/ martes 2 de febrero de 2021

La crisis humanitaria que el tabasqueño niega

Mientras los organismos financieros internacionales incitan al gobierno mexicano a realizar “intervenciones financieras y monetarias enérgicas” para sacar de la crisis recesiva más profunda de los últimos 90 años a la economía nacional, y advierten al presidente Andrés Manuel López Obrador que, si este año continua sin hacer nada como ocurrió en 2020, la crisis va a “desencadenar ciclos de mayor desigualdad de ingresos, de mayor pobreza y hambruna entre los grupos vulnerables, y menor resistencia social frente a futuras conmociones”.

No se trata de reactivar únicamente la economía, de rescatar a decenas de miles de empresas que han quebrado (a lo que se han venido negando el presidente y su gabinete económico, alegando que el único capaz de rescatar la economía y el empleo es el sector privado), el verdadero desafío del gobierno mexicano es de índole social: salvar las fuentes de empleo de millones de mexicanos que están engrosando las filas de las desigualdades, de la pobreza y la hambruna.

El Banco Mundial (BM) estima que 100 millones de personas se sumaron a la pobreza extrema el año pasado en el orbe. Y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) confirma que en el caso mexicano al menos 7 millones más de connacionales se sumaron en 2020 a los 14 millones que ya padecen pobreza extrema, riesgo de hambruna, sin ingresos suficientes para adquirir y consumir la canasta básica.

Las estadísticas oficiales manejan las cifras del desempleo con los números oficiales del IMSS, no de la economía informal donde el INEGI estima que la crisis de la pandemia del Covid 19 produjo 12 millones de desempleados. Y estima que luego de la recuperación económica de los últimos cuatro meses de 2020 al menos 5 millones de mexicanos permanecen desempleados, muchas actividades productivas no han vuelto a la normalidad por la alerta roja de la pandemia.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que el año pasado la pandemia de coronavirus hizo perder el equivalente a 255 millones de empleos en el mundo, cuatro veces más que durante la crisis financiera de 2009, cuando quebraron varios bancos de inversión en Estados Unidos.

La crisis financiera de hace 11 años produjo en México una caída del Producto Interno Bruto de 6.7%, pero no generó tan catastróficos estragos en la economía informal, ni tanto desempleo. En la crisis del año pasado millones de personas que venden sus productos en miles de calles de las ciudades del país, que se ganan el sustento diario al aire libre, tuvieron que permanecer en sus hogares, acicateados por el miedo a la pandemia.

La OIT revela que si los gobiernos (como el del tabasqueño, citamos nosotros) no consideran los urgentes e inevitables planes de apoyo para rescatar a las economías, deben saber que las perdidas masivas ya provocaron una caída de 8.3 por ciento de los ingresos laborales mundiales, es decir, 3.7 billones de dólares o 4.4 por ciento del producto interno bruto mundial, precisa la OIT en su séptimo informe.

En todo el mundo es la primera vez que esta tendencia crece desde hace 42 años y, como secuela, la desigualdad aumentará en 78 de las 91 economías de las que se disponen datos, incluida la mexicana.

En el caso de México los daños laborales son billonarios, el desempleo masivo, las desigualdades sociales y los 7 millones de mexicanos que se sumaron en 2020 a la extrema pobreza y hambruna como cita la CEPAL, deben conducir al gobierno de Andrés Manuel a intervenir en la reactivación económica, para evitar que la crisis humanitaria continúe profundizándose, genere manifestaciones de desesperación, agitación social, masiva delincuencia en los años por venir.

El Banco Mundial expone que, aun sin la crisis de la pandemia, la meta de reducir la pobreza extrema a menos de 3 por ciento para 2030 –que la población sobreviva con menos de 1.90 dólares al día (alrededor de 38 pesos)– ya daba visos de ser una meta irrealizable.

Ahora, a consecuencia de la crisis, las proyecciones muestran que 6.7 por ciento de la población mundial vivirá con menos de 1.9 dólares al día. Se duplicó la meta prevista por el organismo.

México tenía a 14 millones de compatriotas en hambruna. Por la crisis recesiva se agregaron 7 millones más en extrema pobreza. Cifras que debieran preocupar al presidente, cuando se niega a invertir en la recuperación económica, le deja la responsabilidad a un sector privado que siempre, desde crisis anteriores estalladas por el neoliberalismo capitalista, se ha mostrado incapaz de hacerlo. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

Mientras los organismos financieros internacionales incitan al gobierno mexicano a realizar “intervenciones financieras y monetarias enérgicas” para sacar de la crisis recesiva más profunda de los últimos 90 años a la economía nacional, y advierten al presidente Andrés Manuel López Obrador que, si este año continua sin hacer nada como ocurrió en 2020, la crisis va a “desencadenar ciclos de mayor desigualdad de ingresos, de mayor pobreza y hambruna entre los grupos vulnerables, y menor resistencia social frente a futuras conmociones”.

No se trata de reactivar únicamente la economía, de rescatar a decenas de miles de empresas que han quebrado (a lo que se han venido negando el presidente y su gabinete económico, alegando que el único capaz de rescatar la economía y el empleo es el sector privado), el verdadero desafío del gobierno mexicano es de índole social: salvar las fuentes de empleo de millones de mexicanos que están engrosando las filas de las desigualdades, de la pobreza y la hambruna.

El Banco Mundial (BM) estima que 100 millones de personas se sumaron a la pobreza extrema el año pasado en el orbe. Y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) confirma que en el caso mexicano al menos 7 millones más de connacionales se sumaron en 2020 a los 14 millones que ya padecen pobreza extrema, riesgo de hambruna, sin ingresos suficientes para adquirir y consumir la canasta básica.

Las estadísticas oficiales manejan las cifras del desempleo con los números oficiales del IMSS, no de la economía informal donde el INEGI estima que la crisis de la pandemia del Covid 19 produjo 12 millones de desempleados. Y estima que luego de la recuperación económica de los últimos cuatro meses de 2020 al menos 5 millones de mexicanos permanecen desempleados, muchas actividades productivas no han vuelto a la normalidad por la alerta roja de la pandemia.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que el año pasado la pandemia de coronavirus hizo perder el equivalente a 255 millones de empleos en el mundo, cuatro veces más que durante la crisis financiera de 2009, cuando quebraron varios bancos de inversión en Estados Unidos.

La crisis financiera de hace 11 años produjo en México una caída del Producto Interno Bruto de 6.7%, pero no generó tan catastróficos estragos en la economía informal, ni tanto desempleo. En la crisis del año pasado millones de personas que venden sus productos en miles de calles de las ciudades del país, que se ganan el sustento diario al aire libre, tuvieron que permanecer en sus hogares, acicateados por el miedo a la pandemia.

La OIT revela que si los gobiernos (como el del tabasqueño, citamos nosotros) no consideran los urgentes e inevitables planes de apoyo para rescatar a las economías, deben saber que las perdidas masivas ya provocaron una caída de 8.3 por ciento de los ingresos laborales mundiales, es decir, 3.7 billones de dólares o 4.4 por ciento del producto interno bruto mundial, precisa la OIT en su séptimo informe.

En todo el mundo es la primera vez que esta tendencia crece desde hace 42 años y, como secuela, la desigualdad aumentará en 78 de las 91 economías de las que se disponen datos, incluida la mexicana.

En el caso de México los daños laborales son billonarios, el desempleo masivo, las desigualdades sociales y los 7 millones de mexicanos que se sumaron en 2020 a la extrema pobreza y hambruna como cita la CEPAL, deben conducir al gobierno de Andrés Manuel a intervenir en la reactivación económica, para evitar que la crisis humanitaria continúe profundizándose, genere manifestaciones de desesperación, agitación social, masiva delincuencia en los años por venir.

El Banco Mundial expone que, aun sin la crisis de la pandemia, la meta de reducir la pobreza extrema a menos de 3 por ciento para 2030 –que la población sobreviva con menos de 1.90 dólares al día (alrededor de 38 pesos)– ya daba visos de ser una meta irrealizable.

Ahora, a consecuencia de la crisis, las proyecciones muestran que 6.7 por ciento de la población mundial vivirá con menos de 1.9 dólares al día. Se duplicó la meta prevista por el organismo.

México tenía a 14 millones de compatriotas en hambruna. Por la crisis recesiva se agregaron 7 millones más en extrema pobreza. Cifras que debieran preocupar al presidente, cuando se niega a invertir en la recuperación económica, le deja la responsabilidad a un sector privado que siempre, desde crisis anteriores estalladas por el neoliberalismo capitalista, se ha mostrado incapaz de hacerlo. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.