/ lunes 25 de enero de 2021

José Chedraui insiste, pese a Eduardo Rivera

Es posible que Eduardo Rivera Pérez haya recibido ya la bendición definitiva del Comité Ejecutivo Nacional del PAN para convertirse en candidato a la presidencia municipal de Puebla, como trascendió la noche del jueves a partir de la difusión de ese presumible hecho por parte de sus aliados y colaboradores, y que el acuerdo haya quedado amarrado para que sea después del 7 de febrero cuando la postulación se dé a conocer.

Es probable también que la versión que se maneja en sentido contrario, esa que afirma que la reunión del jueves en la sede nacional del partido, celebrada con la presencia de Armando Tejeda Cid, secretario de Elecciones, en calidad de mediador y árbitro, no llegara a ninguna conclusión favorable para Rivera Pérez, sea parte de una estrategia de persuasión empleada por Genoveva Huerta Villegas para tratar de conseguir la mayor cantidad de concesiones por parte del aspirante.

Tal vez sea así.

Que el exedil ya tenga el aval firmado del CEN y que la presidenta del Comité Directivo Estatal siga empeñada en venderle cara, carísima, la nominación a su oponente.

Sin embargo, con todo y esa supuesta verdad bien guardada que solo puede conocer el presidente nacional del partido, Marko Cortés Mendoza, presumiblemente ajeno a los intereses de los grupos que pelean la candidatura en el estado y exclusivamente interesado en postular al mejor de sus perfiles para tratar de sacar a Morena del palacio municipal, el único aspirante del PRI que pudo levantar la mano para aspirar con seriedad a ese cargo de elección popular en el contexto de la alianza tripartidista, incluido el PRD, no ha bajado la guardia, sino al revés.

En efecto.

José Chedraui Budib continúa metido en labores de convencimiento en los niveles de la política nacional que lo tiene que hacer para descarrilar a Rivera Pérez y hacerse de la nominación una vez que las negociaciones del panismo se entrampen y no conduzcan hacia el final que hace unos meses se antojaba como un asunto de mero trámite.

Chedraui Budib, que tiene respaldos personales incluso más allá del partido tricolor y su dirigente, Alejandro Moreno Cárdenas, ha decidido pisar el acelerador para conseguir una candidatura que en tiempos del priismo del expresidente Peña Nieto no pudo conseguir, pese a su cercanía con el entonces mandatario, pero que ahora, dadas esas circunstancias de ruptura interna en el PAN, le parece –al menos a él y al grupo que lo apoya—un propósito alcanzable.

El pasado jueves, como usted sabe, se reunieron en la sede nacional del PAN Eduardo Rivera y Genoveva Huerta, para ver si por fin podían ponerse de acuerdo en la cesión de espacios y de ahí pasar directo a la confirmación del candidato.

Rivera llevó como testigo a Jesús Zaldívar Benavides, mientras que Huerta se hizo acompañar de Oswaldo Jiménez López.

Por parte del CEN estuvo Armando Tejeda.

Al salir de ahí, cada parte contó su versión de los hechos y la pugna prosiguió.

Este domingo, la presidenta del partido sostuvo en conferencia de prensa que el PAN continúa sin candidato y alimentó aún más la incertidumbre.

Mientras tanto, Chedraui Budib, que podría ser definido como el priista más panista del municipio, por sus antecedentes y por su perfil, se prepara para poner sobre la mesa una herramienta en la que nadie ha vencido a Rivera hasta hoy.

Desde el sábado se realiza una encuesta sobre medición de preferencias electorales en la ciudad de Puebla que incluye al priista en una cara a cara contra el panista.

Si ya hay candidato en la alianza, para José Chedraui no lo parece.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Es posible que Eduardo Rivera Pérez haya recibido ya la bendición definitiva del Comité Ejecutivo Nacional del PAN para convertirse en candidato a la presidencia municipal de Puebla, como trascendió la noche del jueves a partir de la difusión de ese presumible hecho por parte de sus aliados y colaboradores, y que el acuerdo haya quedado amarrado para que sea después del 7 de febrero cuando la postulación se dé a conocer.

Es probable también que la versión que se maneja en sentido contrario, esa que afirma que la reunión del jueves en la sede nacional del partido, celebrada con la presencia de Armando Tejeda Cid, secretario de Elecciones, en calidad de mediador y árbitro, no llegara a ninguna conclusión favorable para Rivera Pérez, sea parte de una estrategia de persuasión empleada por Genoveva Huerta Villegas para tratar de conseguir la mayor cantidad de concesiones por parte del aspirante.

Tal vez sea así.

Que el exedil ya tenga el aval firmado del CEN y que la presidenta del Comité Directivo Estatal siga empeñada en venderle cara, carísima, la nominación a su oponente.

Sin embargo, con todo y esa supuesta verdad bien guardada que solo puede conocer el presidente nacional del partido, Marko Cortés Mendoza, presumiblemente ajeno a los intereses de los grupos que pelean la candidatura en el estado y exclusivamente interesado en postular al mejor de sus perfiles para tratar de sacar a Morena del palacio municipal, el único aspirante del PRI que pudo levantar la mano para aspirar con seriedad a ese cargo de elección popular en el contexto de la alianza tripartidista, incluido el PRD, no ha bajado la guardia, sino al revés.

En efecto.

José Chedraui Budib continúa metido en labores de convencimiento en los niveles de la política nacional que lo tiene que hacer para descarrilar a Rivera Pérez y hacerse de la nominación una vez que las negociaciones del panismo se entrampen y no conduzcan hacia el final que hace unos meses se antojaba como un asunto de mero trámite.

Chedraui Budib, que tiene respaldos personales incluso más allá del partido tricolor y su dirigente, Alejandro Moreno Cárdenas, ha decidido pisar el acelerador para conseguir una candidatura que en tiempos del priismo del expresidente Peña Nieto no pudo conseguir, pese a su cercanía con el entonces mandatario, pero que ahora, dadas esas circunstancias de ruptura interna en el PAN, le parece –al menos a él y al grupo que lo apoya—un propósito alcanzable.

El pasado jueves, como usted sabe, se reunieron en la sede nacional del PAN Eduardo Rivera y Genoveva Huerta, para ver si por fin podían ponerse de acuerdo en la cesión de espacios y de ahí pasar directo a la confirmación del candidato.

Rivera llevó como testigo a Jesús Zaldívar Benavides, mientras que Huerta se hizo acompañar de Oswaldo Jiménez López.

Por parte del CEN estuvo Armando Tejeda.

Al salir de ahí, cada parte contó su versión de los hechos y la pugna prosiguió.

Este domingo, la presidenta del partido sostuvo en conferencia de prensa que el PAN continúa sin candidato y alimentó aún más la incertidumbre.

Mientras tanto, Chedraui Budib, que podría ser definido como el priista más panista del municipio, por sus antecedentes y por su perfil, se prepara para poner sobre la mesa una herramienta en la que nadie ha vencido a Rivera hasta hoy.

Desde el sábado se realiza una encuesta sobre medición de preferencias electorales en la ciudad de Puebla que incluye al priista en una cara a cara contra el panista.

Si ya hay candidato en la alianza, para José Chedraui no lo parece.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx