/ jueves 4 de junio de 2020

La escuela integral

La idea de que la marginación educativa es una modalidad de desventaja aguda y persistente, arraigada en desigualdades sociales subyacentes es de gran estudio. Esa marginación constituye un ejemplo flagrante de una injusticia manifiestamente remediable.

La erradicación de esa injusticia debería ocupar en lugar preeminente en todos los planes nacionales e internacionales de la educación.

La escuela debe ser integral y puede desempeñar una función esencial para contrarrestar las ventajas existentes en la primera infancia y contribuir a acabar con la transmisión del analfabetismo de una generación a otra.

Pero las escuelas sino cumplen con su objetivo también pueden reforzar la desventaja y perpetuar la marginación.

La marginación existente hoy en el Sistema Educativo Nacional rara vez resulta de una discriminación formal. Ya no abundan las restricciones jurídicas que limitan las oportunidades. En cambio, abunda la discriminación informal, arraigada en procesos sociales, económicos y políticos que restringen las oportunidades vitales de determinados grupos o individuos. La marginación no es aleatoria, sino que es un producto de la desventaja institucionalizada y de las políticas y los procesos que la perpetúan.

Millones de niños se ves privados del derecho humano a la educación por el simple motivo de que sus padres carecen de medios económicos para enviarlos a la escuela.

Las barreras sociales y culturales constituyen otros tantos obstáculos formidables. En numerosos países, prevalece la creencia de que es menor importante educar a las niñas que a los niños, a lo que suelen añadirse otros factores de desventaja derivados de prácticas tradicionales, como el matrimonio precoz.

A menudo, los miembros de las minorías étnicas afrontan obstáculos muy arraigados que impiden la desigualdad de oportunidades. Privados de la posibilidad de estudiar en su propio idioma y confrontados a la estigmatización social, se hallan desde el principio en una situación de desventaja.

Asimismo, en el mundo entero millones de niños discapacitados disponen de muchas menos oportunidades que sus coetáneos y otro tanto ocurre con los menores que viven en zonas devastadas por conflictos armados.

Ninguna de estas desventajas se manifiesta aisladamente. La pobreza, el sexo, la pertenecía étnica y otras características suelen combinarse para crear factores de desventaja complejos que se refuerzan mutuamente, limitan las oportunidades y obstaculizan la movilidad social.

Medir la marginación en la educación es una empresa intrínsecamente difícil. No se han establecido elementos de referencia para poder hacer comparaciones entre países, semejantes a los utilizados para evaluar la pobreza extrema de ingresos.

Además, las estadísticas nacionales no suelen ser lo suficientemente destalladas como para permitir la identificación de los grupos marginados.

Se ha diseñado un nuevo instrumento que proporciona una idea de la amplitud de la marginación dentro de los países y de la composición social de los grupos marginados. Denominado conjunto de datos sobre la penuria de educación y la marginación en la educación, permite identificar también a los grupos que tropiezan con limitaciones extremas en lo que respecta a la oferta de oportunidades de educación.

La escuela es y debe ser el centro integral donde los alumnos deben de recibir los conocimientos básicos y necesarios en la lectura, escritura y el cálculo. De otra manera corren el riesgo de hallarse en una situación de extrema desventaja en muchos ámbitos de su vida.

Los factores que conducen a la marginación no actúan aisladamente. Entre el nivel de ingresos y la disparidad entre los sexos, la pertenencia étnica y las diferencias entre regiones y entre zonas rurales y urbanas, por otro lado, se da una interacción que tiene por resultado la creación de desventajas y el mutuo reforzamiento de estas.

Un análisis comparativo entre países pone de manifiesto que las poblaciones indígenas y las minorías étnicas, sobre todo las que no hablan en sus hogares la lengua de enseñanza utilizada en la escuela, tiene que afrontar desventajas especialmente graves en el ámbito de la educación.

Doctor en Educación.

La idea de que la marginación educativa es una modalidad de desventaja aguda y persistente, arraigada en desigualdades sociales subyacentes es de gran estudio. Esa marginación constituye un ejemplo flagrante de una injusticia manifiestamente remediable.

La erradicación de esa injusticia debería ocupar en lugar preeminente en todos los planes nacionales e internacionales de la educación.

La escuela debe ser integral y puede desempeñar una función esencial para contrarrestar las ventajas existentes en la primera infancia y contribuir a acabar con la transmisión del analfabetismo de una generación a otra.

Pero las escuelas sino cumplen con su objetivo también pueden reforzar la desventaja y perpetuar la marginación.

La marginación existente hoy en el Sistema Educativo Nacional rara vez resulta de una discriminación formal. Ya no abundan las restricciones jurídicas que limitan las oportunidades. En cambio, abunda la discriminación informal, arraigada en procesos sociales, económicos y políticos que restringen las oportunidades vitales de determinados grupos o individuos. La marginación no es aleatoria, sino que es un producto de la desventaja institucionalizada y de las políticas y los procesos que la perpetúan.

Millones de niños se ves privados del derecho humano a la educación por el simple motivo de que sus padres carecen de medios económicos para enviarlos a la escuela.

Las barreras sociales y culturales constituyen otros tantos obstáculos formidables. En numerosos países, prevalece la creencia de que es menor importante educar a las niñas que a los niños, a lo que suelen añadirse otros factores de desventaja derivados de prácticas tradicionales, como el matrimonio precoz.

A menudo, los miembros de las minorías étnicas afrontan obstáculos muy arraigados que impiden la desigualdad de oportunidades. Privados de la posibilidad de estudiar en su propio idioma y confrontados a la estigmatización social, se hallan desde el principio en una situación de desventaja.

Asimismo, en el mundo entero millones de niños discapacitados disponen de muchas menos oportunidades que sus coetáneos y otro tanto ocurre con los menores que viven en zonas devastadas por conflictos armados.

Ninguna de estas desventajas se manifiesta aisladamente. La pobreza, el sexo, la pertenecía étnica y otras características suelen combinarse para crear factores de desventaja complejos que se refuerzan mutuamente, limitan las oportunidades y obstaculizan la movilidad social.

Medir la marginación en la educación es una empresa intrínsecamente difícil. No se han establecido elementos de referencia para poder hacer comparaciones entre países, semejantes a los utilizados para evaluar la pobreza extrema de ingresos.

Además, las estadísticas nacionales no suelen ser lo suficientemente destalladas como para permitir la identificación de los grupos marginados.

Se ha diseñado un nuevo instrumento que proporciona una idea de la amplitud de la marginación dentro de los países y de la composición social de los grupos marginados. Denominado conjunto de datos sobre la penuria de educación y la marginación en la educación, permite identificar también a los grupos que tropiezan con limitaciones extremas en lo que respecta a la oferta de oportunidades de educación.

La escuela es y debe ser el centro integral donde los alumnos deben de recibir los conocimientos básicos y necesarios en la lectura, escritura y el cálculo. De otra manera corren el riesgo de hallarse en una situación de extrema desventaja en muchos ámbitos de su vida.

Los factores que conducen a la marginación no actúan aisladamente. Entre el nivel de ingresos y la disparidad entre los sexos, la pertenencia étnica y las diferencias entre regiones y entre zonas rurales y urbanas, por otro lado, se da una interacción que tiene por resultado la creación de desventajas y el mutuo reforzamiento de estas.

Un análisis comparativo entre países pone de manifiesto que las poblaciones indígenas y las minorías étnicas, sobre todo las que no hablan en sus hogares la lengua de enseñanza utilizada en la escuela, tiene que afrontar desventajas especialmente graves en el ámbito de la educación.

Doctor en Educación.