/ viernes 15 de marzo de 2019

La educación musical en la escuela

Al hablar de la educación musical, es necesario diferenciar niveles y propósitos. A grandes rasgos podemos señalar tres niveles básicos: la educación musical escolarizada, la profesional y la extraescolar o no formal.

Nos centraremos en ciertos aspectos de la escolar y en la extraescolar. Con respecto a la primera, después de la etapa revolucionaria encontramos una serie de acciones tendientes a satisfacer la necesidad de que todas las escuelas primarias contarán con profesor de música, a fin de que la música estuviera vinculada firmemente a la educación general. Para ello, se crearon programas pedagógicos especiales, cursos para maestros y se editaron libros, tanto de solfeo elemental como cancioneros de diversos tipos.

En el periodo del presidente Cárdenas (1934-1940), se plantea que el arte no es un proceso aislado e independiente de la educación general, y que sus enseñanzas deben de armonizarse hasta donde sea posible con la orientación educativa de la Secretaría de Educación Pública. Se pretende, en la escuela primaria, poner al niño en contacto con la música popular de todos los países del mundo, como parte de la música profesional de la cultura occidental. Lo que se desea es que el alumno se forme un criterio amplio de lo que es la música.

En 1938 se decretara como obligatoria y gratuita la enseñanza de la música en las escuelas primarias del país. Pero a pesar de este decreto, la carencia de maestros especializados y la deficiente preparación musical de los maestros en la mayoría de las escuelas de este nivel, haya sido más bien simbólica y formal, que real y efectiva.

Esto no quiere decir que no se hayan llevado a cabo propuestas y proyectos musicales importantes. Es mucho lo que se ha hecho, pero para la población infantil tan enorme que existe en nuestro país, y que crece día a día a un ritmo muy acelerado, lo realizado no ha sido suficiente.

Podemos decir que en cuanto a los contenidos y enfoques de los programas educativo enfocados a los aspectos musicales para niños y jóvenes, elaborados en México en los últimos años, han sido muy variados, por el énfasis dado a distintos aspectos y propósitos de la educación. Estos estarán determinados a su vez por la inserción social y la ideología dominante de los autores de dichos programas y por los sectores sociales a los cuales vayan dirigidos.

En términos general, por sus tendencias, pueden dividirse en: Tradicionalistas o conservadores y progresistas o liberadores.

En algunos de ellos encontramos ambos aspectos, en mayor o menor medida, y es obvio que esta clasificación tan simplista requiere enriquecerse con otros elementos de análisis.

En la primera categoría encontramos desde aquellos programas que pretenden que al niño y joven se les debe enseñar el solfeo, a la usanza tradicional europea y norteamericana, aquellos otros que enfocan su atención sobre el canto coral y ciertas audiciones musicales, los que se enfocan a las festividades cívicas y escolares en general, como son las ceremonias a la bandera; el día de la Madre, un evento especial o en la ceremonia de graduación de los estudiantes y fin de cursos escolares.

Hasta los más modernos, con pedagogía más adecuada para los niños y jóvenes de origen europeo o japonés en su mayoría, y que en muchos casos pretenden hacer “pequeños músicos”, tomando elementos de la lírica y rítmica tradicional del país.

Podría decirse que estos programas entienden y manejan la música como un fin en sí mismo, a la que el niño y el joven debe tener acceso de una u otra manera hasta lograr comprender y manejar estructuras musicales más complejas.

Este tipo de programas han sido llevados a cabo en instituciones de educación básica y media superior, su ámbito de acción siempre ha sido bastante reducido, por necesitar de maestros especializados que aún son muy pocos proporcionalmente a las necesidades del país, y por los materiales e instrumentos de alto costo para escuelas, niños y jóvenes de sectores económicos medios y bajos.

En algunas instituciones se promueve en las horas de talleres, la práctica de algún instrumento musical y la integración de un conjunto como rondalla o estudiantina, que en otra época tuvieron grandes apoyos con buenos maestros de música, excelentes instrumentos y algunos de estos grupos llegaron a grabar uno o varios discos con melodías de gran prestigio.

*Doctor en Educación.

Al hablar de la educación musical, es necesario diferenciar niveles y propósitos. A grandes rasgos podemos señalar tres niveles básicos: la educación musical escolarizada, la profesional y la extraescolar o no formal.

Nos centraremos en ciertos aspectos de la escolar y en la extraescolar. Con respecto a la primera, después de la etapa revolucionaria encontramos una serie de acciones tendientes a satisfacer la necesidad de que todas las escuelas primarias contarán con profesor de música, a fin de que la música estuviera vinculada firmemente a la educación general. Para ello, se crearon programas pedagógicos especiales, cursos para maestros y se editaron libros, tanto de solfeo elemental como cancioneros de diversos tipos.

En el periodo del presidente Cárdenas (1934-1940), se plantea que el arte no es un proceso aislado e independiente de la educación general, y que sus enseñanzas deben de armonizarse hasta donde sea posible con la orientación educativa de la Secretaría de Educación Pública. Se pretende, en la escuela primaria, poner al niño en contacto con la música popular de todos los países del mundo, como parte de la música profesional de la cultura occidental. Lo que se desea es que el alumno se forme un criterio amplio de lo que es la música.

En 1938 se decretara como obligatoria y gratuita la enseñanza de la música en las escuelas primarias del país. Pero a pesar de este decreto, la carencia de maestros especializados y la deficiente preparación musical de los maestros en la mayoría de las escuelas de este nivel, haya sido más bien simbólica y formal, que real y efectiva.

Esto no quiere decir que no se hayan llevado a cabo propuestas y proyectos musicales importantes. Es mucho lo que se ha hecho, pero para la población infantil tan enorme que existe en nuestro país, y que crece día a día a un ritmo muy acelerado, lo realizado no ha sido suficiente.

Podemos decir que en cuanto a los contenidos y enfoques de los programas educativo enfocados a los aspectos musicales para niños y jóvenes, elaborados en México en los últimos años, han sido muy variados, por el énfasis dado a distintos aspectos y propósitos de la educación. Estos estarán determinados a su vez por la inserción social y la ideología dominante de los autores de dichos programas y por los sectores sociales a los cuales vayan dirigidos.

En términos general, por sus tendencias, pueden dividirse en: Tradicionalistas o conservadores y progresistas o liberadores.

En algunos de ellos encontramos ambos aspectos, en mayor o menor medida, y es obvio que esta clasificación tan simplista requiere enriquecerse con otros elementos de análisis.

En la primera categoría encontramos desde aquellos programas que pretenden que al niño y joven se les debe enseñar el solfeo, a la usanza tradicional europea y norteamericana, aquellos otros que enfocan su atención sobre el canto coral y ciertas audiciones musicales, los que se enfocan a las festividades cívicas y escolares en general, como son las ceremonias a la bandera; el día de la Madre, un evento especial o en la ceremonia de graduación de los estudiantes y fin de cursos escolares.

Hasta los más modernos, con pedagogía más adecuada para los niños y jóvenes de origen europeo o japonés en su mayoría, y que en muchos casos pretenden hacer “pequeños músicos”, tomando elementos de la lírica y rítmica tradicional del país.

Podría decirse que estos programas entienden y manejan la música como un fin en sí mismo, a la que el niño y el joven debe tener acceso de una u otra manera hasta lograr comprender y manejar estructuras musicales más complejas.

Este tipo de programas han sido llevados a cabo en instituciones de educación básica y media superior, su ámbito de acción siempre ha sido bastante reducido, por necesitar de maestros especializados que aún son muy pocos proporcionalmente a las necesidades del país, y por los materiales e instrumentos de alto costo para escuelas, niños y jóvenes de sectores económicos medios y bajos.

En algunas instituciones se promueve en las horas de talleres, la práctica de algún instrumento musical y la integración de un conjunto como rondalla o estudiantina, que en otra época tuvieron grandes apoyos con buenos maestros de música, excelentes instrumentos y algunos de estos grupos llegaron a grabar uno o varios discos con melodías de gran prestigio.

*Doctor en Educación.