Cuando un adulto piensa qué le ha dejado estar al interior de un salón de clases, seguramente encontrará diversas cosas más allá de su vida profesional, muy probablemente sus mejores amigos, amores, grandes experiencias y gratos recuerdos que son todo un patrimonio de vida.
El próximo lunes vuelven a clases presenciales millones de alumnos que han tenido que aprender mediante una computadora, no voy a hacer un juicio acerca de la calidad de la educación a distancia, ni a las decisiones gubernamentales de regresar a los salones. Vivimos tiempos muy difíciles en diversos aspectos y creo que las determinaciones son muy complejas, además de que existe la gran oportunidad de asistir o no presencialmente sin que haya un perjuicio por parte de la escuela.
Si bien se puede pensar que la escuela es un medio de preparación para la vida, yo considero que esta versión teleológica no es no es del todo correcta, ya que acudir con un uniforme puesto también es una finalidad en sí. Pensemos en un lunes por la mañana, los honores a la bandera y toda esa ceremonialidad que resulta formativa, esto además de la disciplina que uno va adquiriendo, la cual resulta fundamental para poder realizar actividades profesionales.
Personalmente recuerdo con una sonrisa los diversos eventos en los que participé durante mis años escolares, como las vendimias de comida típica un 15 de septiembre, el concurso de ofrendas, los intercambios navideños, la partida de rosca y las mojadas del día del estudiante. Además de eso, tenemos la emoción de los diversos juegos al momento del recreo, el espíritu de competencia que se va forjando en los equipos deportivos o algo tan simple como jugar una “cascarita” a la hora de la salida.
La interacción social es fundamental, más en este mundo lleno de egoísmo, donde la solidaridad parece cada vez más debilitada, en ese sentido es muy importante la convivencia con otros compañeros, en donde siempre puede haber diversos problemas como el bullyng, sin embargo, hay formas y mecanismos para tratarlo.
Los seres humanos debemos aprender a convivir, asumiendo que el conflicto es parte de la vida, pero precisamente para eso socializamos, para aprender a limar las diferencias de forma civilizada, ya que lo peor que se puede hacer es aislar a una persona con el fin de protegerlo, eso lo debilitará más porque el hombre es un ente social y necesita interactuar con los demás
En el caso de la educación universitaria, ahí se encuentran a los grandes amigos y compañeros de toda la vida, es más, tenemos casos de políticos que han logrado el éxito gracias a haber tenido como compañero a una persona que se volvió importante. También hay que decir que los maestros también resultan determinantes, ya que estos pueden impulsar y apoyar a sus alumnos en sus fines profesionales. Personalmente mis mejores amigos y compañeros de trabajo los he conocido al interior de un aula.
Qué más diversión puede causar una fiesta estudiantil, especialmente las universitarias, eventos que son recordados notablemente por lo que significa estar joven y lleno de ilusiones, debido a un futuro que siempre se torna maravilloso cuando tenemos apenas 2 décadas de vida, recordando que la responsabilidad y la mesura deben estar siempre presentes, ya que desgraciadamente cada vez vemos más excesos en algunas de esas reuniones.
Algo que resulta sumamente emotivo es el amor estudiantil, el cual generalmente es desinteresado y se da por una continua convivencia que nos hace latir el corazón con mayor intensidad. Esas relaciones también son parte de un desarrollo y una fuente de felicidad enorme para todos aquellos que hemos sentido “mariposas en el estómago” mientras estudiamos. Si bien puede haber muchos cambios afectivos después de graduarse, recordemos que hay parejas de casados que se conocieron en un aula y continuaron juntos toda la vida.
Al final, los años estudiantiles son los que se recuerdan con mayor gusto y nostalgia, es una época que jamás se repetirá y que es sumamente formativa en todos los aspectos.
Desde el niño que se viste con el uniforme de gala, los lunes para ir a la primaria; hasta el joven que porta un traje para un examen universitario, encontramos un dinamismo y sentido de pertenencia que son fundamentales para el buen desarrollo de un ciudadano que contribuya al mejoramiento de la sociedad, así que para aquellos que regresen a las aulas el lunes les deseamos el mejor de los éxitos y les pedimos que refuercen las medidas ante el covid. Hasta la próxima.
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