/ sábado 23 de mayo de 2020

La desesperación puede distorsionar la realidad

Erasmo de Rotterdam señaló que el miedo puede hacer ver a una hormiga del tamaño de un elefante, afirmación que parece muy fácil de entender, sin embargo, identificar una situación propia como tal se torna muy difícil, especialmente en esta contemporaneidad de virus, corrupción e ignorancia.

Llevamos varias semanas de contingencia sanitaria, situación que ha evidenciado la debilidad de nuestro país para hacer frente a esta, además de pésimas actitudes por parte de un sector de la población.

Esta pandemia nos ha mostrado un lado obscuro de muchos individuos de muy diversos ámbitos: hay políticos que gozan al ver el aumento de la curva del coronavirus, ya que eso les sirve de pretexto para golpear al rival; muchos ciudadanos tienen actitudes irresponsables, al participar en eventos multitudinarios, sin precauciones, inclusive convocando a cosas tan absurdas como el “Covid Fest”; inclusive hasta los delincuentes han mostrado su más absoluta perversidad, mediante fraudes mediante supuestas tarjetas de apoyo, qué decir de esa acción execrable, consistente en la extorsión del personal de salud que estaba en un hotel en la ciudad de México.

Muchos negocios han tenido que cerrar por la falta de clientes y millones de mexicanos tienen que salir a la calle, ya que no tienen alternativa si desean llevar el elemental sustento a sus mesas.

Tenemos también muchos casos de violencia intrafamiliar y abuso sexual al interior del hogar, por parte de muchos individuos que tienen la mente retorcida, producto de factores personales, el gran contenido sexual de los medios de comunicación masiva y la cosificación de la mujer.

De todos los problemas, el menor podría parecer el referente a las personas que pueden comer diariamente sin salir de su domicilio, pero estas también pueden caer en problemas emocionales diversos y que se pueden tornar graves, inclusive llegando al suicidio.

No voy a extenderme más en el listado de calamidades, mi intención el día de hoy es recalcar la necesidad de guardar calma en estos momentos de crisis, afirmación que es fácil enunciar, pero difícil de cumplir. El gran problema es que si no somos concientes de esto, podemos caer en errores de interpretación que llegan una distorsión que puede resultar fatal.

Pensemos en el caso de una persona que tiene una dependencia emocional, la cual soporta todo tipo de abusos y violencia bajo la idea de que hay un gran amor o la promesa de que el maltratador va a cambiar. De ese modo se han muerto muchas mujeres.

Nuestro país ha sido un campo fértil para las promesas falsas, como las que prometen reinventar el país cada 6 años con el fracaso acostumbrado; así como las supuestas cajas de ahorro que ofertan préstamos que resultan un fraude; es más, siguen existiendo programas dedicados al esoterismo en televisión abierta, dando así un panorama que propicia la emisión de dichos fuera de la realidad, como aquellos que niegan la existencia del covid-19.

Recordemos que psicológicamente lo más fácil es engañarse a uno mismo, por lo cual encontramos a gente totalmente convencida de cosas fuera de la realidad, lo cual se intensifica en los momentos de desesperación como los que vivimos. Actuar con inteligencia emocional se ha vuelto algo rarísimo en este país, acostumbrado al ataque y la descalificación infundada.

El único mensaje que quiero dejar es que vale la pena detenerse un instante, respirar y hacer una reflexión que pueda ayudar a encontrar el modo de resolver los problemas. Quizá no exista una solución clara al problema de una persona, pero es mejor admitir esa limitación y no caer en acciones que resultan más negativas y hasta fatales. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Erasmo de Rotterdam señaló que el miedo puede hacer ver a una hormiga del tamaño de un elefante, afirmación que parece muy fácil de entender, sin embargo, identificar una situación propia como tal se torna muy difícil, especialmente en esta contemporaneidad de virus, corrupción e ignorancia.

Llevamos varias semanas de contingencia sanitaria, situación que ha evidenciado la debilidad de nuestro país para hacer frente a esta, además de pésimas actitudes por parte de un sector de la población.

Esta pandemia nos ha mostrado un lado obscuro de muchos individuos de muy diversos ámbitos: hay políticos que gozan al ver el aumento de la curva del coronavirus, ya que eso les sirve de pretexto para golpear al rival; muchos ciudadanos tienen actitudes irresponsables, al participar en eventos multitudinarios, sin precauciones, inclusive convocando a cosas tan absurdas como el “Covid Fest”; inclusive hasta los delincuentes han mostrado su más absoluta perversidad, mediante fraudes mediante supuestas tarjetas de apoyo, qué decir de esa acción execrable, consistente en la extorsión del personal de salud que estaba en un hotel en la ciudad de México.

Muchos negocios han tenido que cerrar por la falta de clientes y millones de mexicanos tienen que salir a la calle, ya que no tienen alternativa si desean llevar el elemental sustento a sus mesas.

Tenemos también muchos casos de violencia intrafamiliar y abuso sexual al interior del hogar, por parte de muchos individuos que tienen la mente retorcida, producto de factores personales, el gran contenido sexual de los medios de comunicación masiva y la cosificación de la mujer.

De todos los problemas, el menor podría parecer el referente a las personas que pueden comer diariamente sin salir de su domicilio, pero estas también pueden caer en problemas emocionales diversos y que se pueden tornar graves, inclusive llegando al suicidio.

No voy a extenderme más en el listado de calamidades, mi intención el día de hoy es recalcar la necesidad de guardar calma en estos momentos de crisis, afirmación que es fácil enunciar, pero difícil de cumplir. El gran problema es que si no somos concientes de esto, podemos caer en errores de interpretación que llegan una distorsión que puede resultar fatal.

Pensemos en el caso de una persona que tiene una dependencia emocional, la cual soporta todo tipo de abusos y violencia bajo la idea de que hay un gran amor o la promesa de que el maltratador va a cambiar. De ese modo se han muerto muchas mujeres.

Nuestro país ha sido un campo fértil para las promesas falsas, como las que prometen reinventar el país cada 6 años con el fracaso acostumbrado; así como las supuestas cajas de ahorro que ofertan préstamos que resultan un fraude; es más, siguen existiendo programas dedicados al esoterismo en televisión abierta, dando así un panorama que propicia la emisión de dichos fuera de la realidad, como aquellos que niegan la existencia del covid-19.

Recordemos que psicológicamente lo más fácil es engañarse a uno mismo, por lo cual encontramos a gente totalmente convencida de cosas fuera de la realidad, lo cual se intensifica en los momentos de desesperación como los que vivimos. Actuar con inteligencia emocional se ha vuelto algo rarísimo en este país, acostumbrado al ataque y la descalificación infundada.

El único mensaje que quiero dejar es que vale la pena detenerse un instante, respirar y hacer una reflexión que pueda ayudar a encontrar el modo de resolver los problemas. Quizá no exista una solución clara al problema de una persona, pero es mejor admitir esa limitación y no caer en acciones que resultan más negativas y hasta fatales. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.