/ domingo 25 de octubre de 2020

Historias del Penacho de “Moctezuma”

En México contamos con múltiples expresiones artísticas y culturales que datan desde la época prehispánica, hasta nuestros días. Sin duda, todas ellas cuentan con un legado histórico que es parte de nuestra identidad.

Las manifestaciones de las diferentes culturas como la mexica, la maya, la olmeca, la tolteca, la zapoteca, por mencionar algunas, se pueden admirar a través de sus construcciones y templos que siguen de pie, así como los utensilios y otras piezas que son exhibidas en museos en todo el mundo, resultan un verdadero tesoro.

Uno de esos elementos es el denominado “Penacho de Moctezuma”, que es un tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro, que actualmente se encuentra en el Museo del Mundo de Viena, en Austria.

Alrededor de esta pieza precolombina existen diferentes historias que a la fecha siguen en análisis por parte de especialistas. Hay versiones que señalan que probablemente fue un adorno de algún sacerdote y no tanto del emperador azteca; otros datos hacen referencia a que probablemente era otro tipo de ornamento; no obstante, el consenso general hace referencia a un penacho.

Entre los datos públicos que están disponibles en línea, se hace mención que es de un color verde intenso, con plumas marrones, rojas y azules. Las plumas en el penacho provienen de cuatro especies de aves: el macho de cotinga amabilis o azulejo; la espátula platalea rosada; el pájaro vaquero o pájaro ardilla y quetzal.

Se dice que, los artesanos usaron hilos de agave y algodón para darle flexibilidad al penacho, así como tzauhtli, una especie de pegamento que se elaboraba con una sustancia proveniente de las orquídeas.

Según algunos datos, perteneció a Moctezuma II, emperador azteca, que fue testigo de la llegada de los españoles. Después, esta pieza formó parte, sin que exista claridad de cómo fue su incorporación, a finales del siglo XVI, a la colección del archiduque Fernando de Tirol en Austria.

A partir de esa fecha, el penacho ha permanecido en dicho país, y se exhibe como pieza central de la Sala de Mesoamérica en el museo de Viena, en la que también hay otras piezas que le permiten a los visitantes admirar el arte plumario del México antiguo.

Investigadores han mencionado que su traslado mediante cualquier tipo de transporte, podría provocar daños irreversibles, por lo que es un tema que tiene que ser resuelto en diferentes ámbitos, ya que tiene implicaciones legales, etnológicas y de relaciones internacionales.

Más allá del debate sobre la propiedad, en dónde debe exhibirse y sobre todo conservarse, debemos tener en cuenta que el penacho es una pieza única e irrepetible, que da muestra de la riqueza invaluable de la herencia cultural de nuestro país.

Y tú, ¿qué otros datos conoces del Penacho de Moctezuma? Te invito a dejar tu comentario en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó Carlos Fuentes: “El pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo.”

Facebook: David Villanueva Lomelí

www.davidvillanueva.mx

En México contamos con múltiples expresiones artísticas y culturales que datan desde la época prehispánica, hasta nuestros días. Sin duda, todas ellas cuentan con un legado histórico que es parte de nuestra identidad.

Las manifestaciones de las diferentes culturas como la mexica, la maya, la olmeca, la tolteca, la zapoteca, por mencionar algunas, se pueden admirar a través de sus construcciones y templos que siguen de pie, así como los utensilios y otras piezas que son exhibidas en museos en todo el mundo, resultan un verdadero tesoro.

Uno de esos elementos es el denominado “Penacho de Moctezuma”, que es un tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro, que actualmente se encuentra en el Museo del Mundo de Viena, en Austria.

Alrededor de esta pieza precolombina existen diferentes historias que a la fecha siguen en análisis por parte de especialistas. Hay versiones que señalan que probablemente fue un adorno de algún sacerdote y no tanto del emperador azteca; otros datos hacen referencia a que probablemente era otro tipo de ornamento; no obstante, el consenso general hace referencia a un penacho.

Entre los datos públicos que están disponibles en línea, se hace mención que es de un color verde intenso, con plumas marrones, rojas y azules. Las plumas en el penacho provienen de cuatro especies de aves: el macho de cotinga amabilis o azulejo; la espátula platalea rosada; el pájaro vaquero o pájaro ardilla y quetzal.

Se dice que, los artesanos usaron hilos de agave y algodón para darle flexibilidad al penacho, así como tzauhtli, una especie de pegamento que se elaboraba con una sustancia proveniente de las orquídeas.

Según algunos datos, perteneció a Moctezuma II, emperador azteca, que fue testigo de la llegada de los españoles. Después, esta pieza formó parte, sin que exista claridad de cómo fue su incorporación, a finales del siglo XVI, a la colección del archiduque Fernando de Tirol en Austria.

A partir de esa fecha, el penacho ha permanecido en dicho país, y se exhibe como pieza central de la Sala de Mesoamérica en el museo de Viena, en la que también hay otras piezas que le permiten a los visitantes admirar el arte plumario del México antiguo.

Investigadores han mencionado que su traslado mediante cualquier tipo de transporte, podría provocar daños irreversibles, por lo que es un tema que tiene que ser resuelto en diferentes ámbitos, ya que tiene implicaciones legales, etnológicas y de relaciones internacionales.

Más allá del debate sobre la propiedad, en dónde debe exhibirse y sobre todo conservarse, debemos tener en cuenta que el penacho es una pieza única e irrepetible, que da muestra de la riqueza invaluable de la herencia cultural de nuestro país.

Y tú, ¿qué otros datos conoces del Penacho de Moctezuma? Te invito a dejar tu comentario en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó Carlos Fuentes: “El pasado está escrito en la memoria y el futuro está presente en el deseo.”

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