/ domingo 3 de mayo de 2020

La educación y el trabajo del futuro que nos alcanzó

Por lo menos en las últimas 3 semanas he recibido invitaciones para ingresar a cursos en línea, unos gratuitos y otros con un pago hasta con descuentos considerables. La educación a distancia antes despreciada por algunos educadores, padres y alumnos, se ha convertido en la única alternativa, por ahora.

En 1997, Annie Brooking publicó “El capital intelectual. El principio activo de las empresas del tercer milenio” (Paidós) en el que anuncia que existe una nueva conciencia empresarial que considera nuevos valores en los activos de una empresa, se refirió a los valores humanos: colaboración, conocimientos técnicos y especialización del personal, es decir el capital intelectual. Y afirmaba que “GEC, Motorola, Dow Chemical, Hewlett Packard, Merck, Rank Xerox, Siemens, Hoffman Laroche, Digital Equipment Corporation y otras empresas de vanguardia están empezando hoy en día a impulsar este activo fundamental para conseguir ventajas verdaderamente competitivas: gestiones, registros y controles de los activos inmateriales de la empresa.”

Paralelamente se estaba desarrollando la transición de la educación en un salón de clases tradicional, a un aprendizaje a distancia, basado en las tecnologías de la información y la comunicación. Los famosos cursos por correspondencia que, por sus antecedentes más remotos, encontramos en la Society to Encourage Studies at Home (Sociedad para fomentar estudios en el hogar) fundada por Anna Eliot Ticknor en 1873, hija de un profesor historiador de Harvard.

Así que ahora, en las condiciones de confinamiento que vivimos, más rápido de lo que pensamos se hizo propicia la educación a distancia, por un lado, y por otro, la revaloración del capital intelectual.

Agrego además el trabajo en casa. En diciembre 3 de 2019, Forbes publicó un artículo “Home office, la estrategia de recursos humanos <más inteligente del mundo>” en el que pone en la mesa el tema que revolucionará el mundo laboral en el siglo XXI.

Así que se apresuró el futuro y tenemos entonces el impase para que se revalore la educación y el trabajo a distancia. Sin embargo, también es conveniente analizar los pro y contra de las actividades a distancia ¿qué es mejor? Primero habría que distinguir dos ámbitos: el material de estudio o de trabajo y la personalidad de quien estudia o trabaja.

En razón del capital intelectual, será la persona misma en la que reside la capacidad para hacerse de las herramientas para desarrollar habilidades, aprendizajes, especialización técnica y personal que lo ayuden a desempeñarse en un trabajo. Así entonces, entra la contraparte, la educación a distancia preparada por otros (profesores) de la manera más adecuada, para que haya un impacto y un avance objetivo en quien lo toma. Además, el tercer elemento son las plataformas que se dispongan, que ahora estamos conociendo tal vez de manera apresurada, sino atropellada, que hasta nos angustie.

Hace por lo menos 12 años, se iniciaba en las universidades del país el interés por iniciar educación a distancia, no a todos les gustaba la idea porque la denostaban, pretendiendo que no ofrecía calidad académica. Ahora, encontramos en la red innumerables ofertas gratuitas y con costo ¿qué hay que considerar? Hay educación formal, licenciaturas, maestrías, incluso doctorados, ofertadas por universidades nacionales y extrajeras con plataformas que contratan como Moodle, Blackboard o Bright Spice. Pero igual están las iniciativas como méxicoX.gob.mx, con una oferta nada despreciable, o apoyos a la enseñanza, para profesores o padres, a través de juegos como 99MATH, explicadas en la webdelmaestrocmf.com, todas gratuitas. Aquí está la educación nacional en este momento, haciéndose del apoyo de plataformas como schoollogy.com y otras que el profesor empieza a implementar, pero también está el trabajo en casa no solo para la empresa privada y el gobierno, porque nos alcanzó el futuro ¿o nos rebasó?

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Por lo menos en las últimas 3 semanas he recibido invitaciones para ingresar a cursos en línea, unos gratuitos y otros con un pago hasta con descuentos considerables. La educación a distancia antes despreciada por algunos educadores, padres y alumnos, se ha convertido en la única alternativa, por ahora.

En 1997, Annie Brooking publicó “El capital intelectual. El principio activo de las empresas del tercer milenio” (Paidós) en el que anuncia que existe una nueva conciencia empresarial que considera nuevos valores en los activos de una empresa, se refirió a los valores humanos: colaboración, conocimientos técnicos y especialización del personal, es decir el capital intelectual. Y afirmaba que “GEC, Motorola, Dow Chemical, Hewlett Packard, Merck, Rank Xerox, Siemens, Hoffman Laroche, Digital Equipment Corporation y otras empresas de vanguardia están empezando hoy en día a impulsar este activo fundamental para conseguir ventajas verdaderamente competitivas: gestiones, registros y controles de los activos inmateriales de la empresa.”

Paralelamente se estaba desarrollando la transición de la educación en un salón de clases tradicional, a un aprendizaje a distancia, basado en las tecnologías de la información y la comunicación. Los famosos cursos por correspondencia que, por sus antecedentes más remotos, encontramos en la Society to Encourage Studies at Home (Sociedad para fomentar estudios en el hogar) fundada por Anna Eliot Ticknor en 1873, hija de un profesor historiador de Harvard.

Así que ahora, en las condiciones de confinamiento que vivimos, más rápido de lo que pensamos se hizo propicia la educación a distancia, por un lado, y por otro, la revaloración del capital intelectual.

Agrego además el trabajo en casa. En diciembre 3 de 2019, Forbes publicó un artículo “Home office, la estrategia de recursos humanos <más inteligente del mundo>” en el que pone en la mesa el tema que revolucionará el mundo laboral en el siglo XXI.

Así que se apresuró el futuro y tenemos entonces el impase para que se revalore la educación y el trabajo a distancia. Sin embargo, también es conveniente analizar los pro y contra de las actividades a distancia ¿qué es mejor? Primero habría que distinguir dos ámbitos: el material de estudio o de trabajo y la personalidad de quien estudia o trabaja.

En razón del capital intelectual, será la persona misma en la que reside la capacidad para hacerse de las herramientas para desarrollar habilidades, aprendizajes, especialización técnica y personal que lo ayuden a desempeñarse en un trabajo. Así entonces, entra la contraparte, la educación a distancia preparada por otros (profesores) de la manera más adecuada, para que haya un impacto y un avance objetivo en quien lo toma. Además, el tercer elemento son las plataformas que se dispongan, que ahora estamos conociendo tal vez de manera apresurada, sino atropellada, que hasta nos angustie.

Hace por lo menos 12 años, se iniciaba en las universidades del país el interés por iniciar educación a distancia, no a todos les gustaba la idea porque la denostaban, pretendiendo que no ofrecía calidad académica. Ahora, encontramos en la red innumerables ofertas gratuitas y con costo ¿qué hay que considerar? Hay educación formal, licenciaturas, maestrías, incluso doctorados, ofertadas por universidades nacionales y extrajeras con plataformas que contratan como Moodle, Blackboard o Bright Spice. Pero igual están las iniciativas como méxicoX.gob.mx, con una oferta nada despreciable, o apoyos a la enseñanza, para profesores o padres, a través de juegos como 99MATH, explicadas en la webdelmaestrocmf.com, todas gratuitas. Aquí está la educación nacional en este momento, haciéndose del apoyo de plataformas como schoollogy.com y otras que el profesor empieza a implementar, pero también está el trabajo en casa no solo para la empresa privada y el gobierno, porque nos alcanzó el futuro ¿o nos rebasó?

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com