/ martes 10 de julio de 2018

La catástrofe electoral que Moreno Valle pudo evitar

La historia sería diferente si Rafael Moreno Valle hubiera claudicado en impulsar la reforma electoral de 2011 durante su mandato como gobernador del estado de Puebla.

Los desencuentros poselectorales y las derrotas de la elección del pasado primero de julio se pudieron evitar, sobre todo, el hecho de exponer a Martha Erika Alonso, quien pudo sacar -con dificultad- a su favor la gubernatura vía la coalición Por Puebla al Frente.

Si bien el “hubiera” no existe, Rafael Moreno Valle es responsable de la catástrofe electoral que viven el PAN y sus aliados electorales al perder el control del Congreso Local, dejando en manos de Morena ayuntamientos claves e importantes para el panismo, como el caso de Puebla, San Andrés Cholula y Tecamachalco.

Moreno Valle no midió o, mejor dicho, minimizó el efecto Andrés Manuel López Obrador, dando paso a promover una reforma electoral para que fueran concurrentes en 2018 las elecciones federales y locales.

Pese a la oposición inicial del PRI, finalmente el 29 de julio 2011 se concretó la estrategia morenovallista, permitiendo, por única vez, que hubiera presidentes municipales, electos en 2013, con gestiones de cuatro años y ocho meses, mientras que en los comicios del 2016 se eligiera a un gobernador por un periodo de 22 meses, es decir, la famosa minigubernatura.

En caso de los legisladores el periodo autorizado fue de cuatro años y nueve meses.

En ese tiempo todo era felicidad, sin medir las consecuencias del avance progresivo de AMLO, que finalmente culminó el pasado primero de julio con triunfos importantes pese a elegir en Puebla a personajes con oscuro pasado o de fuerzas desprestigiadas como el PRI.

Rafael Moreno Valle tuvo una segunda oportunidad de corregir su error cuatro años después de 2011.

Si bien ya no podía salvar el tema de las presidencias municipales ni el poder legislativo, sí estaba en sus manos el tema de Casa Puebla.

No lo hizo y mantuvo la reforma sin modificar la elección estatal.

En julio de 2015 nuevamente el Poder Legislativo aprobó la reforma político-electoral y se había especulado sobre la posibilidad de ampliar la minigubernatura de 2016 de 22 meses a cuatro años ocho meses.

Sin embargo, todo quedó en especulación pese a los intentos que fueron una realidad, pues siempre sí hubo el “NO” rotundo del entonces ejecutivo local. No estaba dispuesto a quedar mal públicamente y que fuera enmendada su propuesta de reforma aprobada en 2011.

Con un gobierno de cuatro años ocho meses el morenovallismo se hubiera evitado el desgaste y la confrontación actual con relación a las acusaciones de fraude electoral sobre el triunfo de Martha Erika Alonso.

¡Antonio Gali sería gobernador hasta el 2021!

Ahora están las consecuencias y, temo, pasarán a manos de las autoridades electorales federales.

El candidato perdedor, Luis Miguel Barbosa, asegura que ganó por 10 puntos de ventaja a Martha Erika Alonso y recurrirá hasta las últimas instancias en busca de que sea revertido el resultado… aunque parece que no lo conseguirá.

Mientras tanto, en el ánimo de una parte de la población existe inconformidad con el resultado de la elección estatal.

Si Martha Erika Alonso se convierte en la próxima gobernadora de Puebla la entrega de resultados inmediatos será vital para dejar atrás lo ocurrido el primero de julio.

Todo esto se hubiera evitado si Rafael Moreno Valle hubiera accedido a establecer un periodo de gobierno de cuatro años y ocho meses.


Comentarios:

anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomiron


La historia sería diferente si Rafael Moreno Valle hubiera claudicado en impulsar la reforma electoral de 2011 durante su mandato como gobernador del estado de Puebla.

Los desencuentros poselectorales y las derrotas de la elección del pasado primero de julio se pudieron evitar, sobre todo, el hecho de exponer a Martha Erika Alonso, quien pudo sacar -con dificultad- a su favor la gubernatura vía la coalición Por Puebla al Frente.

Si bien el “hubiera” no existe, Rafael Moreno Valle es responsable de la catástrofe electoral que viven el PAN y sus aliados electorales al perder el control del Congreso Local, dejando en manos de Morena ayuntamientos claves e importantes para el panismo, como el caso de Puebla, San Andrés Cholula y Tecamachalco.

Moreno Valle no midió o, mejor dicho, minimizó el efecto Andrés Manuel López Obrador, dando paso a promover una reforma electoral para que fueran concurrentes en 2018 las elecciones federales y locales.

Pese a la oposición inicial del PRI, finalmente el 29 de julio 2011 se concretó la estrategia morenovallista, permitiendo, por única vez, que hubiera presidentes municipales, electos en 2013, con gestiones de cuatro años y ocho meses, mientras que en los comicios del 2016 se eligiera a un gobernador por un periodo de 22 meses, es decir, la famosa minigubernatura.

En caso de los legisladores el periodo autorizado fue de cuatro años y nueve meses.

En ese tiempo todo era felicidad, sin medir las consecuencias del avance progresivo de AMLO, que finalmente culminó el pasado primero de julio con triunfos importantes pese a elegir en Puebla a personajes con oscuro pasado o de fuerzas desprestigiadas como el PRI.

Rafael Moreno Valle tuvo una segunda oportunidad de corregir su error cuatro años después de 2011.

Si bien ya no podía salvar el tema de las presidencias municipales ni el poder legislativo, sí estaba en sus manos el tema de Casa Puebla.

No lo hizo y mantuvo la reforma sin modificar la elección estatal.

En julio de 2015 nuevamente el Poder Legislativo aprobó la reforma político-electoral y se había especulado sobre la posibilidad de ampliar la minigubernatura de 2016 de 22 meses a cuatro años ocho meses.

Sin embargo, todo quedó en especulación pese a los intentos que fueron una realidad, pues siempre sí hubo el “NO” rotundo del entonces ejecutivo local. No estaba dispuesto a quedar mal públicamente y que fuera enmendada su propuesta de reforma aprobada en 2011.

Con un gobierno de cuatro años ocho meses el morenovallismo se hubiera evitado el desgaste y la confrontación actual con relación a las acusaciones de fraude electoral sobre el triunfo de Martha Erika Alonso.

¡Antonio Gali sería gobernador hasta el 2021!

Ahora están las consecuencias y, temo, pasarán a manos de las autoridades electorales federales.

El candidato perdedor, Luis Miguel Barbosa, asegura que ganó por 10 puntos de ventaja a Martha Erika Alonso y recurrirá hasta las últimas instancias en busca de que sea revertido el resultado… aunque parece que no lo conseguirá.

Mientras tanto, en el ánimo de una parte de la población existe inconformidad con el resultado de la elección estatal.

Si Martha Erika Alonso se convierte en la próxima gobernadora de Puebla la entrega de resultados inmediatos será vital para dejar atrás lo ocurrido el primero de julio.

Todo esto se hubiera evitado si Rafael Moreno Valle hubiera accedido a establecer un periodo de gobierno de cuatro años y ocho meses.


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