones para entregarlos a la gente más necesitada del municipio, a través de programas sociales.

El giro que Rivera Vivanco y sus regidores aliados le han dado al empleo de esos recursos tendrá un impacto importante y benéfico para la sociedad, pero también lo tendrá para su gobierno y para ella misma, que así podrá mejorar la percepción que los poblanos tienen de su desempeño.

De ahí que resulte difícil desligar el movimiento financiero, formalmente argumentado como un acto de gobierno encaminado a paliar los efectos negativos de la pandemia en la economía de los poblanos, de la política electoral y las aspiraciones de reelección.

Twitter: @jorgerdzc

Inmediatamente después de que el gobernador Luis Miguel Barbosa anunciara en la mañanera que este 15 de septiembre sí habrá conmemoración y réplica del Grito de Independencia, con o sin coronavirus de por medio, el nido de grillos que se alimenta de observar y analizar la política comenzó a preguntarse si Claudia Rivera Vivanco será incluida o no en el festejo patrio.

Un año atrás, en su primer grito de independencia como jefe del Ejecutivo, Barbosa fue acompañado en el balcón de Palacio Municipal por el presidente del Congreso, Gabriel Biestro Medinilla; el titular del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez; un representante del Ejército Mexicano; por su esposa, María del Rosario Orozco, y por Claudia Rivera, en calidad de anfitriona, incluso cuando la relación entre el mandatario y la edil ya saca chispas tras bambalinas.

Para 2020 no solo no llegó la reconciliación entre ambos personajes, los dos emanados de Morena, sino que las diferencias se profundizaron y dejaron de ser parte de las historias que se cuentan de boca en boca para hacerse públicas, lo que llevó a un encono todavía mayor, irreparable.

Por eso fue que, con justa razón, los grillos de siempre están pendientes de saber si la presidenta municipal de Puebla será incluida o excluida de la celebración.

Con eso de la pandemia y de las restricciones sanitarias, no hay que descartar que Barbosa opte por dar un grito sin multitud que le mire desde el zócalo y lo haga solo en línea, vía internet, con una escenografía que no necesariamente tenga que ser el Palacio, sede de su archirrival, sino Casa Aguayo o cualquier otro sitio emblemático de la ciudad.

En efecto, al estilo del fallecido Rafael Moreno Valle cuando la capital era gobernada por Eduardo Rivera Pérez.

Como imaginará en el caso de Miguel Barbosa y Claudia Rivera, todo puede ocurrir con tal de evitarse el uno al otro. A menos, claro, que en un mes por fin resuelvan sus “malos entendidos”. ¿Usted lo cree?

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A propósito de Claudia Rivera y los comicios intermedios de 2021.

La edil de Puebla ha tomado una decisión que puede generarle resultados positivos con miras al proyecto de reelección que trae bajo el brazo.

En lo que parece ser la recta final de la fase más cruda de la emergencia sanitaria por la covid-19, la presidenta municipal decidió y materializó reorientar el ejercicio de 500 millones de pesos que ya tenían asignados algunas dependencias municipales con el fin de “ayudar a la reactivación económica” de la ciudad en la etapa que algunos han decidido llamar “post-pandemia”.

De esos 500 millones de pesos, 400 millones serán destinados para el desarrollo de obra pública y 100 millones para entregarlos a la gente más necesitada del municipio, a través de programas sociales.

El giro que Rivera Vivanco y sus regidores aliados le han dado al empleo de esos recursos tendrá un impacto importante y benéfico para la sociedad, pero también lo tendrá para su gobierno y para ella misma, que así podrá mejorar la percepción que los poblanos tienen de su desempeño.

De ahí que resulte difícil desligar el movimiento financiero, formalmente argumentado como un acto de gobierno encaminado a paliar los efectos negativos de la pandemia en la economía de los poblanos, de la política electoral y las aspiraciones de reelección.

Twitter: @jorgerdzc