/ viernes 14 de diciembre de 2018

Hay visos de conciliación

El miércoles pasado el Gobierno Federal, a través del subsecretario de Gobernación, Zoé Robledo, dejó en claro a legisladores locales de Morena que “en Puebla debe prevalecer el ánimo republicano y el respeto institucional”.

El mensaje en Bucareli fue contundente para los diputados y si alguno se puso el saco, allá él.

Saben ahora que el deseo del presidente, Andrés Manuel López Obrador -aunque no le haya gustado el resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que avaló a Martha Erika Alonso como la gobernadora de Puebla, pues incluso el mismo tabasqueño lo criticó-, es que acaten la ley y trabajen con las autoridades constituidas. Ella lo es ahora.

Ahí mismo se acordó convocar a una mesa de negociación que encabece la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en la que se establezcan puntos coincidentes y se llame al respeto mutuo a las partes.

No se trata de claudicar en principios y objetivos, pero es necesario restablecer la vida institucional en la entidad después de un largo proceso postelectoral que polarizó a las fuerzas políticas y a la sociedad poblana.

En ese sentido, se acordó en Bucareli que al seno del Poder Legislativo prevalecieran las condiciones necesarias, incluyendo la seguridad, para que la gobernadora electa Martha Erika Alonso Hidalgo rindiera protesta como titular del Ejecutivo, lo que no sucedió porque ella y su equipo decidieron, ante las amenazas de paralizar las actividades en el Congreso, que tomara posesión ante el presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Se buscó la forma de construir un puente de última hora, pero la decisión del morenovallismo estaba tomada.

Martha Erika rinde protesta en la sede del Tribunal y ofrece su mensaje inaugural en un evento en el auditorio de La Reforma en la zona de Los Fuertes.

Trascendió que el presidente López Obrador encargó al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, que sea su representante en la toma de posesión, lo que forzó a los diputados a invitar al presidente para que enviara a su emisario a la sesión solemne, que citaron para hoy a las 12 del día y se celebrará asista o no la gobernadora electa.

Las instrucciones federales fueron que los diputados poblanos notificaran a Martha Erika Alonso y al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez, que “con fundamento en el artículo 75 de la Constitución Política del Estado no hay circunstancia o impedimento alguno para que la gobernadora electa acuda al Congreso del Estado”.

Tocó al diputado Héctor Alonso Granados, vicepresidente de la Mesa Directiva y presidente de la Comisión de Seguridad, sostener en conferencia de prensa que Puebla debe volver a la vida institucional, por lo que mostró su confianza en que finalmente la gobernadora electa tomará protesta ante el Congreso.

Plantearon que en la sesión solemne el acceso a las galerías al Pleno de la sede legislativa estaría contralado y solo serán destinadas para los rectores de las universidades y servidores públicos.

“El servicio público en Puebla”, dijo, “se debe acostumbrar a los pesos y contrapesos, tal y como se ha presentado desde el inicio de los trabajos de la LX Legislatura, siempre en la búsqueda de la autonomía e independencia de los poderes”, en un mensaje avalado por Gobernación Federal para construir un escenario de respeto en la entidad.

El presidente de la mesa directiva, Espinosa Torres, anunció que antes del arribo de la gobernadora electa “las fuerzas políticas que integran la LX Legislatura darán a conocer sus posicionamientos”.

Todo indica que los llamados para construir una relación positiva entre Ejecutivo y Legislativo llegaron tarde, pues hay excesos y arrebatos de los legisladores, que a su vez volvieron extremista la posición del morenovallismo.

Las partes no desean presentarse como rehenes de sus opositores y, por ello, el Congreso suspendió sesiones, mismas que retomarán este viernes y mañana sábado; y la flamante gobernadora está en su posición de presentarse como una mujer firme y decidida que venció en todas las instancias y tiene la legalidad y la legitimidad a su favor.

Como todo en política, la negociación es fundamental y para ello las partes tienen que ceder para empezar su tiempo y escuchar y, cuando sea posible, coincidir y llegar a acuerdos que deben respetar.

Puebla requiere hoy conciliación y entender que los enemigos no son los actores políticos, sino la violencia, la desigualdad, la corrupción y la impunidad.

Si en ello coinciden Ejecutivo y Legislativo, las cosas mejorarán para el estado y los poblanos.

En caso contrario, si mantienen sus enconos personales, lo peor está por venir.


De las anécdotas que se cuentan

Que nadie se espante: Puebla ha vivido momentos de confrontación, polarización y violencia.

En los sesenta, el derrocamiento del general Antonio Nava Castillo y la llegada del interino Aarón Merino Fernández.

A finales de esa década, la elección del doctor y general Rafael Moreno Valle, que arrancó un sexenio con tres gobernadores interinos y la salida fraguada por el presidente Luis Echeverría del mandatario.

Gonzalo Bautista cayó en 1973 en circunstancias de violencia e intolerancia en su relación con los universitarios; siguió un breve periodo de Mario Mellado y concluyó Guillermo Morales Blumenkron.

En 1975, la elección del senador Alfredo Toxqui, quien con más de 60 años ocupó la gubernatura con una sola intención: estabilizar al estado y propiciar el abandono de odios y rencores. Lo consiguió no sin enfrentamientos y paros con el sector empresarial y con los universitarios.

Guillermo Jiménez Morales vivió una intensa y peleada elección de presidente municipal.

La imposición de Jorge Murad y la derrota de un popular Ricardo Villa Escalera trajo consigo hechos violentos entre la derecha y el priismo, representado por Antorcha Campesina. Después de la toma de posesión del presidente municipal hubo un cambio radical en el gabinete y nueva relación de concordia con los empresarios, que empezaron a construir el neopanismo.

Es una historia, la poblana, de extremismos y confrontaciones.

Al final, todos somos poblanos y vivimos aquí,

La de este 2018, si lo entienden las partes, será una etapa que se debe superar.

Hoy los políticos son los más perjudicados con esas guerras de intereses personales que se ventilan abiertamente, como no sucedía en el pasado.

Ellos tienen la palabra.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

fcrisanto@radiooro.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

El miércoles pasado el Gobierno Federal, a través del subsecretario de Gobernación, Zoé Robledo, dejó en claro a legisladores locales de Morena que “en Puebla debe prevalecer el ánimo republicano y el respeto institucional”.

El mensaje en Bucareli fue contundente para los diputados y si alguno se puso el saco, allá él.

Saben ahora que el deseo del presidente, Andrés Manuel López Obrador -aunque no le haya gustado el resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que avaló a Martha Erika Alonso como la gobernadora de Puebla, pues incluso el mismo tabasqueño lo criticó-, es que acaten la ley y trabajen con las autoridades constituidas. Ella lo es ahora.

Ahí mismo se acordó convocar a una mesa de negociación que encabece la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en la que se establezcan puntos coincidentes y se llame al respeto mutuo a las partes.

No se trata de claudicar en principios y objetivos, pero es necesario restablecer la vida institucional en la entidad después de un largo proceso postelectoral que polarizó a las fuerzas políticas y a la sociedad poblana.

En ese sentido, se acordó en Bucareli que al seno del Poder Legislativo prevalecieran las condiciones necesarias, incluyendo la seguridad, para que la gobernadora electa Martha Erika Alonso Hidalgo rindiera protesta como titular del Ejecutivo, lo que no sucedió porque ella y su equipo decidieron, ante las amenazas de paralizar las actividades en el Congreso, que tomara posesión ante el presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Se buscó la forma de construir un puente de última hora, pero la decisión del morenovallismo estaba tomada.

Martha Erika rinde protesta en la sede del Tribunal y ofrece su mensaje inaugural en un evento en el auditorio de La Reforma en la zona de Los Fuertes.

Trascendió que el presidente López Obrador encargó al secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, que sea su representante en la toma de posesión, lo que forzó a los diputados a invitar al presidente para que enviara a su emisario a la sesión solemne, que citaron para hoy a las 12 del día y se celebrará asista o no la gobernadora electa.

Las instrucciones federales fueron que los diputados poblanos notificaran a Martha Erika Alonso y al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez, que “con fundamento en el artículo 75 de la Constitución Política del Estado no hay circunstancia o impedimento alguno para que la gobernadora electa acuda al Congreso del Estado”.

Tocó al diputado Héctor Alonso Granados, vicepresidente de la Mesa Directiva y presidente de la Comisión de Seguridad, sostener en conferencia de prensa que Puebla debe volver a la vida institucional, por lo que mostró su confianza en que finalmente la gobernadora electa tomará protesta ante el Congreso.

Plantearon que en la sesión solemne el acceso a las galerías al Pleno de la sede legislativa estaría contralado y solo serán destinadas para los rectores de las universidades y servidores públicos.

“El servicio público en Puebla”, dijo, “se debe acostumbrar a los pesos y contrapesos, tal y como se ha presentado desde el inicio de los trabajos de la LX Legislatura, siempre en la búsqueda de la autonomía e independencia de los poderes”, en un mensaje avalado por Gobernación Federal para construir un escenario de respeto en la entidad.

El presidente de la mesa directiva, Espinosa Torres, anunció que antes del arribo de la gobernadora electa “las fuerzas políticas que integran la LX Legislatura darán a conocer sus posicionamientos”.

Todo indica que los llamados para construir una relación positiva entre Ejecutivo y Legislativo llegaron tarde, pues hay excesos y arrebatos de los legisladores, que a su vez volvieron extremista la posición del morenovallismo.

Las partes no desean presentarse como rehenes de sus opositores y, por ello, el Congreso suspendió sesiones, mismas que retomarán este viernes y mañana sábado; y la flamante gobernadora está en su posición de presentarse como una mujer firme y decidida que venció en todas las instancias y tiene la legalidad y la legitimidad a su favor.

Como todo en política, la negociación es fundamental y para ello las partes tienen que ceder para empezar su tiempo y escuchar y, cuando sea posible, coincidir y llegar a acuerdos que deben respetar.

Puebla requiere hoy conciliación y entender que los enemigos no son los actores políticos, sino la violencia, la desigualdad, la corrupción y la impunidad.

Si en ello coinciden Ejecutivo y Legislativo, las cosas mejorarán para el estado y los poblanos.

En caso contrario, si mantienen sus enconos personales, lo peor está por venir.


De las anécdotas que se cuentan

Que nadie se espante: Puebla ha vivido momentos de confrontación, polarización y violencia.

En los sesenta, el derrocamiento del general Antonio Nava Castillo y la llegada del interino Aarón Merino Fernández.

A finales de esa década, la elección del doctor y general Rafael Moreno Valle, que arrancó un sexenio con tres gobernadores interinos y la salida fraguada por el presidente Luis Echeverría del mandatario.

Gonzalo Bautista cayó en 1973 en circunstancias de violencia e intolerancia en su relación con los universitarios; siguió un breve periodo de Mario Mellado y concluyó Guillermo Morales Blumenkron.

En 1975, la elección del senador Alfredo Toxqui, quien con más de 60 años ocupó la gubernatura con una sola intención: estabilizar al estado y propiciar el abandono de odios y rencores. Lo consiguió no sin enfrentamientos y paros con el sector empresarial y con los universitarios.

Guillermo Jiménez Morales vivió una intensa y peleada elección de presidente municipal.

La imposición de Jorge Murad y la derrota de un popular Ricardo Villa Escalera trajo consigo hechos violentos entre la derecha y el priismo, representado por Antorcha Campesina. Después de la toma de posesión del presidente municipal hubo un cambio radical en el gabinete y nueva relación de concordia con los empresarios, que empezaron a construir el neopanismo.

Es una historia, la poblana, de extremismos y confrontaciones.

Al final, todos somos poblanos y vivimos aquí,

La de este 2018, si lo entienden las partes, será una etapa que se debe superar.

Hoy los políticos son los más perjudicados con esas guerras de intereses personales que se ventilan abiertamente, como no sucedía en el pasado.

Ellos tienen la palabra.

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