/ domingo 21 de julio de 2019

José Pascual Buxó: 1931-¿2019?

¿A dónde va el alma después de la muerte del hombre? Ha muerto, el pasado viernes 19 de julio, el Dr. José Pascual Buxó y mi perplejidad no cesa. ¿A dónde va la inteligencia y la sensibilidad de ese hombre excepcioal que murió a los 88 años de nacido? El Dr. Buxó recibió el Doctorado Honoris Causa de la BUAP en 1997. Fue profesor de la universidad pública y además fundador de la Maestría en Literatura Mexicana, en este mismo claustro. Pienso que en verdad sólo ha muerto el cuerpo de don José porque su alma que es el lenguaje, oral y escrito, que cultivó durante toda su vida, sigue vivo. La tesis de la inmortalidad del alma, como sabemos, tiene su semiosfera en el dialogo platónico titulado “Fedón.” En esta obra se dice que al reino de lo invisible y lo divino parte el alma de los que se dedicaron a cultivar el pensamiento y la virtud. Yo, por mi parte, sostengo que la prueba de que el alma trasciende la vida de la carne es la existencia de la literatura y de la filosofía: ¿Platón murió en el siglo V antes de Cristo o continúa vivo en su filosofía? ¿Buxó murió el pasado viernes o continua vivo en sus palabras? Amigo lector, lo que sigue es la prueba; es una muy breve selección de párrafos y frases de José Pascual Buxó, tomadas de su discurso de aceptación del Honoris Causa de la BUAP, hace 22 años.

“Afirma el Salmista que los últimos años de nuestra vida son, en su mayor parte, trabajo y dolor. Dolor de haber visto consumirse nuestros días como un suspiro, trabajo por conseguir el premio de los frutos sazonados. «Enséñanos a contar nuestros días para que entre la sabiduría en nuestro corazón», clamaba Moisés a Jehová su Dios. Pocos días son de júbilo y esplendor; muchos -en cambio- los de sobresalto y tiniebla, pero hoy he sido yo premiado con el galardón a que aspiran los justos. Nadie es enteramente justo, nadie deja de padecer las pestes del egoísmo o la abulia, pero sobrevive en su conciencia aquel que ha sabido mantenerse fielmente atado a las armaduras de la verdad.”

(…)

“Es claro que, al igual que los hombres, hay libros de todos los talantes y, como ellos, tiene cada uno su hora propicia. Cuando la biblioteca nos es familiar, hallamos para cada ocasión los libros que favorezcan nuestra necesidad de consejo y compañía.”

(…)

“Debemos reconocer que así como el amor requiere de un compartido aprendizaje, la enseñanza de la lectura consiste en más, mucho más, que la simple identificación de los rasgos de la pluma o el reconocimiento inicial de las infinitas clases de cosas que viajan en alas de las palabras. Es siempre necesaria la lección del maestro que aclare, sin degradarlas, las ondas sucesivas del misterioso espejo textual.”

(…)

“Los enunciados o textos que producimos a partir de un sistema de lengua determinado, son -en esencia- predicados sobre el mundo (sobre las cosas, las personas, los acontecimientos); esto es, son juicios asertivos, negativos o dubitativos acerca de cuanto nos atañe.”

(…)

“¿Qué valor, salvo el del más trivial esparcimiento, puede tener la literatura en la vida moderna? ¿De qué utilidad pueden ser unos estudios académicos que, cuando mucho, sirven para que sus egresados continúen enseñando a leer a los que se presume que ya saben hacerlo? Quienes así piensan, ocultan parte de su pensamiento. Unos porque, ante las verdades de la ciencia, al parecer incuestionables, creen tiempo perdido todo lo que se aparte del inmediato modelo tecnológico y utilitario de nuestra sociedad actual; otros más avisados, porque saben, sin confesarlo, que las obras literarias -me refiero, claro está, sólo a las producidas en la férrea luz de la conciencia- no pueden humillarse ni a la coima ni a la complacencia; de ahí que hayan sido vistas por los magnates de todos los tiempos como instrumentos de un ejercicio crítico de inagotable eficacia.”

Escribe Platón que purificar el alma es separarla del cuerpo, recogerla en sí misma y vivir, en esta vida, o en la otra, en la contemplación perfecta. Luego entonces, desde esta página yo escribo: ¡Sea la eternidad para don José Pascual Buxó!

¿A dónde va el alma después de la muerte del hombre? Ha muerto, el pasado viernes 19 de julio, el Dr. José Pascual Buxó y mi perplejidad no cesa. ¿A dónde va la inteligencia y la sensibilidad de ese hombre excepcioal que murió a los 88 años de nacido? El Dr. Buxó recibió el Doctorado Honoris Causa de la BUAP en 1997. Fue profesor de la universidad pública y además fundador de la Maestría en Literatura Mexicana, en este mismo claustro. Pienso que en verdad sólo ha muerto el cuerpo de don José porque su alma que es el lenguaje, oral y escrito, que cultivó durante toda su vida, sigue vivo. La tesis de la inmortalidad del alma, como sabemos, tiene su semiosfera en el dialogo platónico titulado “Fedón.” En esta obra se dice que al reino de lo invisible y lo divino parte el alma de los que se dedicaron a cultivar el pensamiento y la virtud. Yo, por mi parte, sostengo que la prueba de que el alma trasciende la vida de la carne es la existencia de la literatura y de la filosofía: ¿Platón murió en el siglo V antes de Cristo o continúa vivo en su filosofía? ¿Buxó murió el pasado viernes o continua vivo en sus palabras? Amigo lector, lo que sigue es la prueba; es una muy breve selección de párrafos y frases de José Pascual Buxó, tomadas de su discurso de aceptación del Honoris Causa de la BUAP, hace 22 años.

“Afirma el Salmista que los últimos años de nuestra vida son, en su mayor parte, trabajo y dolor. Dolor de haber visto consumirse nuestros días como un suspiro, trabajo por conseguir el premio de los frutos sazonados. «Enséñanos a contar nuestros días para que entre la sabiduría en nuestro corazón», clamaba Moisés a Jehová su Dios. Pocos días son de júbilo y esplendor; muchos -en cambio- los de sobresalto y tiniebla, pero hoy he sido yo premiado con el galardón a que aspiran los justos. Nadie es enteramente justo, nadie deja de padecer las pestes del egoísmo o la abulia, pero sobrevive en su conciencia aquel que ha sabido mantenerse fielmente atado a las armaduras de la verdad.”

(…)

“Es claro que, al igual que los hombres, hay libros de todos los talantes y, como ellos, tiene cada uno su hora propicia. Cuando la biblioteca nos es familiar, hallamos para cada ocasión los libros que favorezcan nuestra necesidad de consejo y compañía.”

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“Debemos reconocer que así como el amor requiere de un compartido aprendizaje, la enseñanza de la lectura consiste en más, mucho más, que la simple identificación de los rasgos de la pluma o el reconocimiento inicial de las infinitas clases de cosas que viajan en alas de las palabras. Es siempre necesaria la lección del maestro que aclare, sin degradarlas, las ondas sucesivas del misterioso espejo textual.”

(…)

“Los enunciados o textos que producimos a partir de un sistema de lengua determinado, son -en esencia- predicados sobre el mundo (sobre las cosas, las personas, los acontecimientos); esto es, son juicios asertivos, negativos o dubitativos acerca de cuanto nos atañe.”

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“¿Qué valor, salvo el del más trivial esparcimiento, puede tener la literatura en la vida moderna? ¿De qué utilidad pueden ser unos estudios académicos que, cuando mucho, sirven para que sus egresados continúen enseñando a leer a los que se presume que ya saben hacerlo? Quienes así piensan, ocultan parte de su pensamiento. Unos porque, ante las verdades de la ciencia, al parecer incuestionables, creen tiempo perdido todo lo que se aparte del inmediato modelo tecnológico y utilitario de nuestra sociedad actual; otros más avisados, porque saben, sin confesarlo, que las obras literarias -me refiero, claro está, sólo a las producidas en la férrea luz de la conciencia- no pueden humillarse ni a la coima ni a la complacencia; de ahí que hayan sido vistas por los magnates de todos los tiempos como instrumentos de un ejercicio crítico de inagotable eficacia.”

Escribe Platón que purificar el alma es separarla del cuerpo, recogerla en sí misma y vivir, en esta vida, o en la otra, en la contemplación perfecta. Luego entonces, desde esta página yo escribo: ¡Sea la eternidad para don José Pascual Buxó!