/ domingo 28 de marzo de 2021

“Happycracia”

Uno de los temas que ha ocupado el interés de diferentes especialistas, como filósofos, psicólogos, sociólogos y otros más, desde hace tiempo, es el relacionado con la felicidad.

En fechas recientes, leía sobre ciertos argumentos que me llamaron mucho la atención y que vale la pena reflexionar sobre el concepto denominado “Happycracia” o la “obligación de ser feliz”.

El psicólogo Edgar Cabanas plantea que esta conceptualización parte de una visión, una idea, un discurso enormemente individualista, porque centra la atención en la propia persona y tiende a ignorar o desdibujar el papel que juegan las circunstancias de cada quien, a la hora de entender su bienestar, como lo son las cuestiones materiales, sociales o laborales, es decir, el contexto que la rodea.

Asimismo, sostiene que en la actualidad esa búsqueda de la felicidad se aborda desde un discurso que tiende a ser simplista en dos sentidos, el primero que se basa en que con actitud todo se puede lograr, si quiere uno basta con desearlo para conseguirlo, pareciera que es suficiente con tener ese ánimo positivo para que las cosas salgan más o menos como uno quiere; el segundo, es sobre lo que se tiende a ofrecer en este tipo de perspectivas, como si fueran recetas, guías o consejos que suelen ser genéricos.

También hace mención que la “Happycracia” propone “un estilo de vida” que apunta hacia la construcción de una persona concreta, individualista, que entiende que no le debe nada a nadie, sino que lo que tiene se lo merece. Sus éxitos y fracasos, su salud, su satisfacción, no dependen de cuestiones sociales, sino de ella misma y la correcta gestión de sus emociones, pensamientos y actitudes.

De igual forma, plantea que la felicidad desde ese enfoque es una meta en constante movimiento, que hace al ser humano perseguirla de forma casi obsesiva. Y se basa principalmente en un individualismo exacerbado, que genera un incremento permanente de ansiedad y depresión.

Estoy cierto que estos planteamientos nos hacen pensar y seguir debatiendo sobre cómo podemos evolucionar desde lo individual a lo colectivo, cómo encontrar ese estado de realización, buscando mejores condiciones para todas y todos.

En este contexto, vale la pena poner en perspectiva qué entendemos por felicidad, la autorrealización o como mencionaba Aristóteles “la buena vida”, que se sustenta en los valores y principios de cada ser humano, cómo encontrarla en el marco de una sociedad que requiere mayor solidaridad y empatía.

Y tú, ¿qué más nos puedes compartir sobre la felicidad? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí. Con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como señaló Aristóteles: “La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.”

Facebook: David Villanueva Lomelí

www.davidvillanueva.mx

Uno de los temas que ha ocupado el interés de diferentes especialistas, como filósofos, psicólogos, sociólogos y otros más, desde hace tiempo, es el relacionado con la felicidad.

En fechas recientes, leía sobre ciertos argumentos que me llamaron mucho la atención y que vale la pena reflexionar sobre el concepto denominado “Happycracia” o la “obligación de ser feliz”.

El psicólogo Edgar Cabanas plantea que esta conceptualización parte de una visión, una idea, un discurso enormemente individualista, porque centra la atención en la propia persona y tiende a ignorar o desdibujar el papel que juegan las circunstancias de cada quien, a la hora de entender su bienestar, como lo son las cuestiones materiales, sociales o laborales, es decir, el contexto que la rodea.

Asimismo, sostiene que en la actualidad esa búsqueda de la felicidad se aborda desde un discurso que tiende a ser simplista en dos sentidos, el primero que se basa en que con actitud todo se puede lograr, si quiere uno basta con desearlo para conseguirlo, pareciera que es suficiente con tener ese ánimo positivo para que las cosas salgan más o menos como uno quiere; el segundo, es sobre lo que se tiende a ofrecer en este tipo de perspectivas, como si fueran recetas, guías o consejos que suelen ser genéricos.

También hace mención que la “Happycracia” propone “un estilo de vida” que apunta hacia la construcción de una persona concreta, individualista, que entiende que no le debe nada a nadie, sino que lo que tiene se lo merece. Sus éxitos y fracasos, su salud, su satisfacción, no dependen de cuestiones sociales, sino de ella misma y la correcta gestión de sus emociones, pensamientos y actitudes.

De igual forma, plantea que la felicidad desde ese enfoque es una meta en constante movimiento, que hace al ser humano perseguirla de forma casi obsesiva. Y se basa principalmente en un individualismo exacerbado, que genera un incremento permanente de ansiedad y depresión.

Estoy cierto que estos planteamientos nos hacen pensar y seguir debatiendo sobre cómo podemos evolucionar desde lo individual a lo colectivo, cómo encontrar ese estado de realización, buscando mejores condiciones para todas y todos.

En este contexto, vale la pena poner en perspectiva qué entendemos por felicidad, la autorrealización o como mencionaba Aristóteles “la buena vida”, que se sustenta en los valores y principios de cada ser humano, cómo encontrarla en el marco de una sociedad que requiere mayor solidaridad y empatía.

Y tú, ¿qué más nos puedes compartir sobre la felicidad? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí. Con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como señaló Aristóteles: “La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.”

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