/ domingo 30 de mayo de 2021

La Democracia, elecciones y participación

Se acerca ya el 6 de junio, un día importante para la Democracia mexicana. La veda electoral se termina el 2 de junio, pero las campañas se terminan el 31 de mayo, para elegir 15 gubernaturas, 30 congresos locales y 1,063 diputaciones, correspondientes a los 32 estados del país. ¿Qué pasa si no votamos?


Nuestra Democracia es muy joven, comparada con las históricas luchas que iniciaron en el siglo XVII en Francia y se consolidaron como sistemas en el siglo XIX con el establecimiento del Constitucionalismo y los gobiernos parlamentarios y presidencialistas, como el francés, el inglés y por supuesto el norteamericano. Y como toda democracia sustentada en la participación y la representación, nos encontramos frente a frente en cada elección con el deseo de participar o no.


Es curioso, lo he comentado muchas veces con jóvenes estudiantes, que en los años 80 y 90 los universitarios participábamos para hacer algo por mejorar al país y abrir la democracia a escenarios más equitativos, de mayor libertad y transparencia. Las trincheras iban desde los espectros ideológicos conservadores (derecha) hasta los transformadores (izquierda), buscando “sacar al partido que tenía todo el poder”. Algo muy simple pero de trascendencia brutal porque implicaba un gobierno omnímodo.


La participación, sin embargo, no alcanzaba entonces para tener alternancia, así que pasaron 3 décadas hasta que en el 2000 se hizo realidad el sueño. En ese lapso ocurrió que se instaurara el IFE como árbitro electoral (1990), que dio fin a más de 23 años de una lucha por ciudadanizar los procesos electorales (INE desde abril de 2014). Ciertamente los partidos se hicieron de representantes en el Consejo General y los acuerdos no tardaron en llegar para hacer que las fórmulas se plagaran de opacidad, y las representaciones respondieran a élites políticas. Aunque eso sucede en los partidos según la teoría de Robert Michels (1876-1936) en su libro “Political Parties”.


Pero, la participación política se refiere tanto a los ciudadanos que salen a votar en una elección como a los ciudadanos que se ofrecen a representarlos, desde un partido político o como candidatos independientes o ciudadanas -incluidos desde la reforma constitucional de 2012 y 2013-. Por cierto, para esta elección las candidaturas independientes no han sido socorridas, lo que confirma el sistema partidista como sistema por excelencia en México. Según el INE habrá 646 candidatos independientes a nivel local y federal.


Sólo para apreciar el avance en nuestra democracia, es relevante que se abrieron candidaturas para personas indígenas, serán 497 postulaciones en total, además de 115 postulaciones de la comunidad LGBT y 145 con capacidades diferentes, 105 postulantes afromexicanos y 73 candidatos migrantes que buscarán uno de los más de 21 mil cargos de elección popular. Sí, todos presentados por particos políticos o alianzas, predominando Morena.


El ciudadano, como con cualquier derecho tiene obligación de conocer a los contrincantes, para optar por el idóneo, aunque ahora estemos al límite de las ideologías, sigue siendo importante el partido y la persona. Lo lamentable es que haya campañas vacías de propuestas y candidatos que hacen promesas huecas; pero también lo lamentable es que después de haber transitado por años y años de impulsos para que tuviéramos la oportunidad de votar, haya personas que piensen en anular su voto, o no salir a votar (abstenerse). Nada más adverso a las democracias. Importa votar, importa expresarnos políticamente, haciendo a un lado las noticias falsas y los acarreos denigrantes, finalmente el voto es libre y secreto. Nos veremos entonces, para abonar al fortalecimiento de nuestra vida democrática.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Se acerca ya el 6 de junio, un día importante para la Democracia mexicana. La veda electoral se termina el 2 de junio, pero las campañas se terminan el 31 de mayo, para elegir 15 gubernaturas, 30 congresos locales y 1,063 diputaciones, correspondientes a los 32 estados del país. ¿Qué pasa si no votamos?


Nuestra Democracia es muy joven, comparada con las históricas luchas que iniciaron en el siglo XVII en Francia y se consolidaron como sistemas en el siglo XIX con el establecimiento del Constitucionalismo y los gobiernos parlamentarios y presidencialistas, como el francés, el inglés y por supuesto el norteamericano. Y como toda democracia sustentada en la participación y la representación, nos encontramos frente a frente en cada elección con el deseo de participar o no.


Es curioso, lo he comentado muchas veces con jóvenes estudiantes, que en los años 80 y 90 los universitarios participábamos para hacer algo por mejorar al país y abrir la democracia a escenarios más equitativos, de mayor libertad y transparencia. Las trincheras iban desde los espectros ideológicos conservadores (derecha) hasta los transformadores (izquierda), buscando “sacar al partido que tenía todo el poder”. Algo muy simple pero de trascendencia brutal porque implicaba un gobierno omnímodo.


La participación, sin embargo, no alcanzaba entonces para tener alternancia, así que pasaron 3 décadas hasta que en el 2000 se hizo realidad el sueño. En ese lapso ocurrió que se instaurara el IFE como árbitro electoral (1990), que dio fin a más de 23 años de una lucha por ciudadanizar los procesos electorales (INE desde abril de 2014). Ciertamente los partidos se hicieron de representantes en el Consejo General y los acuerdos no tardaron en llegar para hacer que las fórmulas se plagaran de opacidad, y las representaciones respondieran a élites políticas. Aunque eso sucede en los partidos según la teoría de Robert Michels (1876-1936) en su libro “Political Parties”.


Pero, la participación política se refiere tanto a los ciudadanos que salen a votar en una elección como a los ciudadanos que se ofrecen a representarlos, desde un partido político o como candidatos independientes o ciudadanas -incluidos desde la reforma constitucional de 2012 y 2013-. Por cierto, para esta elección las candidaturas independientes no han sido socorridas, lo que confirma el sistema partidista como sistema por excelencia en México. Según el INE habrá 646 candidatos independientes a nivel local y federal.


Sólo para apreciar el avance en nuestra democracia, es relevante que se abrieron candidaturas para personas indígenas, serán 497 postulaciones en total, además de 115 postulaciones de la comunidad LGBT y 145 con capacidades diferentes, 105 postulantes afromexicanos y 73 candidatos migrantes que buscarán uno de los más de 21 mil cargos de elección popular. Sí, todos presentados por particos políticos o alianzas, predominando Morena.


El ciudadano, como con cualquier derecho tiene obligación de conocer a los contrincantes, para optar por el idóneo, aunque ahora estemos al límite de las ideologías, sigue siendo importante el partido y la persona. Lo lamentable es que haya campañas vacías de propuestas y candidatos que hacen promesas huecas; pero también lo lamentable es que después de haber transitado por años y años de impulsos para que tuviéramos la oportunidad de votar, haya personas que piensen en anular su voto, o no salir a votar (abstenerse). Nada más adverso a las democracias. Importa votar, importa expresarnos políticamente, haciendo a un lado las noticias falsas y los acarreos denigrantes, finalmente el voto es libre y secreto. Nos veremos entonces, para abonar al fortalecimiento de nuestra vida democrática.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com