/ domingo 12 de abril de 2020

La acción social en tiempos de contingencia

Elevada tal vez no a su máxima potencia, las redes sociales están mostrando su capacidad de traspasar fronteras, pero también de generar caos con noticias falsas o informaciones basadas en creencias personales, nada verificadas. Para el segmento de los privilegiados, los que pueden quedarse en casa y no dependen de las ventas del día para vivir, el uso de las redes sociales ha servido para expresar sus más profundos sentimientos y resentimientos.

Podemos ver también en redes desde chistes blancos y sarcasmos cotidianos hasta linchamientos virtuales por enconos ideológicos; en muchos de esos casos la ética no se hace presente.

Pero hay otra cara en la reacción de la sociedad. La vida sigue su curso y en ese riel se han descarrilado ciudadanos contra los protagonistas de la historia que, tal vez, vivamos para contarla. Me refiero a los héroes de la pandemia.

Si bien están padeciendo los grandes comercios establecidos en plazas comerciales, cines bares, anclados con marcas reconocidas, pagando sueldos a sus trabajadores y los pagos de impuestos correspondientes, los otros héroes son los micro y pequeños empresarios: abogados, meseros, comerciantes independientes, ambulantes, vendedores casa por casa, la tiendita de la esquina o los comerciantes de los mercados, que tienen que vender para comer cada día. Algunos de ellos, no tan héroes, se aprovechan de mala manera al incrementar sus precios, mostrando así su mezquindad, no sus dotes mercantiles o como quieran llamarle a ese abuso.

Como sea, los empresarios micro y macro, serán los otros damnificados, como los han calificado en los medios. Llama la atención el llamado del Consejo Coordinador Empresarial a un acuerdo nacional en favor de México con la finalidad de “proteger el empleo, salarios e ingresos de las familias mexicanas durante los próximos 90 días en el marco de la emergencia sanitaria del país” con medida como la no penalización contractual entre particulares, ventas a futuro y/o compras adelantadas, apoyos económicos entre privados, programar factoraje ágil y sencillo, entre otras. Sin embargo, la parálisis económica también requerirá de apoyos del sector público para no colapsar.

Los otros héroes son los médicos y enfermeras. Dados los criterios reduccionistas en los que caen personas por desconocimiento e ignorancia, los linchamientos se suscitan al culpar a alguien que lleva bata blanca o azul en el autobús o la combi, para bajarlos, insultarlos, acusarlos y responsabilizarlos de la crisis de salud. ¿Por qué? Porque en la experiencia de alguno que llegó a un hospital o que llevó un familiar con síntomas asociados al Covid-19, la enfermera o el médico en turno no le dio medicamento o los mandaron a su casa a guardarse en cuarentena.

El asunto de fondo está en que el sistema de salud pública nacional no tiene los medicamentos ni los médicos suficientes para una contingencia como la pandemia que atravesamos. Pero la reacción social se deja llevar por la ira y el resentimiento que resume en la bata blanca. Por ello, más de un médico o enfermera estará recibiendo la instrucción de no usar la bata al salir del hospital, por su seguridad.

Lo que también emerge en este sentido son los orantes, personas que se enlazan con oraciones piadosas, invocaciones al universo y mantras, todo para beneficio de la comunidad. Contra todos los pronósticos, pareciera que el catolicismo afianza sus redes en estas cadenas de oración desde el Vaticano a propósito, también, de la Semana Mayor de la Iglesia con la Resurrección de El Salvador llegando a los hogares. La acción colectiva no se perderá, sólo está cambiando sus mecanismos de operación. Felices Pascuas de Resurrección en Contingencia.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Elevada tal vez no a su máxima potencia, las redes sociales están mostrando su capacidad de traspasar fronteras, pero también de generar caos con noticias falsas o informaciones basadas en creencias personales, nada verificadas. Para el segmento de los privilegiados, los que pueden quedarse en casa y no dependen de las ventas del día para vivir, el uso de las redes sociales ha servido para expresar sus más profundos sentimientos y resentimientos.

Podemos ver también en redes desde chistes blancos y sarcasmos cotidianos hasta linchamientos virtuales por enconos ideológicos; en muchos de esos casos la ética no se hace presente.

Pero hay otra cara en la reacción de la sociedad. La vida sigue su curso y en ese riel se han descarrilado ciudadanos contra los protagonistas de la historia que, tal vez, vivamos para contarla. Me refiero a los héroes de la pandemia.

Si bien están padeciendo los grandes comercios establecidos en plazas comerciales, cines bares, anclados con marcas reconocidas, pagando sueldos a sus trabajadores y los pagos de impuestos correspondientes, los otros héroes son los micro y pequeños empresarios: abogados, meseros, comerciantes independientes, ambulantes, vendedores casa por casa, la tiendita de la esquina o los comerciantes de los mercados, que tienen que vender para comer cada día. Algunos de ellos, no tan héroes, se aprovechan de mala manera al incrementar sus precios, mostrando así su mezquindad, no sus dotes mercantiles o como quieran llamarle a ese abuso.

Como sea, los empresarios micro y macro, serán los otros damnificados, como los han calificado en los medios. Llama la atención el llamado del Consejo Coordinador Empresarial a un acuerdo nacional en favor de México con la finalidad de “proteger el empleo, salarios e ingresos de las familias mexicanas durante los próximos 90 días en el marco de la emergencia sanitaria del país” con medida como la no penalización contractual entre particulares, ventas a futuro y/o compras adelantadas, apoyos económicos entre privados, programar factoraje ágil y sencillo, entre otras. Sin embargo, la parálisis económica también requerirá de apoyos del sector público para no colapsar.

Los otros héroes son los médicos y enfermeras. Dados los criterios reduccionistas en los que caen personas por desconocimiento e ignorancia, los linchamientos se suscitan al culpar a alguien que lleva bata blanca o azul en el autobús o la combi, para bajarlos, insultarlos, acusarlos y responsabilizarlos de la crisis de salud. ¿Por qué? Porque en la experiencia de alguno que llegó a un hospital o que llevó un familiar con síntomas asociados al Covid-19, la enfermera o el médico en turno no le dio medicamento o los mandaron a su casa a guardarse en cuarentena.

El asunto de fondo está en que el sistema de salud pública nacional no tiene los medicamentos ni los médicos suficientes para una contingencia como la pandemia que atravesamos. Pero la reacción social se deja llevar por la ira y el resentimiento que resume en la bata blanca. Por ello, más de un médico o enfermera estará recibiendo la instrucción de no usar la bata al salir del hospital, por su seguridad.

Lo que también emerge en este sentido son los orantes, personas que se enlazan con oraciones piadosas, invocaciones al universo y mantras, todo para beneficio de la comunidad. Contra todos los pronósticos, pareciera que el catolicismo afianza sus redes en estas cadenas de oración desde el Vaticano a propósito, también, de la Semana Mayor de la Iglesia con la Resurrección de El Salvador llegando a los hogares. La acción colectiva no se perderá, sólo está cambiando sus mecanismos de operación. Felices Pascuas de Resurrección en Contingencia.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com