/ martes 13 de marzo de 2018

La candidatura de Alejandro Romero, una pesada broma para el electorado

¡Así como digo una cosa, digo otra!

La Chimoltrufia.


Para sorpresa de los poblanos, han surgido candidatos al gobierno del estado para obtener el triunfo y gobernarnos en el futuro, candidatos que cambian de camiseta y con ello su consiguiente ideología al no ser elegidos por las cúpulas partidistas para contender en las próximas elecciones que se ofrecen harto competidas; como en la antigua Babilonia y que el Génesis refiere como la edificación construida por los hombres para alcanzar el cielo, y donde quienes accedían a esta torre hablaban distintos idiomas sin poderse entender entre ellos mismos por la dispersión de lenguas con las que trataban de comunicarse. La confusión entonces reinaba en el recinto como hoy de cierto está aconteciendo con la entronización de personajes que nada tienen que ver con la política y que espero no hayan sido elegidos como “tontos útiles” por un plato de lentejas, me refiero al sorpresivo nombramiento de mi muy querido amigo Alejandro Romero Carreto, notario público en el Distrito Judicial de Huejotzingo y nombrado por el entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz, al considerar que su trayectoria como jurista, académico y litigante eran divisas suficientes para designarlo en tan honrosa encomienda.

El domingo pasado, recibí innumerables mensajes en los que me endilgaban tal designación por mi cercanía al personaje. Nada más alejado de la realidad, si bien sospecho, o casi estoy seguro, de quién es la persona que lo animó para aceptar su postulación por el PANAL, eso sale sobrando, lo cierto es que me es difícil entender que Alejandro, bartlista puro, -por lo menos eso me hizo creer desde siempre-, haya aceptado convertirse en un peón de sacrificio de este nuestro tablero electoral para favorecer en su momento los intereses por los que el PANAL se la está jugando, ya sea dividiendo el voto, cosa que veo difícil, porque Alejandro Romero solo es conocido en el ámbito jurídico y académico, o peor aún, para avalar el triunfo de quien su promotora le ordene, lo que sería triste, deleznable, y de una abyección sin límites. ¿Qué pasó con aquél bartlista y seguidor de AMLO?; ¿qué le hizo aceptar esta oferta?; solo él tiene la respuesta. Lo cierto es que hoy la política se ha vuelto más chunga que nunca, un circo que desdora los fines de la verdadera democracia, en donde se compite por convicciones y por la defensa de ideales, ni los favores, ni las prebendas, ni las ofertas a futuro deberían tener más peso que las convicciones acendradas en el ser humano, y con ello, en la dignidad del que las acepta.

Alejandro Romero sabe del cariño que tengo por toda su familia, nuestra amistad data de hace más de veinte años, nuestras coincidencias ideológicas otrora indeclinables hoy han hecho que Alejandro ceda en favor de perversos intereses, ¿las razones?, solo él las conoce, espero tener una charla con él para que me las comente (si todavía se considera mi amigo), y principalmente para que pueda discernirlas y entenderlas, por ahora estoy flipando.

Ya fuimos testigos de la actitud garrula, cutre y miserable de Javier Lozano Alarcón, el peor secretario de estado que ha tenido este país, el más corrupto, y principalmente traidor por antonomasia, trabajando hoy como cochise, usando sus fauces de gubia como lobo del mal descrito en “Los motivos del lobo”, y utilizado por Meade para lanzar esputos a sus otrora correligionarios, con los que consiguió ilegítimamente hacerse del senado, falsario irredento, así lo muestran las constancias judiciales en el expediente 635/2012 del Juzgado Décimo especializado en materia Civil en el frustrado juicio por daño moral que iniciara contra Manuel Bartlett Díaz y en el que fue condenado al pago de gastos y costas, al negar ante autoridad judicial una y otra vez a preguntas expresas mías no ser licenciado en derecho, abogado, tener posgrado en derecho, respuestas que sin pudor alguno procedió a contestar ante la juzgadora de la misma catadura que él. Como antes lo dije, la benevolencia de Manuel Bartlett Díaz, mi hermano mayor, hizo que no lo denunciáramos penalmente, pero lo que se escribe se lee y ahí están las constancias para quienes quieran obtenerlas por si de algo les sirven, ¿escuchó usted señor Ricardo Anaya?

Regreso nuevamente con Alejandro Romero, de quien me deslindo totalmente por su inexplicable decisión para ser utilizado como teleñeco por sus actuales amos, Alejandro sabe del cariño fraternal que le tengo, pero es mi obligación disipar las innumerables dudas de quienes llegaron a pensar que por mi cercanía con él tuve algo que ver en su sorpresiva determinación, el ridículo, la vergüenza, y la ignominia, serán pesados lastres que arrastrará mi querido Alejandro para la posteridad. Atrás quedó tu deseo vehemente por el cambio de este país y tus ilusiones por el arribo de AMLO a la presidencia de la república, porque ya veo que así como dices una cosa dices otra. No cabe duda que las palabras se las lleva el viento. Lo digo sin acritud, ¡pero lo digo!

mezavcm.abogados@gmail.com

¡Así como digo una cosa, digo otra!

La Chimoltrufia.


Para sorpresa de los poblanos, han surgido candidatos al gobierno del estado para obtener el triunfo y gobernarnos en el futuro, candidatos que cambian de camiseta y con ello su consiguiente ideología al no ser elegidos por las cúpulas partidistas para contender en las próximas elecciones que se ofrecen harto competidas; como en la antigua Babilonia y que el Génesis refiere como la edificación construida por los hombres para alcanzar el cielo, y donde quienes accedían a esta torre hablaban distintos idiomas sin poderse entender entre ellos mismos por la dispersión de lenguas con las que trataban de comunicarse. La confusión entonces reinaba en el recinto como hoy de cierto está aconteciendo con la entronización de personajes que nada tienen que ver con la política y que espero no hayan sido elegidos como “tontos útiles” por un plato de lentejas, me refiero al sorpresivo nombramiento de mi muy querido amigo Alejandro Romero Carreto, notario público en el Distrito Judicial de Huejotzingo y nombrado por el entonces gobernador Manuel Bartlett Díaz, al considerar que su trayectoria como jurista, académico y litigante eran divisas suficientes para designarlo en tan honrosa encomienda.

El domingo pasado, recibí innumerables mensajes en los que me endilgaban tal designación por mi cercanía al personaje. Nada más alejado de la realidad, si bien sospecho, o casi estoy seguro, de quién es la persona que lo animó para aceptar su postulación por el PANAL, eso sale sobrando, lo cierto es que me es difícil entender que Alejandro, bartlista puro, -por lo menos eso me hizo creer desde siempre-, haya aceptado convertirse en un peón de sacrificio de este nuestro tablero electoral para favorecer en su momento los intereses por los que el PANAL se la está jugando, ya sea dividiendo el voto, cosa que veo difícil, porque Alejandro Romero solo es conocido en el ámbito jurídico y académico, o peor aún, para avalar el triunfo de quien su promotora le ordene, lo que sería triste, deleznable, y de una abyección sin límites. ¿Qué pasó con aquél bartlista y seguidor de AMLO?; ¿qué le hizo aceptar esta oferta?; solo él tiene la respuesta. Lo cierto es que hoy la política se ha vuelto más chunga que nunca, un circo que desdora los fines de la verdadera democracia, en donde se compite por convicciones y por la defensa de ideales, ni los favores, ni las prebendas, ni las ofertas a futuro deberían tener más peso que las convicciones acendradas en el ser humano, y con ello, en la dignidad del que las acepta.

Alejandro Romero sabe del cariño que tengo por toda su familia, nuestra amistad data de hace más de veinte años, nuestras coincidencias ideológicas otrora indeclinables hoy han hecho que Alejandro ceda en favor de perversos intereses, ¿las razones?, solo él las conoce, espero tener una charla con él para que me las comente (si todavía se considera mi amigo), y principalmente para que pueda discernirlas y entenderlas, por ahora estoy flipando.

Ya fuimos testigos de la actitud garrula, cutre y miserable de Javier Lozano Alarcón, el peor secretario de estado que ha tenido este país, el más corrupto, y principalmente traidor por antonomasia, trabajando hoy como cochise, usando sus fauces de gubia como lobo del mal descrito en “Los motivos del lobo”, y utilizado por Meade para lanzar esputos a sus otrora correligionarios, con los que consiguió ilegítimamente hacerse del senado, falsario irredento, así lo muestran las constancias judiciales en el expediente 635/2012 del Juzgado Décimo especializado en materia Civil en el frustrado juicio por daño moral que iniciara contra Manuel Bartlett Díaz y en el que fue condenado al pago de gastos y costas, al negar ante autoridad judicial una y otra vez a preguntas expresas mías no ser licenciado en derecho, abogado, tener posgrado en derecho, respuestas que sin pudor alguno procedió a contestar ante la juzgadora de la misma catadura que él. Como antes lo dije, la benevolencia de Manuel Bartlett Díaz, mi hermano mayor, hizo que no lo denunciáramos penalmente, pero lo que se escribe se lee y ahí están las constancias para quienes quieran obtenerlas por si de algo les sirven, ¿escuchó usted señor Ricardo Anaya?

Regreso nuevamente con Alejandro Romero, de quien me deslindo totalmente por su inexplicable decisión para ser utilizado como teleñeco por sus actuales amos, Alejandro sabe del cariño fraternal que le tengo, pero es mi obligación disipar las innumerables dudas de quienes llegaron a pensar que por mi cercanía con él tuve algo que ver en su sorpresiva determinación, el ridículo, la vergüenza, y la ignominia, serán pesados lastres que arrastrará mi querido Alejandro para la posteridad. Atrás quedó tu deseo vehemente por el cambio de este país y tus ilusiones por el arribo de AMLO a la presidencia de la república, porque ya veo que así como dices una cosa dices otra. No cabe duda que las palabras se las lleva el viento. Lo digo sin acritud, ¡pero lo digo!

mezavcm.abogados@gmail.com