/ domingo 9 de enero de 2022

La corresponsabilidad de cumplir

Ahora que estamos en el inicio de un año más, vienen los recuentos y los propósitos. Los gobiernos empezaron a aplicar el nuevo presupuesto para atender las necesidades de la población con eso que se planteó en el Plan Nacional de Desarrollo, haciendo lo propio en los 32 estados y 2445 municipios del país. Pero también es el momento de recaudar recursos que van a ser nuevamente programados por ahí de octubre próximo ¿qué nos espera?

En ese sentido es que se habla de la base tributaria, quienes pagamos impuestos y que hacemos las veces de los generadores de recursos públicos, tributos para financiar a los órganos administrativos y obviamente las obras públicas. Claro, también para pagar lo que a los evasores les corresponde y no lo hacen, esos que se esconden bajo el comercio informal; si bien algunos porque perciben ingresos tan precarios que es insultante siquiera pensarlo.

El famoso Presupuesto que se gestiona a nivel federal se prepara en tres etapas: entre junio y julio cada dependencia gubernamental concierta la estructura presupuestaria anual; después, entre junio y septiembre se determinan los techos de gasto para los programas, y entre julio y septiembre se presentan los programas definitivos para ser revisados y presentados en su versión final. Inmediatamente se da la Formulación, de julio a octubre, a partir de la información Presupuestada, se integra en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público prepare el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y la Ley de Ingresos, que finalmente llegará como Paquete Presupuestal a los legisladores para aprobar o modificar lo que conocemos como Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos de la Federación, publicados en el Diario Oficial cada año -ejercicio fiscal-. Así que estamos ahora ante la aplicación de la Ley de Ingresos que el año pasado se aprobó.

Los impuestos federales que se pagan en México, según la Ley de Ingresos para 2022 están descritos en el Art. 1, Capítulo I. y básicamente son el 1) Impuesto sobre los ingresos e Impuesto Sobre la Renta, 2) Sobre el Patrimonio, 3) Sobre la Producción consumo y extracciones: IVA y el impuesto especial sobre producción y servicios: combustibles automotrices, bebidas alcohólicas, cervezas y bebidas refrescantes, tabaco, juegos y sorteos, redes públicas de telecomunicaciones, bebidas energizantes, bebidas saborizantes, alimentos no básicos con alta densidad calórica, plaguicidas, combustibles fósiles; sobre automóviles nuevos; 4) comercio exterior, 5) Sobre Nóminas y Asimilables, 6) Ecológicos, 7) Accesorios de impuestos; y otros que impactan a empresas, como las aportaciones de Seguridad Social y contribuciones de Mejoras por Obras Públicas.


Aquí entonces llama la atención el anunció del Sistema de Administración Tributaria (SAT): los jóvenes mayores de 18 años deberán inscribirse al Registro Federal de contribuyentes (RFC) y la obtención de su firma electrónica (e.firma), que desató grandes dudas porque si son estudiantes ¿cómo podrían estar pagando impuestos? ¿qué ingresos y egresos estarían obligados a declarar? Así que fue necesaria una aclaración pertinente por parte de la institución: sólo se busca introducirlos a la cultura contributiva, por eso se inscribirán como “personas físicas sin actividad económica”, cuyo estatus es “sin obligaciones fiscales”.


Esta medida marca un quiebre en la cultura financiera del país, un gran paso para transitar al mundo del cumplimiento de obligaciones fiscales; sólo faltaría la otra parte, que los ingresos laborales de estos jóvenes promesas tengan las condiciones suficientes para cumplir con el Estado. Es decir, que el Estado cumpla: he ahí la mayoría de edad.








*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y Secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Ahora que estamos en el inicio de un año más, vienen los recuentos y los propósitos. Los gobiernos empezaron a aplicar el nuevo presupuesto para atender las necesidades de la población con eso que se planteó en el Plan Nacional de Desarrollo, haciendo lo propio en los 32 estados y 2445 municipios del país. Pero también es el momento de recaudar recursos que van a ser nuevamente programados por ahí de octubre próximo ¿qué nos espera?

En ese sentido es que se habla de la base tributaria, quienes pagamos impuestos y que hacemos las veces de los generadores de recursos públicos, tributos para financiar a los órganos administrativos y obviamente las obras públicas. Claro, también para pagar lo que a los evasores les corresponde y no lo hacen, esos que se esconden bajo el comercio informal; si bien algunos porque perciben ingresos tan precarios que es insultante siquiera pensarlo.

El famoso Presupuesto que se gestiona a nivel federal se prepara en tres etapas: entre junio y julio cada dependencia gubernamental concierta la estructura presupuestaria anual; después, entre junio y septiembre se determinan los techos de gasto para los programas, y entre julio y septiembre se presentan los programas definitivos para ser revisados y presentados en su versión final. Inmediatamente se da la Formulación, de julio a octubre, a partir de la información Presupuestada, se integra en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público prepare el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación y la Ley de Ingresos, que finalmente llegará como Paquete Presupuestal a los legisladores para aprobar o modificar lo que conocemos como Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos de la Federación, publicados en el Diario Oficial cada año -ejercicio fiscal-. Así que estamos ahora ante la aplicación de la Ley de Ingresos que el año pasado se aprobó.

Los impuestos federales que se pagan en México, según la Ley de Ingresos para 2022 están descritos en el Art. 1, Capítulo I. y básicamente son el 1) Impuesto sobre los ingresos e Impuesto Sobre la Renta, 2) Sobre el Patrimonio, 3) Sobre la Producción consumo y extracciones: IVA y el impuesto especial sobre producción y servicios: combustibles automotrices, bebidas alcohólicas, cervezas y bebidas refrescantes, tabaco, juegos y sorteos, redes públicas de telecomunicaciones, bebidas energizantes, bebidas saborizantes, alimentos no básicos con alta densidad calórica, plaguicidas, combustibles fósiles; sobre automóviles nuevos; 4) comercio exterior, 5) Sobre Nóminas y Asimilables, 6) Ecológicos, 7) Accesorios de impuestos; y otros que impactan a empresas, como las aportaciones de Seguridad Social y contribuciones de Mejoras por Obras Públicas.


Aquí entonces llama la atención el anunció del Sistema de Administración Tributaria (SAT): los jóvenes mayores de 18 años deberán inscribirse al Registro Federal de contribuyentes (RFC) y la obtención de su firma electrónica (e.firma), que desató grandes dudas porque si son estudiantes ¿cómo podrían estar pagando impuestos? ¿qué ingresos y egresos estarían obligados a declarar? Así que fue necesaria una aclaración pertinente por parte de la institución: sólo se busca introducirlos a la cultura contributiva, por eso se inscribirán como “personas físicas sin actividad económica”, cuyo estatus es “sin obligaciones fiscales”.


Esta medida marca un quiebre en la cultura financiera del país, un gran paso para transitar al mundo del cumplimiento de obligaciones fiscales; sólo faltaría la otra parte, que los ingresos laborales de estos jóvenes promesas tengan las condiciones suficientes para cumplir con el Estado. Es decir, que el Estado cumpla: he ahí la mayoría de edad.








*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y Secretaria de Membresías. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com