/ sábado 28 de marzo de 2020

Identifica tus complejos durante este confinamiento

Las expresiones de odio, llenas de ofensas, sin objetividad y hasta con faltas de ortografía inundan los medios, las redes sociales y la idiosincrasia del mexicano. Esto ha sido aprovechado y fomentado por quienes salen beneficiados de estas diferencias, especialmente los políticos, es entonces que hay que analizar esta situación, no solo para evitar este clima de hostilidad, sino por salud mental.

Estos días en los que la actividad laboral baja para una buena parte de las personas, bien se puede aprovechar el tiempo para arreglar desperfectos caseros, llamar a alguien querido y lejano o reflexionar acerca de lo que nos hace sentir mal. Cualquiera de las cosas anteriores es más útil que sentarse a ver telenovelas o emitir insultos en la red, sin embargo, no son mayoría aquellos que verdaderamente hacen algo por superarse.

Cuando Hernán Cortés tuvo una relación con la Malinche, se inició todo un relato clasista y hasta existencialista que persiste hasta hoy. La pugna entre la gente rica, pobre, blanca, morena y cualquier otra clasificación es una constante en prácticamente toda la población.

Un complejo se puede definir como un conjunto organizado de representaciones y recuerdos dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente inconscientes, el término fue usado por primera vez por Carl Jung, quien también señaló que todos poseemos complejos, lo importante es identificarlos para así evitar los traumas que estos producen, es ahí donde surge otro concepto que hay que también definir: un trauma es una situación que es vivida con sentimientos fuertes y en la que aparece la sensación o percepción de amenaza, que a su vez, hay que explicar de manera lógica con un hilo de pensamientos.

Por ejemplo, un niño que haya sido víctima de una burla y discriminación por ser pobre y feo, tratara en su adultez de mostrarse como alguien adinerado y atractivo, mediante suntuosidades y exageraciones diversas. También tenemos el caso de alguna fémina que se ha sometido a cirugías estéticas y tiene muchas fotos propias en lugares visibles, ella necesita que le digan que es muy hermosa continuamente y no admite punto en contrario. En ambos casos nos encontramos con complejos que no permiten ser feliz, creando problemas como intolerancia y enojo.

El primer paso para identificar un complejo es aceptar, como ya lo dije, que todos los tenemos. Después hay que pensar qué es lo que nos molesta o qué tipo de persona nos incomoda. Alguien puede tener aversión por un individuo obeso sin motivo aparente, pero quizá en su infancia recibió una agresión por alguien con muchos kilos de más.

En nuestro país, la mayoría de los complejos surgen de una condición económica adversa y de la promoción de la lástima. Los episodios más aplaudidos son aquellos donde hay carencias, no bonanza. Octavio Paz señalaba que: más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad. Es por ello que se aplaude más la imagen de un niño pobre haciendo su tarea que de un clasemediero que logra estudiar y tener éxito patrimonial. Con esto no quiero decir que no hay que reconocer el esfuerzo y la superación, pero sería también bueno admirar y copiar el ejemplo de las historias de completo éxito.

Desgraciadamente tenemos una historia de derrotas, rencores y contradicciones, un ejemplo claro lo tenemos en quienes atacan ferozmente los episodios de la Conquista, pero son muy católicos y quieren ser de piel clara.

En estos días bien se puede hacer un ejercicio de reflexión, asumir que no hay buenos ni malos, ni que un dios o un presidente son la solución a todos los problemas. No envenenar la conciencia con complejos y la negación de ellos; no contaminar el lenguaje con groserías que solo evidencias falta de argumentos.

La vida es temporal, corta o larga, hay que aprovecharla lo más posible, buscando una salud emocional y entendiendo que estar en constante enojo simplemente nos lleva a la infelicidad. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Las expresiones de odio, llenas de ofensas, sin objetividad y hasta con faltas de ortografía inundan los medios, las redes sociales y la idiosincrasia del mexicano. Esto ha sido aprovechado y fomentado por quienes salen beneficiados de estas diferencias, especialmente los políticos, es entonces que hay que analizar esta situación, no solo para evitar este clima de hostilidad, sino por salud mental.

Estos días en los que la actividad laboral baja para una buena parte de las personas, bien se puede aprovechar el tiempo para arreglar desperfectos caseros, llamar a alguien querido y lejano o reflexionar acerca de lo que nos hace sentir mal. Cualquiera de las cosas anteriores es más útil que sentarse a ver telenovelas o emitir insultos en la red, sin embargo, no son mayoría aquellos que verdaderamente hacen algo por superarse.

Cuando Hernán Cortés tuvo una relación con la Malinche, se inició todo un relato clasista y hasta existencialista que persiste hasta hoy. La pugna entre la gente rica, pobre, blanca, morena y cualquier otra clasificación es una constante en prácticamente toda la población.

Un complejo se puede definir como un conjunto organizado de representaciones y recuerdos dotados de intenso valor afectivo, parcial o totalmente inconscientes, el término fue usado por primera vez por Carl Jung, quien también señaló que todos poseemos complejos, lo importante es identificarlos para así evitar los traumas que estos producen, es ahí donde surge otro concepto que hay que también definir: un trauma es una situación que es vivida con sentimientos fuertes y en la que aparece la sensación o percepción de amenaza, que a su vez, hay que explicar de manera lógica con un hilo de pensamientos.

Por ejemplo, un niño que haya sido víctima de una burla y discriminación por ser pobre y feo, tratara en su adultez de mostrarse como alguien adinerado y atractivo, mediante suntuosidades y exageraciones diversas. También tenemos el caso de alguna fémina que se ha sometido a cirugías estéticas y tiene muchas fotos propias en lugares visibles, ella necesita que le digan que es muy hermosa continuamente y no admite punto en contrario. En ambos casos nos encontramos con complejos que no permiten ser feliz, creando problemas como intolerancia y enojo.

El primer paso para identificar un complejo es aceptar, como ya lo dije, que todos los tenemos. Después hay que pensar qué es lo que nos molesta o qué tipo de persona nos incomoda. Alguien puede tener aversión por un individuo obeso sin motivo aparente, pero quizá en su infancia recibió una agresión por alguien con muchos kilos de más.

En nuestro país, la mayoría de los complejos surgen de una condición económica adversa y de la promoción de la lástima. Los episodios más aplaudidos son aquellos donde hay carencias, no bonanza. Octavio Paz señalaba que: más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad. Es por ello que se aplaude más la imagen de un niño pobre haciendo su tarea que de un clasemediero que logra estudiar y tener éxito patrimonial. Con esto no quiero decir que no hay que reconocer el esfuerzo y la superación, pero sería también bueno admirar y copiar el ejemplo de las historias de completo éxito.

Desgraciadamente tenemos una historia de derrotas, rencores y contradicciones, un ejemplo claro lo tenemos en quienes atacan ferozmente los episodios de la Conquista, pero son muy católicos y quieren ser de piel clara.

En estos días bien se puede hacer un ejercicio de reflexión, asumir que no hay buenos ni malos, ni que un dios o un presidente son la solución a todos los problemas. No envenenar la conciencia con complejos y la negación de ellos; no contaminar el lenguaje con groserías que solo evidencias falta de argumentos.

La vida es temporal, corta o larga, hay que aprovecharla lo más posible, buscando una salud emocional y entendiendo que estar en constante enojo simplemente nos lleva a la infelicidad. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.