/ martes 23 de octubre de 2018

Hechos en la lucha

Con sincero afecto, a todos los médicos de este país, en su día.


Nadie puede dudar de la cercanía de Yeidckol Polevnsky con Andrés Manuel López Obrador, a quien ha acompañado en la brega política desde que él era jefe de Gobierno de la Ciudad de México y ella lo conoció, siendo la primera mujer que presidía la Canacintra a nivel nacional.


Fue a verlo para convencerlo de que en lugar de comprar los trenes para el metro en el extranjero los comprara a Bombardier, una empresa instalada en el país y que en ese momento generaba 4,500 empleos directos. Ahí descubrió el talante y la verticalidad del ahora presidente electo cuando le respondió que si daban mejor precio el contrato sería de ellos y que no iba a haber mochada.


Una vez que se cerró el trato, la empresaria apoyó el gobernante en la implementación de un programa de desarrollo de proveedores, donde no se pedía dinero ni se daban largas, impulsando así la industria nacional, con lo que la relación creció hasta consolidarse en 2005 con la candidatura de Polevnsky a la gubernatura del Estado de México por el PRD, en la que desplazó al PAN para quedar en segundo lugar, detrás de Peña Nieto.


En ese proceso, Yeidckol fue severamente atacada por su condición de mujer y puntera en las preferencias, al grado de que se vio obligada a dar una conferencia de prensa en la que, con el apoyo de toda su familia y ante el silencio estremecedor de los representantes de los medios de comunicación, reveló los verdaderos motivos para el cambio de su nombre original, el cual le hubiera gustado mantener, pero no pudo hacerlo a partir de una maternidad temprana y la estigmatización social que obligó a su madre a protegerla de esa forma, lo que en ese difícil momento la llevó a pronunciar una frase que la describe a plenitud: “Me he hecho en la lucha y no guardo rencores contra nadie”.


En el 2006, Yeidckol Polevnsky alcanzó un escaño en el Senado por el Estado de México y poco tiempo después, en noviembre de 2015, resultó elegida como secretaria general del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al lado de su fundador y entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, a quien sucedió en el cargo una vez que este se convirtió en candidato presidencial de la coalición “Juntos Haremos Historia”.


Muchos dudaron de su capacidad para presidir el Movimiento y llevarlo a buen puerto en el momento más complicado e importante de su corta vida, menos Andrés Manuel, quien la conoce perfectamente y tiene claro que goza de las mejores cualidades personales y políticas para llevar a cabo la tarea, por encima de muchos tiburones a quienes se les hacía en ese lugar.


Y Yeidckol ha cumplido con creces, sin amilanarse o arredrarse, como lo demuestra el caso Puebla, al que ha dado seguimiento personal, acompañando en todo momento a Luis Miguel Barbosa y mostrándole el apoyo incondicional del Movimiento, con la certeza de que las y los poblanos lo eligieron a él, por lo que existe la obligación de defender jurídica y moralmente la voluntad popular ante quienes, en privado, reconocen que la elección no fue lo limpia que defienden en público. Todo Puebla lo sabe, de eso no hay duda, y el TEPJF tiene el enorme reto de dar verdadera certeza al respecto y no manchar con sombras de dudas una elección histórica. Por eso la anulación parece ser la decisión más sabia que todos esperan para aclarar las cosas.


En ello, la arrojada presidenta de Morena se juega buena parte de su creciente capital político y estoy convencido de que no lo haría si Barbosa no lo mereciera y si ella no tuviera una lectura favorable sobre el caso, compartida con los demás líderes del Movimiento. Lo anterior explica su llegada a la toma de protesta de la brillante Claudia Rivera como la primera presidenta municipal de izquierda de Puebla capital, lo que hizo en compañía de un incansable Luis Miguel Barbosa, quien, pese a lo que escriban las plumas a sueldo, no deja de luchar y está listo para lo que habrá de venir, por el bien de Puebla.


Desde ya, Puebla es un laboratorio en el que se han empezado a jugar las elecciones intermedias del 2021. Eso explica la andanada mediática y en redes contra el Congreso Local, contra Claudia y los demás presidentes municipales emanados de Morena, así como contra Barbosa y el morenismo, a quienes acusan de no saber perder, cuando los que no supieron ganar sin los abusos y las trampas de siempre fueron quienes hoy acusan e hipócritamente pretenden descarrilar al morenismo en Puebla. Lo digo sin acritud ¡pero lo digo!


mezavcm.abogados@gmail.com

Con sincero afecto, a todos los médicos de este país, en su día.


Nadie puede dudar de la cercanía de Yeidckol Polevnsky con Andrés Manuel López Obrador, a quien ha acompañado en la brega política desde que él era jefe de Gobierno de la Ciudad de México y ella lo conoció, siendo la primera mujer que presidía la Canacintra a nivel nacional.


Fue a verlo para convencerlo de que en lugar de comprar los trenes para el metro en el extranjero los comprara a Bombardier, una empresa instalada en el país y que en ese momento generaba 4,500 empleos directos. Ahí descubrió el talante y la verticalidad del ahora presidente electo cuando le respondió que si daban mejor precio el contrato sería de ellos y que no iba a haber mochada.


Una vez que se cerró el trato, la empresaria apoyó el gobernante en la implementación de un programa de desarrollo de proveedores, donde no se pedía dinero ni se daban largas, impulsando así la industria nacional, con lo que la relación creció hasta consolidarse en 2005 con la candidatura de Polevnsky a la gubernatura del Estado de México por el PRD, en la que desplazó al PAN para quedar en segundo lugar, detrás de Peña Nieto.


En ese proceso, Yeidckol fue severamente atacada por su condición de mujer y puntera en las preferencias, al grado de que se vio obligada a dar una conferencia de prensa en la que, con el apoyo de toda su familia y ante el silencio estremecedor de los representantes de los medios de comunicación, reveló los verdaderos motivos para el cambio de su nombre original, el cual le hubiera gustado mantener, pero no pudo hacerlo a partir de una maternidad temprana y la estigmatización social que obligó a su madre a protegerla de esa forma, lo que en ese difícil momento la llevó a pronunciar una frase que la describe a plenitud: “Me he hecho en la lucha y no guardo rencores contra nadie”.


En el 2006, Yeidckol Polevnsky alcanzó un escaño en el Senado por el Estado de México y poco tiempo después, en noviembre de 2015, resultó elegida como secretaria general del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), al lado de su fundador y entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, a quien sucedió en el cargo una vez que este se convirtió en candidato presidencial de la coalición “Juntos Haremos Historia”.


Muchos dudaron de su capacidad para presidir el Movimiento y llevarlo a buen puerto en el momento más complicado e importante de su corta vida, menos Andrés Manuel, quien la conoce perfectamente y tiene claro que goza de las mejores cualidades personales y políticas para llevar a cabo la tarea, por encima de muchos tiburones a quienes se les hacía en ese lugar.


Y Yeidckol ha cumplido con creces, sin amilanarse o arredrarse, como lo demuestra el caso Puebla, al que ha dado seguimiento personal, acompañando en todo momento a Luis Miguel Barbosa y mostrándole el apoyo incondicional del Movimiento, con la certeza de que las y los poblanos lo eligieron a él, por lo que existe la obligación de defender jurídica y moralmente la voluntad popular ante quienes, en privado, reconocen que la elección no fue lo limpia que defienden en público. Todo Puebla lo sabe, de eso no hay duda, y el TEPJF tiene el enorme reto de dar verdadera certeza al respecto y no manchar con sombras de dudas una elección histórica. Por eso la anulación parece ser la decisión más sabia que todos esperan para aclarar las cosas.


En ello, la arrojada presidenta de Morena se juega buena parte de su creciente capital político y estoy convencido de que no lo haría si Barbosa no lo mereciera y si ella no tuviera una lectura favorable sobre el caso, compartida con los demás líderes del Movimiento. Lo anterior explica su llegada a la toma de protesta de la brillante Claudia Rivera como la primera presidenta municipal de izquierda de Puebla capital, lo que hizo en compañía de un incansable Luis Miguel Barbosa, quien, pese a lo que escriban las plumas a sueldo, no deja de luchar y está listo para lo que habrá de venir, por el bien de Puebla.


Desde ya, Puebla es un laboratorio en el que se han empezado a jugar las elecciones intermedias del 2021. Eso explica la andanada mediática y en redes contra el Congreso Local, contra Claudia y los demás presidentes municipales emanados de Morena, así como contra Barbosa y el morenismo, a quienes acusan de no saber perder, cuando los que no supieron ganar sin los abusos y las trampas de siempre fueron quienes hoy acusan e hipócritamente pretenden descarrilar al morenismo en Puebla. Lo digo sin acritud ¡pero lo digo!


mezavcm.abogados@gmail.com