/ domingo 5 de julio de 2020

La elección que no es elección

Las condiciones esenciales para que se instalara una Democracia, al menos en el siglo pasado, se planteó por los estudiosos de este sistema como forma de gobierno se resumen en: Participación política; Derechos fundamentales reconocidos y respetados; Pluralismo político con posibilidad de la alternancia en Principio mayoritario inscrito en leyes y reglamentos constitucionales; Separación orgánica de funciones entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; Representación política (Democracia representativa para México). Además, habría condiciones de bienestar general y eliminación de la pobreza. ¿Cómo ver a la Democracia con la lente del COVID-19?

La economía en el país no pinta bien. Con el 55% de la población en condiciones de informalidad o de autoempleo se suma al anuncio de la caída del Producto Interno Bruto (PIB) entre el 7 y 10%, que se traduce en una parálisis en la producción de bienes y servicios en el primer semestre y el resto del año. Esto, por supuesto repercute en la caída del ánimo frente a las condiciones económicas que tiene México y que no cambian mucho con la entrada en vigor el 1 de julio del Tratado de Comercio con Estados Unidos y Canadá.

Para ponerlo sencillo, el PIB significa la suma del consumo+inversión+Gasto del Gobierno+[Exportaciones-Importaciones], así que no hay dinero para mantener el ciclo de la economía nacional. Una salida que el gobierno federal impuso fue la reducción del 75% del gasto operativo del sector público, para dirigir el recurso a los programas sociales vigentes que, por demás está decir, no van a solucionar el problema estructural que sufre el país desde los años 80´s al menos.

Pero la realidad es que la vida real nos estrella en la cara situaciones como la que anunciaron en la ciudad de Puebla: reabrirán el 6 de julio más de 220 bares y restaurantes; un anuncio de la Cámara Nacional de Restauranteros, que ha sido uno de los sectores muy castigados por la pandemia y que ha dejado en condición de desempleo a miles de personas en el país. Anuncian también protocolos de sanidad ¿Qué puede hacer un gobierno ante esto? Muy poco, porque la realidad es que no hay capacidad para solucionar tal problema público. Además, lo que no está a elección es precisamente la subsistencia.

Es opcional quedarte en casa para no contaminar ni contaminarte, es opcional prescindir de alimentos caros, incluida la carne, pero no es opcional comer, como dormir tampoco. Esto es lo que ha dejado como deuda la Democracia Liberal+COVID 19. Así que, no es una cuestión ideológica sino de real politik. A los grandes retos de las Democracias que se discutieron todavía a principios de este 2020, se suma éste otro en forma de colapso sanitario y económico.

A dos años de un triunfo democrático en las urnas, el 1 de julio, los retos de nuestra Democracia se han tornado mayúsculos, nunca se pudieron siquiera imaginar. Tal vez esta es la prueba de fuego de nuestra joven Democracia para probar que hay instituciones fuertes, capaces de soportar hasta una pandemia, sin morir en el intento.

Se avecina un proceso electoral más que atípico, en el que veremos el reacomodo de los actores políticos de nuestro sistema de partidos con una oposición disminuida, un gobierno polarizante y una sociedad harta, sin trabajo y agotada. El cheque por cobrar lo tiene ahora el COVID-19.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Las condiciones esenciales para que se instalara una Democracia, al menos en el siglo pasado, se planteó por los estudiosos de este sistema como forma de gobierno se resumen en: Participación política; Derechos fundamentales reconocidos y respetados; Pluralismo político con posibilidad de la alternancia en Principio mayoritario inscrito en leyes y reglamentos constitucionales; Separación orgánica de funciones entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; Representación política (Democracia representativa para México). Además, habría condiciones de bienestar general y eliminación de la pobreza. ¿Cómo ver a la Democracia con la lente del COVID-19?

La economía en el país no pinta bien. Con el 55% de la población en condiciones de informalidad o de autoempleo se suma al anuncio de la caída del Producto Interno Bruto (PIB) entre el 7 y 10%, que se traduce en una parálisis en la producción de bienes y servicios en el primer semestre y el resto del año. Esto, por supuesto repercute en la caída del ánimo frente a las condiciones económicas que tiene México y que no cambian mucho con la entrada en vigor el 1 de julio del Tratado de Comercio con Estados Unidos y Canadá.

Para ponerlo sencillo, el PIB significa la suma del consumo+inversión+Gasto del Gobierno+[Exportaciones-Importaciones], así que no hay dinero para mantener el ciclo de la economía nacional. Una salida que el gobierno federal impuso fue la reducción del 75% del gasto operativo del sector público, para dirigir el recurso a los programas sociales vigentes que, por demás está decir, no van a solucionar el problema estructural que sufre el país desde los años 80´s al menos.

Pero la realidad es que la vida real nos estrella en la cara situaciones como la que anunciaron en la ciudad de Puebla: reabrirán el 6 de julio más de 220 bares y restaurantes; un anuncio de la Cámara Nacional de Restauranteros, que ha sido uno de los sectores muy castigados por la pandemia y que ha dejado en condición de desempleo a miles de personas en el país. Anuncian también protocolos de sanidad ¿Qué puede hacer un gobierno ante esto? Muy poco, porque la realidad es que no hay capacidad para solucionar tal problema público. Además, lo que no está a elección es precisamente la subsistencia.

Es opcional quedarte en casa para no contaminar ni contaminarte, es opcional prescindir de alimentos caros, incluida la carne, pero no es opcional comer, como dormir tampoco. Esto es lo que ha dejado como deuda la Democracia Liberal+COVID 19. Así que, no es una cuestión ideológica sino de real politik. A los grandes retos de las Democracias que se discutieron todavía a principios de este 2020, se suma éste otro en forma de colapso sanitario y económico.

A dos años de un triunfo democrático en las urnas, el 1 de julio, los retos de nuestra Democracia se han tornado mayúsculos, nunca se pudieron siquiera imaginar. Tal vez esta es la prueba de fuego de nuestra joven Democracia para probar que hay instituciones fuertes, capaces de soportar hasta una pandemia, sin morir en el intento.

Se avecina un proceso electoral más que atípico, en el que veremos el reacomodo de los actores políticos de nuestro sistema de partidos con una oposición disminuida, un gobierno polarizante y una sociedad harta, sin trabajo y agotada. El cheque por cobrar lo tiene ahora el COVID-19.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com