/ martes 28 de agosto de 2018

La desobediencia de los niños

En algunas ocasiones la desobediencia es clara y rotunda, en los niños se manifiesta cuando se niegan a cumplir las órdenes de una forma explícita o hacen, precisamente, lo que se les ha prohibido, desafiando la autoridad de los padres. Los expertos opinan que este tipo de rebeldía es fácilmente detectable. Los papás deben estar alertas para actuar con energía si se producen con excesiva frecuencia.

Sin embargo, muy a menudo la desobediencia se expresa de una forma mucho más sutil y camuflada. Por ejemplo, cuando los hijos hacen como si no hubieran oído y se amparan luego en excusas para justificarse.

El niño repite que “sí” reiteradamente para no tener que oír más pero no tiene intención de cumplir con la petición.

Busca excusas del tipo “No hago la cama porque llegaré tarde a la escuela”, “no puedo hacerlo porque me lastimé el pie jugando en la escuela”. Expresa su desobediencia mediante un comportamiento exagerado, como cerrar de golpe la puerta, utiliza palabrotas, llora o muchas otras formas más para manifestar su inconformidad.

En ocasiones los padres de familia están más pendientes de los hijos cuando se comportan de manera inadecuada, ya sea para regañarlos o castigarlos, que cuando lo hacen de forma correcta.

Esto conlleva a menudo a que los niños se nieguen a cumplir todas las exigencias impuestas con el fin de llamar la atención.

En los niños de alrededor de 8 años de edad es normal que discutan todas las exigencias impuestas por los padres o las personas que los cuidan. El motivo principal es que su capacidad de razonamiento se está desarrollando y a menudo la ponen a prueba con los adultos.

Otros factores que pueden estar motivando la desobediencia de los niños pueden ser estar ocupados en una actividad más placentera que aquella que les están poniendo. No oye realmente lo que se le pide porque esta distraído en otra actividad. Se debe distinguir esta circunstancia de aquellas ocasiones en que el pequeño hace ver que no ha oído. Los niños saben que los padres repiten varias veces la indicación antes de que ellos deban responder.

Existen unas recomendaciones que facilitarán la obediencia de los niños. Si se practican de manera constante probablemente pocas veces se ven obligados a poner en práctica los consejos sobre qué hacer cuando los niños son desobedientes.

Antes de que los niños desobedezcan, los padres, siempre que sea posible, en lugar de dar órdenes o hacer preguntas, deberán ofrecer dos opciones para que los niños puedan escoger una. Por ejemplo, en vez de decirles “saca la basura” o “¿quieres sacar la basura?” hay que plantearles las opciones: “¿qué prefieres: secar los platos o sacar la basura?”.

También hay que procurar no darles demasiadas instrucciones a la vez. Es mejor esperar a que obedezcan una orden antes de plantearles la siguiente.

Las instrucciones deben ser simples, utilizando pocas palabras. Es importante que sea comprensible para los niños y razonable para su edad.

También es importante que sean peticiones específicas, es decir, que quede bien claro el comportamiento que deben seguir. Recomendable: utilizar un tono de voz agradable. Es mejor si se ponen a la altura de los niños y se les mira directamente a los ojos (asegurándose de que él también lo mire), pidiéndole: “a las seis intenta tener los ejercicios de matemáticas acabados y la lección de sociales estudiada para poder ver tu programa favorito de la televisión o jugar con la tablet”.

Es importante que se explique a los niños las razones por las que se le pide o se les prohíbe que hagan algo. Esta información deberá ser apropiada para la edad de los niños.

Se recomienda que se establezcan rutinas: a los niños les ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora, por ejemplo: poner la ropa en el cesto de ropa para lavar; preparar su uniforme escolar y sus útiles en la mochila. Después de bañarse, recoger la mesa y varias actividades más relacionadas unas con otras. Así la cooperación y organización acabará convirtiéndose en sus hábitos.

Los niños a partir de los 6 años de edad, en cierta medida, ya son más capaces de participar en la creación de las reglas. De esta manera probablemente se sentirán más responsables y las comprenderán mejor. Este hecho contribuirá positivamente a que se cumplan, comprometiéndose adecuadamente con obediencia y respeto a los padres de familia.


*Doctor en Educación

En algunas ocasiones la desobediencia es clara y rotunda, en los niños se manifiesta cuando se niegan a cumplir las órdenes de una forma explícita o hacen, precisamente, lo que se les ha prohibido, desafiando la autoridad de los padres. Los expertos opinan que este tipo de rebeldía es fácilmente detectable. Los papás deben estar alertas para actuar con energía si se producen con excesiva frecuencia.

Sin embargo, muy a menudo la desobediencia se expresa de una forma mucho más sutil y camuflada. Por ejemplo, cuando los hijos hacen como si no hubieran oído y se amparan luego en excusas para justificarse.

El niño repite que “sí” reiteradamente para no tener que oír más pero no tiene intención de cumplir con la petición.

Busca excusas del tipo “No hago la cama porque llegaré tarde a la escuela”, “no puedo hacerlo porque me lastimé el pie jugando en la escuela”. Expresa su desobediencia mediante un comportamiento exagerado, como cerrar de golpe la puerta, utiliza palabrotas, llora o muchas otras formas más para manifestar su inconformidad.

En ocasiones los padres de familia están más pendientes de los hijos cuando se comportan de manera inadecuada, ya sea para regañarlos o castigarlos, que cuando lo hacen de forma correcta.

Esto conlleva a menudo a que los niños se nieguen a cumplir todas las exigencias impuestas con el fin de llamar la atención.

En los niños de alrededor de 8 años de edad es normal que discutan todas las exigencias impuestas por los padres o las personas que los cuidan. El motivo principal es que su capacidad de razonamiento se está desarrollando y a menudo la ponen a prueba con los adultos.

Otros factores que pueden estar motivando la desobediencia de los niños pueden ser estar ocupados en una actividad más placentera que aquella que les están poniendo. No oye realmente lo que se le pide porque esta distraído en otra actividad. Se debe distinguir esta circunstancia de aquellas ocasiones en que el pequeño hace ver que no ha oído. Los niños saben que los padres repiten varias veces la indicación antes de que ellos deban responder.

Existen unas recomendaciones que facilitarán la obediencia de los niños. Si se practican de manera constante probablemente pocas veces se ven obligados a poner en práctica los consejos sobre qué hacer cuando los niños son desobedientes.

Antes de que los niños desobedezcan, los padres, siempre que sea posible, en lugar de dar órdenes o hacer preguntas, deberán ofrecer dos opciones para que los niños puedan escoger una. Por ejemplo, en vez de decirles “saca la basura” o “¿quieres sacar la basura?” hay que plantearles las opciones: “¿qué prefieres: secar los platos o sacar la basura?”.

También hay que procurar no darles demasiadas instrucciones a la vez. Es mejor esperar a que obedezcan una orden antes de plantearles la siguiente.

Las instrucciones deben ser simples, utilizando pocas palabras. Es importante que sea comprensible para los niños y razonable para su edad.

También es importante que sean peticiones específicas, es decir, que quede bien claro el comportamiento que deben seguir. Recomendable: utilizar un tono de voz agradable. Es mejor si se ponen a la altura de los niños y se les mira directamente a los ojos (asegurándose de que él también lo mire), pidiéndole: “a las seis intenta tener los ejercicios de matemáticas acabados y la lección de sociales estudiada para poder ver tu programa favorito de la televisión o jugar con la tablet”.

Es importante que se explique a los niños las razones por las que se le pide o se les prohíbe que hagan algo. Esta información deberá ser apropiada para la edad de los niños.

Se recomienda que se establezcan rutinas: a los niños les ayudará a obedecer el hecho de tener que hacer cada día lo mismo y a la misma hora, por ejemplo: poner la ropa en el cesto de ropa para lavar; preparar su uniforme escolar y sus útiles en la mochila. Después de bañarse, recoger la mesa y varias actividades más relacionadas unas con otras. Así la cooperación y organización acabará convirtiéndose en sus hábitos.

Los niños a partir de los 6 años de edad, en cierta medida, ya son más capaces de participar en la creación de las reglas. De esta manera probablemente se sentirán más responsables y las comprenderán mejor. Este hecho contribuirá positivamente a que se cumplan, comprometiéndose adecuadamente con obediencia y respeto a los padres de familia.


*Doctor en Educación