/ miércoles 29 de enero de 2020

Invictus: ejemplo a seguir

“No importa cuán estrecho sea el camino,

cuán cargado de castigos el viaje...
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.”

Fragmento del poema Invictus de William Ernest Hemley

El fin de semana vimos en familia la película Invictus. La historia está basada en hechos reales y en el libro de John Carlin, El factor humano. Trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid.

Es un pasaje extraordinario de la vida pública de Nelson Mandela, en la que se muestra su habilidad política, al convertir en una oportunidad de reconciliación nacional la participación de los Springboks, que es el equipo nacional de Rugby. Mandela entiende la unidad y el involucramiento de todos los sectores como un requisito para sacar a su país adelante. Es decir, logra revertir el odio de los negros hacia los blancos y el temor de la minoría blanca de verse desplazada por el nuevo gobierno. Todos son sudafricanos a pesar de las diferencias ideológicas y de color que los dividen. El liderazgo y la visión de Mandela logran conciliar ambos grupos en un solo fin que es la unidad nacional.

En contrasentido, vivimos y observamos como en nuestros días, una figura tan popular como la de nuestro Presidente, utiliza su habilidad política para dividir al País en bandos que lejos de buscar la reconciliación nacional, nos polarizan como sociedad, logrando con esto la apatía, rechazo y sobre todo la parálisis nacional.

A pesar de sus altos niveles de aceptación, el separar a las personas entre privilegiados y desposeídos, liberales y conservadores, neoliberales y juaristas, en fin, entre chairos y fifís, es una forma permanente de segregación y de abonarle a la división nacional. Teniendo la oportunidad histórica de relanzar al país, ha preferido mover el debate público en un monolito que el mismo controla hasta que el tiempo y las circunstancias se lo permitan.

La actitud asumida por Mandela, en su momento, es un gran ejemplo a seguir en nuestra realidad nacional.

La película Invictus, cuenta los acontecimientos en relación con la selección de rugby de Sudáfrica en los primeros años vividos en el país tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid. Nelson Mandela está en la presidencia de Sudáfrica después de haber pasado muchos años encarcelado por su activismo político, y desde ese puesto se dispone a construir una política de reconciliación entre la mayoría negra, que fue oprimida en el apartheid, y la minoría blanca, que se muestra temerosa de un posible revanchismo por parte del nuevo gobierno.

Para tal fin, Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby, conocida como "Springboks". Este equipo no pasa por una buena racha deportiva y sus fracasos se acumulan; además, no cuenta con el apoyo de la población negra, que lo identifica con las instituciones del apartheid y por ello prefiere el fútbol. Mandela se da cuenta de que la población negra asistía a los juegos de los "Springboks" solo para apoyar a los contrarios, algo que él recordó que también hacía cuando estaba en prisión.

Debido a que Sudáfrica sería la sede de la Copa Mundial de Rugby de 1995, a un año de aquel entonces, Mandela decide apoyar al equipo nacional y para ello convence a las nuevas autoridades del Comité de Deportes Sudafricano, compuesta en su mayoría por dirigentes de raza negra, de que se unan a él en el apoyo a los "Springboks".

Mandela convoca entonces al capitán del equipo, François Pienaar, a una reunión en la cual le señala que el triunfo de la selección de rugby en la Copa Mundial sería un logro capaz de unir e inspirar a una nación, y como muestra de ello, comparte con el deportista un poema escrito por William Ernest Henley llamado "Invictus", y que le sirvió de inspiración durante sus años de prisión.

Sorprendentemente, los Springboks superan todas las expectativas y se clasifican para la final de la Copa Mundial, teniendo que enfrentarse con el equipo de Nueva Zelanda, los "All Blacks", conocidos como el equipo de rugby más exitoso del mundo en aquel entonces. Antes del juego, los Springboks visitan la Isla Robben, ex-prisión en la cual Mandela pasó la mayor parte de sus 27 años de condena.

La experiencia conmueve profundamente a Pienaar, quien se sorprende por el hecho de que Mandela sea un hombre capaz de perdonar a aquellas personas que lo encerraron en una celda durante casi 30 años. Los Springbroks logran la victoria y las calles de la ciudad se llenan de personas en una celebración unánime sin distinción de etnia o condición social.

Voluntad, perdón, reconciliación, humildad y visión, son algunas de las características que se ven reflejadas en este pasaje de la presidencia de Mandela. Tenía el poder y lo utiliza para construir puentes entre una sociedad fragmentada históricamente. Las diferencias y las divisiones son propias de una sociedad en movimiento, pero desde el poder se toman las decisiones y se ejecutan acciones que suman o restan, que multiplican o dividen y es digno de reconocer cuando ese poder, liderazgo y voluntad se utilizan para unificar y lograr acuerdos de identidad y bienestar superior.

Esas características son las que deseamos y pedimos se den en nuestro país, pues el factor humano es el más importante para, aportando cada quien la parte que le corresponde, se logren acuerdos de identidad, justicia social y bienestar colectivo.

“No importa cuán estrecho sea el camino,

cuán cargado de castigos el viaje...
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.”

Fragmento del poema Invictus de William Ernest Hemley

El fin de semana vimos en familia la película Invictus. La historia está basada en hechos reales y en el libro de John Carlin, El factor humano. Trata sobre los acontecimientos en Sudáfrica antes y durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, organizada tras el desmantelamiento del sistema segregacionista del apartheid.

Es un pasaje extraordinario de la vida pública de Nelson Mandela, en la que se muestra su habilidad política, al convertir en una oportunidad de reconciliación nacional la participación de los Springboks, que es el equipo nacional de Rugby. Mandela entiende la unidad y el involucramiento de todos los sectores como un requisito para sacar a su país adelante. Es decir, logra revertir el odio de los negros hacia los blancos y el temor de la minoría blanca de verse desplazada por el nuevo gobierno. Todos son sudafricanos a pesar de las diferencias ideológicas y de color que los dividen. El liderazgo y la visión de Mandela logran conciliar ambos grupos en un solo fin que es la unidad nacional.

En contrasentido, vivimos y observamos como en nuestros días, una figura tan popular como la de nuestro Presidente, utiliza su habilidad política para dividir al País en bandos que lejos de buscar la reconciliación nacional, nos polarizan como sociedad, logrando con esto la apatía, rechazo y sobre todo la parálisis nacional.

A pesar de sus altos niveles de aceptación, el separar a las personas entre privilegiados y desposeídos, liberales y conservadores, neoliberales y juaristas, en fin, entre chairos y fifís, es una forma permanente de segregación y de abonarle a la división nacional. Teniendo la oportunidad histórica de relanzar al país, ha preferido mover el debate público en un monolito que el mismo controla hasta que el tiempo y las circunstancias se lo permitan.

La actitud asumida por Mandela, en su momento, es un gran ejemplo a seguir en nuestra realidad nacional.

La película Invictus, cuenta los acontecimientos en relación con la selección de rugby de Sudáfrica en los primeros años vividos en el país tras la abolición del sistema segregacionista del apartheid. Nelson Mandela está en la presidencia de Sudáfrica después de haber pasado muchos años encarcelado por su activismo político, y desde ese puesto se dispone a construir una política de reconciliación entre la mayoría negra, que fue oprimida en el apartheid, y la minoría blanca, que se muestra temerosa de un posible revanchismo por parte del nuevo gobierno.

Para tal fin, Mandela fija su atención en la selección sudafricana de rugby, conocida como "Springboks". Este equipo no pasa por una buena racha deportiva y sus fracasos se acumulan; además, no cuenta con el apoyo de la población negra, que lo identifica con las instituciones del apartheid y por ello prefiere el fútbol. Mandela se da cuenta de que la población negra asistía a los juegos de los "Springboks" solo para apoyar a los contrarios, algo que él recordó que también hacía cuando estaba en prisión.

Debido a que Sudáfrica sería la sede de la Copa Mundial de Rugby de 1995, a un año de aquel entonces, Mandela decide apoyar al equipo nacional y para ello convence a las nuevas autoridades del Comité de Deportes Sudafricano, compuesta en su mayoría por dirigentes de raza negra, de que se unan a él en el apoyo a los "Springboks".

Mandela convoca entonces al capitán del equipo, François Pienaar, a una reunión en la cual le señala que el triunfo de la selección de rugby en la Copa Mundial sería un logro capaz de unir e inspirar a una nación, y como muestra de ello, comparte con el deportista un poema escrito por William Ernest Henley llamado "Invictus", y que le sirvió de inspiración durante sus años de prisión.

Sorprendentemente, los Springboks superan todas las expectativas y se clasifican para la final de la Copa Mundial, teniendo que enfrentarse con el equipo de Nueva Zelanda, los "All Blacks", conocidos como el equipo de rugby más exitoso del mundo en aquel entonces. Antes del juego, los Springboks visitan la Isla Robben, ex-prisión en la cual Mandela pasó la mayor parte de sus 27 años de condena.

La experiencia conmueve profundamente a Pienaar, quien se sorprende por el hecho de que Mandela sea un hombre capaz de perdonar a aquellas personas que lo encerraron en una celda durante casi 30 años. Los Springbroks logran la victoria y las calles de la ciudad se llenan de personas en una celebración unánime sin distinción de etnia o condición social.

Voluntad, perdón, reconciliación, humildad y visión, son algunas de las características que se ven reflejadas en este pasaje de la presidencia de Mandela. Tenía el poder y lo utiliza para construir puentes entre una sociedad fragmentada históricamente. Las diferencias y las divisiones son propias de una sociedad en movimiento, pero desde el poder se toman las decisiones y se ejecutan acciones que suman o restan, que multiplican o dividen y es digno de reconocer cuando ese poder, liderazgo y voluntad se utilizan para unificar y lograr acuerdos de identidad y bienestar superior.

Esas características son las que deseamos y pedimos se den en nuestro país, pues el factor humano es el más importante para, aportando cada quien la parte que le corresponde, se logren acuerdos de identidad, justicia social y bienestar colectivo.