/ domingo 22 de abril de 2018

La Amistad de Caín

A Edgar



En el Génesis, Caín asesina a su hermano Abel por ira. En un acto de furor lo mata. Caín no tolera que Dios haya preferido la ofrenda de fe de su hermano. Caín no acepta la existencia del ‘otro’ y lo anula. Actúa suponiendo que al eliminar a su hermano el favor de Dios será suyo.

Recordemos la Escritura (Gen. 4: 1-12), en la versión Reina-Valera:

“Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue agricultor, labrador de la tierra. Y aconteció, andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, a lo más buenos de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se enfureció Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has irritado y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado estará acechándote afuera de tu puerta; por esto debes gobernar tu ánimo. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso custodio de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.”

Caín es el primer hombre nacido fuera del Paraíso. En sentido simbólico es el padre del linaje humano. Caín es el colérico. Es el hombre que pierde el gobierno de sus impulsos. El apasionado, el que es víctima de la pasión. Es el primer asesino. Es el primer maldito. Es el errante. El siempre extranjero, el que no pertenece a ninguna comunidad. El nómada.

Caín es el que ‘se levanta’ contra su hermano Abel. Levantarse, insurreccionarse, rebelarse en contra de la norma fundamental que es el amor al prójimo es un crimen de Lessa Majestad Divina. La fraternidad es un imperativo porque sacraliza nuestro origen, luego entonces, al atentar contra ella también se lesiona la integridad del Uno mismo; y esto es así porque el hombre es trino.

Anotemos aquí, por otra parte, que el sustantivo ‘Abel’ posee los siguientes significados: aire humo, vanidad. Y coliguemos lo anterior con nuestra memoria de los versos del Eclesiastés (1: 2 y 11).

“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. (…) No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.”

Al hacerlo, obtendremos la proposición: ‘Toda la obra del hombre es vanidad porque vanidad es el hombre’. Y con ella en mente recordemos que así como Abel es un pastor de ovejas, Cristo es un pastor de hombres.

El crimen de Caín cierra el ciclo edénico, termina la alegoría poética de la agricultura como el reloj cósmico de los árboles que cantan y, en contrario, inicia el largo periodo de la vida del hombre en la ciudad.

Esto significa que comienza la vida política, la vida de la polis, el surgimiento del ‘Estado’ como tutor de las libertades individuales y castigador de las transgresiones a la ley por parte de los primeros ‘ciudadanos’.

Vanidad de Abel, insignificancia de Abel, fugacidad de Abel. Según la Escritura llegó a existir el linaje de los ‘Abelitas’ y, en cambio, se hicieron del gobierno de toda la faz de la tierra, de todo lo visible, los ‘Cainitas’.

Sin embargo, el pastor de la arcadia y el colérico de la polis son hermanos.

A Edgar



En el Génesis, Caín asesina a su hermano Abel por ira. En un acto de furor lo mata. Caín no tolera que Dios haya preferido la ofrenda de fe de su hermano. Caín no acepta la existencia del ‘otro’ y lo anula. Actúa suponiendo que al eliminar a su hermano el favor de Dios será suyo.

Recordemos la Escritura (Gen. 4: 1-12), en la versión Reina-Valera:

“Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: por voluntad de Jehová he adquirido varón. Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue agricultor, labrador de la tierra. Y aconteció, andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, a lo más buenos de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se enfureció Caín en gran manera, y decayó su semblante. Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has irritado y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado estará acechándote afuera de tu puerta; por esto debes gobernar tu ánimo. Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató. Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso custodio de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.”

Caín es el primer hombre nacido fuera del Paraíso. En sentido simbólico es el padre del linaje humano. Caín es el colérico. Es el hombre que pierde el gobierno de sus impulsos. El apasionado, el que es víctima de la pasión. Es el primer asesino. Es el primer maldito. Es el errante. El siempre extranjero, el que no pertenece a ninguna comunidad. El nómada.

Caín es el que ‘se levanta’ contra su hermano Abel. Levantarse, insurreccionarse, rebelarse en contra de la norma fundamental que es el amor al prójimo es un crimen de Lessa Majestad Divina. La fraternidad es un imperativo porque sacraliza nuestro origen, luego entonces, al atentar contra ella también se lesiona la integridad del Uno mismo; y esto es así porque el hombre es trino.

Anotemos aquí, por otra parte, que el sustantivo ‘Abel’ posee los siguientes significados: aire humo, vanidad. Y coliguemos lo anterior con nuestra memoria de los versos del Eclesiastés (1: 2 y 11).

“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. (…) No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.”

Al hacerlo, obtendremos la proposición: ‘Toda la obra del hombre es vanidad porque vanidad es el hombre’. Y con ella en mente recordemos que así como Abel es un pastor de ovejas, Cristo es un pastor de hombres.

El crimen de Caín cierra el ciclo edénico, termina la alegoría poética de la agricultura como el reloj cósmico de los árboles que cantan y, en contrario, inicia el largo periodo de la vida del hombre en la ciudad.

Esto significa que comienza la vida política, la vida de la polis, el surgimiento del ‘Estado’ como tutor de las libertades individuales y castigador de las transgresiones a la ley por parte de los primeros ‘ciudadanos’.

Vanidad de Abel, insignificancia de Abel, fugacidad de Abel. Según la Escritura llegó a existir el linaje de los ‘Abelitas’ y, en cambio, se hicieron del gobierno de toda la faz de la tierra, de todo lo visible, los ‘Cainitas’.

Sin embargo, el pastor de la arcadia y el colérico de la polis son hermanos.